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Nació en Talara (Piura). Editor y gestor cultural. Estudió Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e ingeniería electrónica en una universidad privada. Ha publicado poemas en las revistas: Ónice, Bocanada, Dedo Crítico, Tajo, Bosque de latidos, Socialismo y Participación, Estudios Privados, El Bosque, Delirium Tremens, TXT, Conexos (Miami), Nomastique (México), Signos en rotación y Círculo de fuego. Traduce poesía norteamericana (Snyder, Rexroth, Sandburg). Poemas y relatos suyos aparecen en la revista digital Ping Pong, de República Dominicana, y en Vorágine y Cinosargos (Chile). Ha publicado el poemario La balada de Crates y otros poemas en el 2010, Como barca encallada en la arena (poemas y relatos), en el 2014, y Senda de la desesperanza. Hace entrevistas y es colaborador de revistas de Ciencias Sociales y Derecho (Illarik, Soluciones Laborales, Administración Pública & Control) y publicaciones alternativas. Editor de Anarkopoiesis, La lira rebelde libertaria e Insana virtud. Muestra poética reciente de la posmodernidad (2016). Sus poemas aparecen en Ausente ardor de arena & algarrobos. Antología de la poesía piurana contemporánea (2017).

domingo, 23 de febrero de 2014

Poetry / poiesis


Presentación de libro de poesía hecha por libertarios



Libro La lira rebelde libertaria. Editorial Anarcrítica (2015). Prólogo y selección de Márlet Ríos

   El día miércoles 2 de marzo de 2016 se llevó a cabo la presentación de La lira rebelde libertaria, breve muestra de poesía hecha por libertarios de la región peruana. El evento contó con la participación de los destacados investigadores sociales y escritores: Jaime Llosa Larrabure, Franz García, Rodolfo Ybarra y Michael Zavaleta. Se dejó constancia de que la poesía no es solo una labor desarrollada por señoritos y adláteres de la inefable y racista burguesía peruana, sino también por gente del pueblo (taxistas, mecánicos, vendedores ambulantes, etc.). Lo de menos es la corrección y el respeto por la norma y la Academia. Hay que ensuciarse las manos y meterse de lleno en la lucha social. Hay que apostar por la humanidad de esta parte del planeta, la gente concreta de carne y hueso (los que muchas veces aguantan los palazos y bombas lacrimógenas de los cancerberos del Estado peruano). En las primeras décadas del siglo XX los trabajadores anarquistas dejaron varios testimonios de su indesmayable labor cultural. Muchos de ellos eran poetas y músicos, asimismo desplegaron sus aptitudes artísticas en el campo del teatro proletario. Y apenas llegaron a terminar la primaria. Se trata de rescatar su legado y establecer una línea de continuidad.
Intervención del profesor de la USMP e investigador social, Michael Zavaleta A.

   Se contó con la participación de la compañía de teatro "Sin auditorio", que presentó Opio en las nubes. Los asistentes fueron impactados por imágenes transgresoras y por actuaciones electrizantes. Las gracias a Pedro Salas.

Comentaristas de La lira rebelde libertaria (de izq. a derecha): Michael Zavaleta, Márlet Ríos, Jaime Llosa, Franz García y Rodolfo Ybarra.
Foto del FB de M. Zavaleta

Diseño: Franz García

Palabras de uno de los editores, Márlet Ríos

Intervención del c. Franz García sobre la poesía anarquista de comienzos del s. XX

   El grupo de teatro "Sin auditorio" presentó la obra Opio en las nubes, del autor colombiano Rafael Chaparro. El grupo está dirigido por Pablo Salas.

Grupo de teatro "Sin auditorio". Foto: P. Salas.



Escena de la obra "Opio en las nubes"

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La barca encallada de Márlet Ríos


"Como barca encallada en la arena" (2014). Foto de carátula: Isabel Ramos
Pueden solicitar un ejemplar al 98436-4587 o al mail: marletrios77@hotmail.com


   Decía el poeta Javier Sologuren que si un hombre cumple los 25 años y sigue escribiendo poesía, ya es un poeta. Marlet Ríos, según la contratapa de este su segundo poemario Como barca encallada en la arena, ha pasado ya esa barrera de años y los catorce poemas, más los dos relatos breves que aparecen al final de esta publicación lo confirman en nuestra literatura. El poeta Alberto Benavides decía que: “(…) no hemos progresado en muchas cosas, pero poesía (de la buena, -agregaría yo) nunca nos ha faltado”. Y ya sabemos que las presentaciones poéticas no son algo que reúnan multitudes, sobre todo la poesía de vates en ciernes. Escribir poesía implica haber vivido algo y haber leído más que los otros. La poesía escoge sin más, sin que el poeta tenga ningún derecho que alegar. En Marlet Ríos (poeta de origen talareño) sucede esto y sucede también que el ejercicio poético no ha de precipitarlo ni al mal ni a la desgracia. Digo esto porque, él, sin sobresaltos, se traslada por las fuentes mínimas  y máximas del lenguaje, hacia el interior de su ego y hacia el exterior de su álter ego, para entregarnos, en esta oportunidad, excelentes textos.

   Desde su primer poemario Balada de Crates, y otros poemas publicados en diversas revistas, se percibe ya la indagación y búsqueda de un lenguaje que se acomodara a su voz. Y con estos poemas que no son ni herméticos ni de lenguaje impersonal, se puede afirmar que son creaciones con lenguaje directo y sencillo, y con ciertos rasgos irónicos, es decir, que con ellos el poeta ya se ha forjado un estilo definido, empleando frases cortas e imágenes que evocan la influencia libre de sentimientos, rehusando de la retórica altisonante y directa. Sin embargo, como toda gran poesía, está inmersa en su época y bebe de su historia tanto social como individual. Pero  vayamos por algunos de ellos.

   Con el poema “Halley” (y siguiendo el orden, es el segundo que aparece en este poemario) nos ofrece una lectura personal del paso de dicho cometa, hecho que se vivió en el año 1986 no solo en el Perú sino en otras partes del planeta. Dice el poema: “La lluvia de estrellas / que deja a su paso el cometa / irrumpe con fuerza por la madrugada. / Los fuegos artificiales danzan sobre / nuestras cabezas”. Para los especialistas el cometa Halley es el único de periodo corto (puede oscilar entre 74 y 79 años) que es visible a simple vista desde la Tierra, y también el único que quizás aparece dos veces en una vida humana (de hecho, el nacimiento y la muerte del escritor Mark Twain ocurrieron muy próximos a apariciones consecutivas, en 1835 y 1910. Con “Halley”, el poeta transmuta los hechos, poco cotidianos, en poesía, pero no de un modo confesional que atosigue al lector, sino con una carga sentimental no exenta de ternura, evocando también al ser amado, el cual le da realidad y vuelve más cierto a ese hecho cósmico que gracias a su contacto llega la iluminación, pero, como dije, es recién con la presencia del ser amado que todo cobra sentido para el poeta: “(…) la cola del cometa de cientos / y cientos de km. meneada / con cierto garbo y sensualidad, pero / mucho menos llamativa que la tuya, / pasa rozando la ventana de / la habitación dejando en el aire / un universo de partículas distantes”. Lo cierto también es que para el poeta, no es lo común, sino lo extraordinario y apocalíptico que ocurre cuando pasa un cometa.  “Terribles visiones proféticas ponen / de relieve lo fatal que resulta / atravesarse de golpe en su trayecto / la temida colisión con los fragmentos / del núcleo aviva ancestrales temores”. Puede interpretarse también que con el poema “Halley”, como en algunos poemas del libro Las inmensas preguntas celestes de Antonio Cisneros, se aborde los cuestionamientos vitales de un hombre que está en el medio del camino.

   La poesía de Marlet Ríos asume la vida como materia poética. Por ejemplo, en el poema “Nikos”, muestra con imágenes sencillas la inocencia de su hijo, quien, como todos los niños está lleno de preguntas infantiles, preguntas que lanza a la abuela, la mujer sabia, voz de la experiencia y de respeto en toda familia. Dice el poema: “Mi hijo sonríe y canta como un niño feliz / Le pregunta a la abuela sobre los bailes de moda / Ella no se incomoda ni se sonroja. / Los bailes indecentes y pornográficos de  los adolescentes”. Aquí lo cotidiano abarca una considerable importancia. El poema también es una vuelta a la infancia que solo es posible a través de dos instancias: la de Nikos (el hijo) y la de la abuela, ordenadora y llena de sabiduría que pertenece a un mundo orientado hacia la exterioridad frente a un mundo carente de sentido. Al final del poema aparece la imagen del padre como interpelado por lo que hace su hijo. Dice el poema: “Y si bailara más gozosamente más endiabladamente / con todos los otros niños felices sociables y nada serios del mundo / tan diferente a su padre”. Este poema también, de alguna manera, enfrenta al lector con el niño solitario que, en mayor o menor medida, todos llevamos dentro, sin que nos angustie el pasado y el futuro.

   En la lectura de estos textos también encontramos un afán antirretórico, es decir, se deja de lado las frases melodiosas, pero sin perder el tono lírico como sucede en su “Cementerio marino” que no son más que versos escritos a manera de haikus. “Moscas danzan sobre / la arena que cubre / restos de un pelícano”. Este poema se puede considerar como una crítica a los versos de largo aliento con cierta carga épica. En la brevedad, belleza, parece decirnos el poeta. Si los poemas en verso largo sugieren un ritmo pensado y meditativo, estos haikus son propios de una lectura centrada en las imágenes. Por otra parte, el poema “Música barroca”, también de versos cortos, vemos que está ejecutado en pausas musicales, tan afín a una sensibilidad onírica. En él encontramos la presencia del fuego, que es lo que destruye y hace danzar a los personajes en una iglesia, lugar donde se encuentran los hombres y su divinidad, para vivir y morir. “Una iglesia ardiendo con / llamaradas de furia / enormes como una catedral gótica (…) / Las turbas danzan / al calor de ídolos y símbolos / vacíos / abrasados / por lenguas ígneas (…) / una muchacha de rostro lánguido / recoge flores negras / en medio de un altar / que se reduce a polvo”. Se ve también como contradictorio el título, pues la música tiene poder vital, esa música barroca que purifica a las personas, que les devuelve la inocencia original y los identifica como seres humanos, y en ese fuego no solo se ve la destrucción sino que también se puede ver una expresión de los tormentos de unos asociados con la idea de la maldad de otros.

   En general, estos catorce poemas que aparecen en esta barca encallada no son ni de desencanto ni de total ironía, son poemas que rompen con la dicotomía poesía pura y poesía social que caracteriza a otros poetas de la generación posterrorismo. Su lenguaje se aleja de lo académico y se acerca a lo vital, en razón también de la común influencia de la poesía simbolista francesa más que de la poesía anglosajona. Desde el título se puede percibir el ánimo de esta publicación, pues, una barca en la arena es no estar activa, es querer estarse quieto para interrogarse sobre las cosas de la vida cuando se ha llegado a una edad madura. Es como querer parar lo indetenible, lo que está o debe estar en constante movimiento, y es querer hacer del tiempo una rémora. En general, estos poemas han sido escritos en diferentes épocas con claves de lectura que llevan a la vida del poeta en una épica de lo cotidiano, producto de una notable maduración en el oficio literario.

   En la segunda parte del libro subtitulada “La soportable brevedad del ser”, aparecen dos textos: “Las ruinas de la cuarta dimensión” y “La constelación”. En estos dos breves y ágiles relatos, asoma –como en toda obra- no solo una ética y una estética sino también una cosmovisión que nos traslada a la época preinca con sus dioses inmisericordes y sus construcciones de barro. En uno de los párrafos de “Las ruinas de la cuarta dimensión” dice: “La huaca era un importante centro ceremonial donde los antiguos hacían sacrificios para sus dioses y vaticinaban el futuro”. Y en el texto “La constelación”, dice: “la pirámide trunca, bajo el amparo de la deidad luminiscente, se podía divisar a la legua. Los prisioneros permanecen en la habitación frente al altar de los grandes sacrificios. Murales de pulpos con cabeza de serpiente y cangrejos terroríficos hacían más siniestro el cautiverio”.
En los textos se respira también la presencia importante del mar, por no decir que es uno de los significantes recurrentes. (“Cuando escapaba, me vinieron a la memoria los largos paseos por la playa, cuya arena mojada acariciaba mis pies descalzos”.). El mar, ese universo solitario con que el narrador va a confrontar su mundo interior. Ese mar que prefigura el mundo y la vida como ese espacio de la inmensidad y la ensoñación. En general, son textos escritos con una mirada no la del escrutador que descubre y disocia sino la de un tenaz viajante que quiere reencontrarse con algo que ha vivido en un tiempo pasado. Los personajes que aparecen son símbolo de una vida libre y renovada, pero se ven como envueltos en creencias supersticiosas o del más allá, ajenos a todo lo que se vive en las ciudades modernas y decadentes. Desde otra óptica, hay como un encuentro de los mundos (el de la niñez y la adultez) donde se desprende claridad y vitalidad de las imágenes. El lenguaje es fluido y directo. Quizá una de las apuestas más destacables de los dos textos es la economía de las palabras.  
   Para terminar, afirmo que Marlet Ríos hace de lo cotidiano lo universal, lo eterno. Él pertenece a una generación de poetas, entendidos no como quienes se dedican a escribir versos sino como quienes se ocupan de materias eternas y universales alejadas de toda ideología y/o metafísica. Con imágenes sencillas muestra un aislamiento que es más bien una postura literaria, y seguro una constante en sus siguientes obras.    

Miguel Hernández Sandoval (Miraflores, 4 de diciembre de 2014)
  

Una foto de la presentación de mi libro el 4/12/14 en Miraflores 



“As a poet, I hold the most archaic values on earth. They go back to the late Paleolithic: the fertility of the soil, the magic of animals, the power-vision in solitude, the terrifying initiation and rebirth; the love and ecstasy of the dance, the common work of the tribe. I try to hold both history and wilderness in mind, that my poems may approach the true measure of things and stand against the unbalance and ignorance of our times.”



                                                                        Gary Snyder


Comparto con ustedes unas traducciones hechas por mí de poesía norteamericana:


Cómo llega a mí la poesía 
How Poetry Comes to Me

Llega tropezando de
Noche con las peñas, permanece
Asustada lejos del
Alcance de mi fogata 
Voy a darle el encuentro    
Al borde de la iluminación.



Gary Snyder
Trad. M. Ríos



Una noche primaveral en Shokoku-ji


Hace unos ocho años este mayo
Que caminábamos bajo las flores del cerezo
De noche por un jardín de Oregón.
Todo lo que deseaba entonces
Lo he olvidado, salvo a ti.
Aquí en la noche
En un jardín de la vieja capital
Siento el espíritu tembloroso de Yugao.
Recuerdo tu cuerpo frío
Desnudo bajo tu vestido de algodón de verano.

Gary Snyder
Trad. M. Ríos



Gary Snyder (EEUU, 1930): Poeta y antropólogo norteamericano. Tenaz activista defensor de la naturaleza. Miembro de la beat generation. Estuvo presente en la ya legendaria lectura de poesía de la Six Galery (un antiguo garaje convertido en galería de arte) el viernes 7 de octubre de 1955, en la cual Allen Ginsberg dio a conocer su famoso poema Howl (Aullido). El prestigioso poeta Kenneth Rexroth (1905-1982) fue el organizador y maestro de ceremonias de aquel recital poético.


Gary Snyder y Allen Ginsberg en manifestación antibélica a fines de los 60.



Fugitiva

Hay destellos de lluvia en el cabello
que brilla sobre tu frente;
Tus ojos están húmedos y tus labios
Mojados y fríos, tu mejilla rígida por el frío.
¿Por qué has permanecido
Afuera tanto tiempo, por qué únicamente
Vienes a mí tarde en la noche
Después de caminar por horas en el viento y la lluvia?
Sácate el vestido y las medias;
Siéntate en el mueble delante del fuego.
Calentaré tus pies con mis manos;
Calentaré tus senos y muslos con besos.
Desearía construir un fuego
En ti que nunca se apagara.
Desearía poder estar seguro de que en el fondo de ti
Hubiera un imán que siempre te atrajera a casa


Kenneth Rexroth
Trad. M. Ríos

Poema de Kenneth Rexroth




I am the People, the Mob

  by Carl Sandburg    

I am the people—the mob—the crowd—the mass.
Do you know that all the great work of the world is done through me?
I am the workingman, the inventor, the maker of the world's food and
     clothes.
I am the audience that witnesses history. The Napoleons come from me
     and the Lincolns. They die. And then I send forth more Napoleons
     and Lincolns.
I am the seed ground. I am a prairie that will stand for much plowing.
     Terrible storms pass over me. I forget. The best of me is sucked out
     and wasted. I forget. Everything but Death comes to me and makes
     me work and give up what I have. And I forget.
Sometimes I growl, shake myself and spatter a few red drops for history
     to remember. Then—I forget.
When I, the People, learn to remember, when I, the People, use the
     lessons of yesterday and no longer forget who robbed me last year,
     who played me for a fool—then there will be no speaker in all the
     world say the name: "The People," with any fleck of a sneer in his
     voice or any far-off smile of derision.
The mob—the crowd—the mass—will arrive then.



El pueblo, la muchedumbre

Soy el pueblo, la muchedumbre, la multitud, la masa.
¿Sabes acaso que hago todo el grandioso trabajo en el mundo?
Soy el trabajador, el inventor, el que hace el alimento y la ropa
      del mundo.
Soy la audiencia que presencia la historia. Los Napoleones vienen de mí
      y los Lincolns. Ellos mueren. Y entonces envío más Napoleones
      y Lincolns.
Soy la tierra para sembrar. Soy la pradera que soportará más arado.
Tormentas terribles pasan por encima de mí. Lo olvido. Lo mejor de mí es extraído
 y gastado. Lo olvido. Todo salvo la Muerte se acerca a mí y me hace
trabajar y yo abandono lo que tengo. Y lo olvido.
A veces lanzo un gruñido, me agito y salpico unas cuantas gotas rojas para
    que la historia me recuerde. Luego, lo olvido.
Cuando yo, el Pueblo, aprenda a recordar, cuando, yo, el Pueblo, utilice
las lecciones del pasado y ya no olvide quién me robó el año pasado,
quién se aprovechó de mí, entonces ya no habrá orador en todo
el mundo que diga el nombre de “El Pueblo”, con una pizca de desprecio
en su voz  o una lejana sonrisa de burla.
La muchedumbre, la multitud, la masa entonces llegarán.

Trad. Márlet Ríos


 
Carl Sandburg


Breve muestra de poesía de Márlet Ríos


Un gato tuerto


Un gato tuerto me mira con su único ojo sano
Desde el alféizar, en lo alto de aquella ventana.
Como si se tratara de un oráculo posmoderno y gatuno,
Contemplo la escena
Antes de partir rumbo al trabajo diario.
Los días pasan como electrones furibundos.
El tráfago de la vida actual,
Con sus tarjetas de crédito y los salarios congelados,
No da tiempo para pensar en Nada más.
Todo parece reducirse
A un ir y venir absurdo en medio de franquicias y Mega Plazas
Y discursos vacíos de funcionarios engolados.

El gato tuerto evita a los vecinos que pasan raudos a tomar
                                                                         el bus.
En medio de la indiferencia y las rejas de paranoia,
Su presencia interpela nuestra rabiosa ansiedad.

Márlet Ríos

(De La balada de Crates y otros poemas)








Nikos


                    Escapa del colegio. Huye de las  matemáticas.
                    No permitas que te pongan uniforme.
                                                     
                                                                      Luis La Hoz
                     
                                              
Mi hijo sonríe y canta como un niño feliz
Le pregunta a su abuela sobre los bailes
                                              de moda
Ella no se incomoda ni se sonroja
Los bailes indecentes y pornográficos de los
                                               adolescentes
Mi hijo les pregunta a los extraños
Y satisface su curiosidad  libremente
Se ríe y vocifera como un loco
Me llama por mi nombre de pila
Mi nombre tan común y soterrado
                                 10 000 veces
Y reemplazado por otro más musical.

“Vivir significa luchar” dijeron los estoicos
Mientras tanto mi hijo disfruta
                       de sus juegos
Y odia cumplir con sus tareas escolares
-como la gran mayoría de los niños.
El también odia alimentar a las palomas
Lo hace sólo para darme gusto:
Las dejaría morir de hambre si quisiera.
El me hace jugar como un niño de 30
Y pierdo de súbito la rigidez y la solemnidad
Y empiezo a recobrar lo que nunca debí perder.

Mi hijo canta como un niño feliz
No recuerda ni un solo verso que le enseñé
Mas recuerda nuestra canción de cuna.
Si dependiera de él, jugaría todo el
                                santo día
Y si se olvidara por un momento del Cable
Y de los vídeo-juegos
Y si bailara más gozosamente  más endiabladamente
Con todos los otros niños felices sociables y nada serios del
                                                                             Mundo
Tan diferentes a su padre.


Márlet Ríos





ANTANKALLO
                          Para ti, encanto

Luciérnagas y deidades
Nos dan la bienvenida
A nuestro descenso
De la cascada en la cima.
Por todos lados brota
Una música tenue
Y misteriosa / como
El espíritu del
Puquial cuesta arriba.
La oscuridad extiende
Su dominio, pero
Mis cinco sentidos
Reverdecen –
Eres canto estival
Que quiero prolongar
Hasta la alborada.
Eres riachuelo
Primoroso donde
Deseo abrevar
Sin demora.

En este lugar
Tan lejos del tráfago
Y del hollín agitado,
Tú y yo danzaremos
Hasta que el dios tutelar
De la montaña
Nos señale el camino
De regreso a casa.


Márlet Ríos

Catarata a las afueras de Lima, en San Jerónimo de Surco.










Frente al castillo sin fantasmas
(versión definitiva)

A Delia

El mar se crispa como un recién nacido.
La dueña del castillo que ya no está
hacía versos en sus ratos de ocio
                        --que eran los más.
Algunos dicen que se escuchan voces,
tal vez de los antiguos habitantes
del valle de Lima, ofrendados
a los dioses después de una tranca con chicha
                                                            de jora,
o quizá de las pobres bestias sacrificadas
y convertidas en trofeos
para el deleite de la masa.

Ahora puedo ver en tus ojos
una imagen de los antiguos ritos
                                     de Venus
--hipóstasis cantada por bardos
                         y boleristas en rocolas
de otras épocas.

Frente al castillo el mar de Chancay
guarda memoria de añosas ceremonias
mientras miles de promesas
son urdidas al caer la tarde.

En el viejo castillo sin fantasmas
escanciamos de nuestros vasos
                                      plastificados,
esperando que la Noche nos dedique
sin más una de sus mejores sonatas.


Márlet Ríos



Cascashoko

Una antigua ciudad
De piedra misteriosa
Será nuestro refugio
Para los días lóbregos,
Una verde campiña
Velará nuestros sueños
Muy lejos de autopistas
Y nubes hollinientas.
Sumac sipas, la piedra
Secular añorada
Hablará de cernícalos
Y mitos estelares,
De hermandades de bronce
Que persisten aun hoy,
Mientras nos envolvemos
En caricias y ritos
Infernales, de ensueño.


Márlet Ríos

Foto de E. Altamirano
Publicado en el Nº 11 del periódico anarquista "Humanidad" (2009)



Contacto y traducciones:     marletrios77@hotmail.com



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