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Nació en Talara (Piura). Editor y gestor cultural. Estudió Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e ingeniería electrónica en una universidad privada. Ha publicado poemas en las revistas: Ónice, Bocanada, Dedo Crítico, Tajo, Bosque de latidos, Socialismo y Participación, Estudios Privados, El Bosque, Delirium Tremens, TXT, Conexos (Miami), Nomastique (México), Signos en rotación y Círculo de fuego. Traduce poesía norteamericana (Snyder, Rexroth, Sandburg). Poemas y relatos suyos aparecen en la revista digital Ping Pong, de República Dominicana, y en Vorágine y Cinosargos (Chile). Ha publicado el poemario La balada de Crates y otros poemas en el 2010, Como barca encallada en la arena (poemas y relatos), en el 2014, y Senda de la desesperanza. Hace entrevistas y es colaborador de revistas de Ciencias Sociales y Derecho (Illarik, Soluciones Laborales, Administración Pública & Control) y publicaciones alternativas. Editor de Anarkopoiesis, La lira rebelde libertaria e Insana virtud. Muestra poética reciente de la posmodernidad (2016). Sus poemas aparecen en Ausente ardor de arena & algarrobos. Antología de la poesía piurana contemporánea (2017).

lunes, 11 de diciembre de 2023

SIETE poetas piuranos contemporáneos

 

ENTRE LA TRADICIÓN Y LA POSMODERNIDAD. BREVE ESTUDIO SOBRE LA POESÍA PIURANA DEL SIGLO XX Y COMIENZOS DEL SIGLO XXI

 

Canta en mí poesía

Que al menos mis voces

No queden rezagadas

 

Armando Rojas

 

 

Introducción

 

La poesía producida en Piura en el siglo XX tiene tres vertientes bien definidas: una de raigambre claramente popular; una segunda, de extracción proletaria; y una tercera, de estirpe culta o letrada. De este modo, una cultura alternativa, no oficial, se eleva por encima de tendencias modernizantes y capillas literarias.

 

Justificación

 

Debido a los tiempos vertiginosos actuales, al parecer resulta anticuado hablar de tradiciones culturales, mitos y costumbres arraigadas. No obstante, cuando nos referimos a la cultura de una colectividad o comunidad particular, debemos apelar a esta cohorte de sensibilidades y tradiciones inmemoriales. Se trata de “un proceso continuo de sustentación de una identidad mediante la coherencia lograda por un consistente punto de vista estético, una concepción moral del yo y un estilo de vida que exhibe esas concepciones en los objetos que adornan a nuestro hogar y a nosotros mismos, y en el gusto que expresa esos puntos de vista”(1). La mitología no estaría del todo obsoleta, después de todo. Así: “Los mitos están tan íntimamente ligados a la cultura, momento y lugar, que si los símbolos, las metáforas, no son mantenidos con vida mediante una constante recreación en las artes, la vida simplemente se aparta de ellos”(2).

 

Por consiguiente, lo que se busca con el presente trabajo es reivindicar la piuranidad, entendida como el conjunto de tradiciones culturales, sabiduría popular y sensibilidades arraigadas. De algún modo, tradición y posmodernidad se entrelazan sin rubor: “El piurano aprecia el pescado. En el fogón de los campesinos pobres menudean cachemas y caballas recubiertas de cebollas, ají y jugo de limón. (…) En Piura no hay institución más democrática que el chicherío. Ahí convergen atraídos por el aroma de la cocina los que tienen y los que subsisten a la de Dios. (…) Más de un hacendado sucumbió a las delicias de una buena cocinera. Cocineras y chicheríos son parte de la añeja tradición piurana”(3). 

 

 

Poesía piurana en el siglo XX 

 

Para Carlos Robles Rázuri, las vanguardias literarias de comienzos del siglo influenciaron notablemente la poesía piurana hasta antes de la década del 60. Es en el poeta Juan Luis Velásquez “en quien más se advierte la influencia modernista”(4).

 

Velásquez incluye el poema “Piura”, con claras reminiscencias del terruño, en su libro El perfil de frente (1924):

 

Qué soledad sin soledad siquiera.

Qué trincheras tan altas sin altura

Contra quien jamás le hiere el plomo.

Qué gente tan llena de recodos

enlodados en este desierto sin lluvias

ni rastrojos.

Qué vida tan al cielo raso

ante este cielo alto franco y claro

de primavera!

 

 

En el siglo XX, la poesía piurana se bambolea entre la modernidad y la tradición. Existen notables representantes que conjugan estas dos vertientes. La poesía regionalista de Enrique López Albújar, plasmada en De la tierra brava. Poemas afroyungas (1938), es un ejemplo de ello. “Sullana” es un elogio vibrante de la modernidad:

 

Tropicalmente perezosa y como fascinada

por el acuático espectáculo de un río inmenso,

al fin te has levantado y has roto

tu secular encantamiento;

al fin has comenzado a desentumecer tus músculos,

ávidos de la divina sensación del esfuerzo

y ha sido tu sacudida tan violenta

que has removido todo lo que circunda tu asiento,

desde las serranas alturas

hasta las soledosas pampas y los paiteños puertos,

y tus palpitaciones han repercutido

en el mismo corazón de ecuatorianos pueblos.

 

Dejaste ya tu paso de tortuga

Por el galope del motor. En tu pecho

Te ha prendido una rosa el entusiasmo

Y ha comenzado a acariciarte el ensueño.

 

La cumanana, practicada sin reservas en Yapatera, es cincelada por la oralidad y tiene entre sus principales difusores a Nicomedes Santa Cruz y a Fernando Barranzuela. De raigambre netamente popular, la cumanana tiene notorios elementos de crítica social. De esta manera: “En una sociedad dividida en ricos y pobres, lo popular es innegablemente la cultura de estos últimos. En una sociedad dividida, las clases acomodadas elaborarán una cultura que sirva a sus intereses, satisfaga sus propias necesidades y coadyuve a legitimar el presente estado de cosas. Asimismo, en los estratos bajos se gestará una cultura distinta que refleje las condiciones de discriminación, explotación y pobreza que las grandes mayorías padecen”(5).

 

Un clásico de la poesía piurana es Romancero piurano (1965), de Teodoro Garcés. Los míticos barrios de la Mangachería y la Gallinacera están retratados en sus esclarecidos romances.

 

La Mangachería

 

“Mangachería rabiosa,

Mangachería infernal”

te cantó Mazantinito

cuando aquí vino a torear.

¡Motivos tuvo el torero

cuando lo hicieron cantar

esa loca marinera

que Piura no ha de olvidar!

Eran los famosos tiempos

en que para enamorar,

una triste serenata

se tenía que entonar,

y antes que el mozo a la moza

la llevara ante el altar

si la quería de veras

la tenía que raptar.

 

La Gallinacera

 

Barrio La Gallinacera

de la Plaza hasta el Camal,

con negros de rompe y rasga,

zambas buenas como el pan,

cajón, guitarras, tondero,

“claro”, “chavelo” y tamal.

 

Elvira Castro de Quiroz, Gladys María Pratz, Libertad Orozco, Carmen Arrese, entre otras, se han destacado en un medio patriarcal y han sabido conjugar la labor poética con el trabajo de promoción (y gestión) cultural.

 

Las luchas reivindicativas de los trabajadores talareños durante las tres primeras décadas del siglo XX, en el contexto de enclave económico y de predominio indiscutible de la International Petroleum Company (IPC), la cual inicia sus actividades en 1915, serán plasmadas en los poemas del grupo Liberación, surgido en Talara en 1956. Este grupo estuvo integrado por Emilio Saldarriaga (conocido como el Poeta Mayor), Eusebio Arias Vivanco, Danilo Valladares, Agustín Silva Ancajima, Juan Palacios Moscol, Eduardo Farro Castillo, Lina Burneo Seminario, entre otros. El ejemplo imperecedero del mártir proletario Alejandro Taboada Crisanto, asesinado en junio de 1931 por esbirros de la IPC, es inmortalizado en “Elegía a Alejandro Taboada”, de Emilio Saldarriaga, un texto emblemático. Por consiguiente, la extracción proletaria es innegable en Liberación. Una antología representativa del grupo es Poetas petroleros: primera antología talareña (1961).

 

Para Víctor Mazzi, los escritores proletarios pueden serlo “tanto por su origen social o por su posición ideológica”. Por consiguiente, se trata de expresar y comunicar “la vivencia y experiencia de la cuestión social y política de la clase obrera, cuya naturaleza siempre entrañe y perfile una fisonomía clasista en tanto se halle la sociedad dividida en clases”(6).

 

Los poetas piuranos, egresados de universidades nacionales y privadas, así como de instituciones pedagógicas (tanto en Lima como en Piura), conforman un grupo letrado diverso. Históricamente, el grupo intelectual o letrado cuenta con un prestigio innegable y diferenciador. Sus miembros han cumplido una función social primordial: “Les correspondía enmarcar y dirigir a las sociedades coloniales, tarea que cumplieron cabalmente. Incluso lo hicieron los poetas, a pesar de ser solo una pequeña parte del conjunto letrado, y aun lo siguieron haciendo por un buen trecho del XIX independiente, hasta la modernización. Más aún, debe anotarse que la función poética (o, al menos, versificadora) fue patrimonio común de todos los letrados, dado que el rasgo definitorio de todos ellos fue el ejercicio de la letra, dentro del cual cabía tanto una escritura de compra-venta como una oda religiosa o patriótica”(7).

 

A partir de 1960, los flujos migratorios y la modernización capitalista van a configurar tendencias que van a ser apreciadas en la literatura peruana. Los poetas piuranos, sobre todo los que emigraron, no estuvieron exentos de estos cambios socioculturales. El poema “San Miguel de Piura”, de Marco Martos, ejemplifica este proceso social:

 

A la hora del regreso el sol reverberaba

sobre los médanos y en llegando al recodo

del camino que divisa a la Cruz del Norte,

bajo la sombra benéfica de los sauces,

los pequeños pudimos sumergirnos

en el río suavísimo y verdoso.

 

¡Han pasado años de años!, ¡me he mezclado

en tantas cosas!, y ahora que el sol

reverbera sobre el asfalto, no extraño

a esa patria, distante y diminuta.

O tal vez la extraño y por eso escribo.

 

 

Importantes poetas piuranos nacidos entre 1942 y 1956 han cumplido este ritual modernizador (Alberto Alarcón, Armando Arteaga, Armando Rojas, Rosa Carbonel, Eduardo Urdanivia, Gustavo Armijos, Roger Santiváñez, Marco Parra, etc.).

 

En las últimas décadas ha surgido en Piura una diversidad de voces, en un contexto de globalización y posmodernidad (sociológicamente hablando). El uso extendido de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, unido al impulso de las editoriales independientes, ha significado una oportunidad enorme para muchos poetas y grupos literarios de jóvenes (Plazuela Merino, Ángeles del Abismo, etc.). Por otra parte, las revistas literarias y los blogs también se encargan de difundir a los nuevos poetas. José Díaz Sánchez, Jorge Castillo Fan, Luis Eduardo García, Julio César Salvador, Fernando Casanova, Lelis Rebolledo, Ricardo Musse, Erika Aquino, Cielo Bardales, Miguel Hernández Sandoval, Fabián Bruno, Mario Morquencho, etc. conforman las últimas promociones de poetas piuranos que vienen dando que hablar, tanto en Piura como lejos de ella.

 

Bibliografía



 BELL, Daniel. Las contradicciones culturales del capitalismo. México, Alianza Editorial, 1994.

GARCÉS, T. Romancero piurano. Lima, Editorial La Confianza, 1965.

GARVICH, Javier. “Las diversas caras de lo popular. Canon literario, cultura popular e imaginario nacional. Apuntes para un mapa de lectores peruanos”. En: El otro margen. La literatura peruana: una visión desde adentro. Lima, Arteidea editores, 2007.

GONZÁLEZ VIGIL, Ricardo. Poesía peruana siglo XX. (T. I). Lima, Ediciones Copé, 1999.

MAZZI, Víctor. Poesía Proletaria del Perú (1930-1976). Lima, Editorial Jurídica, 1976.

RAMA, Ángel. La ciudad letrada. Montevideo, Arca, 1998.

ROBLES RÁZURI, Carlos. “Panorama de la literatura piurana”. En: Prosistas Piuranos. Lima, 1958.

 

 

  

 

Márlet Ríos

Escritor e investigador talareño

 

 

 

SIETE POETAS PIURANOS

 

 

Gladys María Pratz (Catacaos, 1928-Lima, 2019)

 

Poeta y compositora piurana. Integró la asociación cultural Tallán. Publicó los siguientes libros: A ti hombre que pasas (1956), Así naturalmente como el ave y la pasión (1987), Fuego y sombra (2001), El canto y la rosa (2007), Libro de Haikus (2004). Su vals Como una rosa roja le dio fama internacional. Fue regidora de Cultura y Turismo de Miraflores desde 1996 hasta agosto de 1999.

 

 

 

Rosa de fuego

 

Vino a libar el colibrí  ambrosía

De la eterna rosa que extasiaba

Y en el pétalo rojo el fuego anclaba

Y el colibrí sediento lo bebía

 

Tan ardiente era el fuego y no quemaba

Y tan bella la rosa y no aturdía

Una rosa incólume colmaba

Del colibrí las ansias que tenía

 

Y el amor bebió el fuego eterno

En el tierno recinto de la rosa

Y en un suspiro destruyó el infierno

 

Y el colibrí de tornasol y luna

Enamorado de la mariposa

Hizo real su magia y su fortuna.

 

 

Morir

 

Muerte  cuándo vendrás tarde o temprano

Cuando el invierno luzca entre la frente

Y el sol de la mañana esté en poniente

Cuándo por Dios   extenderás la mano

 

 

O acaso escogerás cualquier profano

Momento de la vida impenitente

Cuando la primavera en luz ardiente

Aguarda por las dichas del verano

 

Muerte que estarás allá esperando

Donde menos lo piensen escondida

Juégate limpia la partida  ¿quieres?

 

Y así cuando la vida  estén amando

Alza las rosas áureas de la vida

Y olvidar de ilusión lo real que eres.

 

 

Soy mujer 

 

Me cimbro en la cintura de la vida

y me acuno en el nido de la raza

alumbrados los dedos de mis manos

untados con la miel de tu caricia

se vuelven fuertes

tengo los ojos puestos en la aurora

y mis piernas caminan tu distancia.  

 

Soy mujer nacer

en el dibujo de mi padre

con este cuerpo azul perfil que alcanza

y tener el destino inigualable

de amamantar y continuar la vida.

 

Soy mujer novia amante

de la azucena y la granate rosa

que me prestan su luz para besarte

y tengo entre mis brazos

en la forma precisa del ensueño

la forma de belleza de mi hijo.  

 

Anidan en mí cóndores que rasgan

el firmamento preguntando cómo se da

el milagro entre mi carne pálida

y matiza mi rostro y mi sonrisa.

 

Soy mujer azucena amanecida

o abierta amapola bella extática

pero siempre dorada por la vida

aunque muera infinita y solitaria.

 

Me despierto en tus ojos

y mágica me vuelvo para amarte

camino entre mis brazos tu cintura

y la cintura misma de la tierra

se siente amada

hay un extraño fulgor en mis entrañas

hay un extraño fulgor de flor mujer

que nace cuando ama

y se funde en la vida

y más allá en la célula principio

donde la vida nace

donde Dios está quieto y aguardando

Soy mujer

soy principio del destino 

soy fuente de dolor y de esperanza

soy realidad que alcanza al infinito

y materia que a flor de tierra pasa.  

 

Soy mujer i Dios mismo

para ser madre me bordó la entraña

soy la puerta que une el infinito

con el cuerpo mortal y necesario.  

 

Soy mujer gracias a Dios

elaborada en un laboratorio de esperanza

mis manos se levantan hasta el cielo 

y mis pies son dos árboles que guardan

las raíces troncales de la vida.


 

 

Marco Parra Lizano

 

Nació en el distrito de Sapillica, Ayabaca el 18 de junio de 1944. Es poeta, dibujante, pintor y escultor. Integrante de la promoción de 1970, de la Escuela de Bellas Artes. Doctor en la especialidad de optometría. Estudió Educación por el Arte en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Escribe poesía desde la tierna edad de 5 años. Publicó su primer libro, Poemas del amor sangrante, en 1964. En 1975 publicó el libro de temática erótica El pájaro entre las piernas. En 1985 apareció una selección de su poesía lírica, Poemas de amor. De 1990 es su Antología de sus poesías para niños. Promotor de la revista de cultura y política Lo que importa es el hombre.

Amante de la naturaleza y protector del medio ambiente, es admirador de las obras de Gabriel García Márquez, Pablo Neruda y Ernest Hemingway. El viernes 11 de agosto del presente se le tributó un homenaje en vida en la Alianza Francesa, por escritores de diferentes generaciones y por el Movimiento Cultural Internacional Ergo.

 

 

La Queta

 

La Queta, la gata, se ha puesto alpargata,

Y anda contorneando su cuerpo ligero;

Maullando, maullando, se alisa el moñero

Para que la miren las otras dos gatas.

 

La Queta, la gata, la gata coqueta,

Ronronea y pule su hocico bullero,

Y en varios ronrones, en canto maullero,

Le hace dúo a coro, un gato maceta.

 

La queta se ha puesto faldón de baqueta,

Esmirriada observa su talle fiestero,

y lanza un maúllo en son lisonjero,

pidiendo le pongan también su chaqueta.

 

Tiene hambre la Queta, igual que la Cata,

Y también la Teca, hambre mañanero,

Porque no pudieron con tanto aguacero,

Tomar, aunque sea su caspiroleta.

 

De todos los gatos, la Queta con bata,

Aloca a los gatos de todo el alero,

Y se armó un terrible bullón callejero,

un día en que la Queta estuvo calata.

 

A una gata loca que se llama Cleta

y vino de un barrio medio alcahuetero,

le dijo la Queta: "Este barrio es serio,

                                   Así es que te pido que seas discreta".

 

Pero, como vino la gata Anacleta,

que entró de la puerta, por un agujero.

Siendo inescuchable el pregón bullanguero

Les tiró la Magda con una chancleta.

 

A la Queta un gato le da serenata.
Maullando alegre, su canto certero.
Pero dicen que ante tanto maullero.
Lyssetty y mi Grötte: "Ya no den más lata".

 

De noche, la Teca, la Cleta y la Cata
tienen amoríos de marzo a febrero.
Y le dan su fiero abrazo arañero
Marrufo, Runfuño y el gato Chaveta.

 

La vida gatuna nos muestra la Queta,

Que pasa y repasa en un desespero,

De brincos y saltos por despeñaderos.

De techos, pelando a otros gatos, la jeta.

La Queta, la gata, se ha puesto alpargatas,

chaqueta y anteojos. Con mucho amanero,

para, entre los gatos, con salsa y salero,

ser ella, la Queta, la más bella gata……

 

 

Las vacaciones

 

¡Llegaron! Lyssetty,

Ya, las vacaciones;

No estudiarás tanto

Las largas lecciones.

 

De tu niñez goza

Feliz esta instancia,

Porque solamente

Se tiene una infancia.

 

Con Grötte jugando,

Te irás por el campo,

a las ardillitas

o al hipocampo.

 

Buscando los nidos

De los pajaritos,

Feliz con tus tías

Y tus abuelitos.

 

Con Camucha y Tere,

Con Kelly y “Pelada”,

jugarás la chepa

y a la pupujada.

 

Juega con muñecas

y salta a la cuerda;

(reza a Dios, no olvides,

Que Él de ti se acuerda).

 

Feliz en el vóley,

Feliz en piscinas,

Con tus amiguitas;

Las dulces vecinas.

 

Corre, salta y brinca,

Ríe absorta, lela

Para que regreses

Feliz a la escuela.

 

Ya no hay Vacaciones;

Terminó ese arpegio,

Pero tú regresas

feliz al colegio…

 

 

 

 

Las mariposas

 

Las mariposas van por el campo

Volando sobre las flores

Y se confunden sus alas

Con tantísimos colores.

 

Pequeñas alas volantes,

Ángeles de tierra y cielo;

Parecen flores flotantes

Cuando levantan el vuelo

 

Las mariposas son flores

Volando de rama en rama

Y donde se posa alguna

La bella se encarama.

 

Sus finas alas son seda

Y su cuerpo terciopelo

Que fingen en la arboleda

Dos hojas de tul y velo.

 

Las mariposas hermosas

Pequeñas cometas bellas;

Sed como ellas, candorosas,

Niñas, apréndanlo de ellas.

 

 

 

La sirena del mar

 

El mar se violenta prontamente

una carcajada de vacío

sus olas encierran.

 

Hasta mí llega el murmullo del mar;

un susurro intangible

una voz apagada

murmura una canción.

 

Hasta mí llega

seductora y cautiva

la sirena del mar

en las olas eternas...

 

 

 

Luna

 

Ha sido en esta noche:

Se ha ocultado la luna;

más allá de la puna.

 

En la noche moruna,

Allá en el horizonte,

Está detrás del monte.

 

Luna, lunita mía.

Luna, lunita llena,

Que te perdí un buen día.

 

Vamos, vamos, sé buena

No aumentes mi pena

Vuélveme mi alegría.

 

(pero esta luna es necia

Y se pierde en el monte,

detrás del horizonte).

 

 

Marco Parra Lizano, diciembre 2023.


Armando Rojas Adrianzén (Huancabamba, 1945-París, 1986)

 

Fue docente de Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Desde 1978 hasta su muerte dirigió, editó e imprimió la revista de literatura Altaforte con textos en francés y español. En 1981 fundó los cuadernos de poesía Quipu. Publicó Bosques (1973), dos volúmenes de poesía titulados S & Q (1975). También Tras la breve luz del día (1979) y El sol en el espejo (1983). Sus poemas aparecen en Ausente ardor de arena & algarrobos. Antología de la poesía piurana contemporánea y en Poetas del algarrobo (2017). Antología poética (2019).

 

El sol en el espejo

 

 

Una tarde. Un fresno se inclina inexorable;

la fronda que se instala.

A contrafuego, abajo, el muslo;

atada la muñeca desatada en lo fugaz del óleo.

Va a llover; cielos furiosos, verdes.

Una tarde no como otras.

Ni tú ni yo mas los murientes reinos en los ojos

y un frío en las entrañas.

Una tarde poblada de lanzas, de tambores

y de más cerca el desgarrado giro de los ópalos.

Tinieblas. Soledad. Se adormece el acerbo

De más en más ceden los mármoles.

Tu rodilla sitia el corazón del suelo.

Un llorar en la piedra; más adentro, en el túmulo.

Brasas. La carne duele.

La pavesa ligera traspone la muralla.

Se escuchan trinos.

Argucia de lo oscuro. Nunca es mañana

mas la memoria del sol en el espejo.

No amanece y abres la ventana.

Nunca sorprendes las vírgenes leonadas.

Hoy siempre hoy bajo amargos ojuelos.

Aunque fustiga el viento muy temprano

dominas ángeles y bestias.

 

Presencia de las tinieblas

 

cruzan pálidas nubes

antiguas aves surcan sus cielos

antiguos y ornados de excrementos

al apoyarnos en la tierra

y divisar astros de metal

ríos enloquecidos

o vueltos a la ciudad abres

los ojos

el cielo arrebatado

celebra la victoria

detente

nada es tuyo

entrar ni salir te pertenecen

un martillo no ceja

y a tu espalda golpea

no vaya a ser estemos locos

yendo y viniendo entre fantasmas

ascendiendo y descendiendo

con un palo en la mano

 

Movimiento final

 

solo después el viento y sus flancos

vibraron no resistiremos cantos de ceniza dentro

fuera arrójalos no podemos dormir

quién soportará subimos en primavera

largos años en las colinas

y rodamos

al extremo del otoño

ni un canto de lechuza alumbraría

por montes pelados habremos vivido un negro rayo

de comienzo a fin pero llegamos o partíamos

nunca lo hubiéramos sabido

el viento golpeó el terror golpeó

y volvimos

al principio del ave

y después al agua nos sostiene los huesos brillaron

y vino el cielo no lo reconocemos habríamos vivido

fuera palabras vueltas y vueltas no tocar

no podíamos bosques de leche estrellas en la frente

día y noche buscamos no ver

hacia nuestro propio centro

y despuntó belleza dame tus alas aunque cayeran nubes

cruzamos anillos de luz regresando

el viento habría volado

y si la palabra vuela no lo sabíamos

restos de cielo nos abandonamos

fuimos o soñábamos.

 

 

Pequeña música nocturna

 

ven noche abre tus costados

vibre el monte

ilumine

desciendan tus alados deseos

y tu cabeza y mis tetillas rocen

abajo encima brillen

si la música sostiene

y fluyen astros

espacios de luz diluyéndose

sólo para caer

perdurar sobre montes de sangre

o de leche

al centro de la espuma

el río da su aliento

y mueve el agua su música

cabrilleando y sus olas

circundan

mil alitas te atan

sobre la yerba roja

de estrellas

 

Hernán Flores (Surpampa, Piura 1947)

 

Siendo aún muy pequeño, sus padres de trasladaron a Chulucanas, pueblo al que reconoce como su cuna, pues allí recorrió sus calles desde el aprendizaje de las primeras letras hasta la secundaria.

Sociólogo graduado en la Universidad Nacional del Centro en Huancayo. Magíster en Administración y Gerencia Social en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Ha sido columnista en los diarios La Voz y Correo de Huancayo, Unidad, Momento, El Nacional, Cambio, Liberación, entre otros.  A nivel cultural, en Huancayo desarrolló una intensa actividad. Con el poemario Estaciones Humanas (inédito), obtuvo el II lugar en los Juegos Florales de dicha casa de estudios. Fundador de los grupos culturales y musicales Warma, Agua Fresca y Kullak Teatro. Es autor de los poemarios Alejandra entre los huertos (Edición del autor, 1977), De la noche al día (Ediciones Exordio, 1988), Ebriedad de ser (Arteidea Editores, Lima, 2009). Su obra ha sido compilada en dos ocasiones en la mítica revista La Tortuga Ecuestre. Sus poemas aparecen en Como el viento cabalgando al sol. Primera antología de la literatura de Salamanca de Monterrico (1966-2018). En la actualidad se desempeña como docente de posgrado en la Universidad San Ignacio de Loyola de Lima. El Colegio de Periodistas del Perú lo ha distinguido en dos oportunidades, por su trayectoria docente y el último 2/10/23, en ocasión del Día del Periodista, se le otorgó la Orden “José Carlos Mariátegui” por sus 50 años de vida dedicada al periodismo. En su andar por el mundo ha recorrido países como Chile, Argentina, Cuba, URSS, Grecia, RDPC, Rumania, Francia, entre otros.



Poema del obligado


Cuando niño llegué con mi padre al mar
Escuché leyendas antiguas de las olas
Que contaban los caracoles.

Bajé con la lluvia
Y me fui con el viento.

Corrí por las calles
Sudando ciudades
Hasta la yerba enloquecida del sol.

Ahora vivo en las montañas
Hablando con las estrellas.


Madre


Doña Carmen María
lejana viejecita mía…
no te vayas a mojar los pies en este invierno.

Ahora ya no goteará la vieja batea
la bendita lavaza de los sábados
no vendrá en su poncho verde el frío de los viernes
ni golpeará el sol a buscarnos el domingo
mientras el viejo algarrobo de mi infancia
deja caer sus hojas amarillas en el patio.

Carmen Valdiviezo Ríos
Carmelina del Carmen
jugoso limón de mis alegrías y nostalgias
ponte tus viejos zapatos y cruza el corral entre los patos
para coger media docena de huevos
allá en el fondo de la casa.

Piensas toda la noche en el almuerzo de mañana.

Mi padre llegará como álamo flaco
echando raíces
con los bolsillos repletos de hambre.

Te envío para tus sueños
mis viejas canciones como plegarias
en tus recuerdos
Perdonarás
sin embargo
Carmelina del Carmen
mi ausencia desde el Valle del Mantaro
aunque mi sopa no se mueva
y mi exacto lugar en la mesa familiar
esté solitario y de sombras ausentes se vista.

La lluvia seguirá estos meses
el alegre algarrobo en el corral
el sol estará dorando las tejas
y yo de golpe brincaré
el zaguán de cuatro puertas
asustándote mi bigote rojo
mis viejos zapatos
mi corbata amarilla
mis medias blancas.


Nada

Atropellada
Dicen
Y ya no la vi más
Socorro Rosales
Desapareció.

De improviso
Y no hicimos nada
Nada
Nada.

Y ya no la vi más
Nunca más.

Quise tenerla tendida otra vez
Contestaron
Se murió
Sí, señor
Hace un mes
Sí, señor.
La tristeza hizo un hoyo en el alma
Y las lágrimas cayeron
Hasta el fondo del dolor.


Espejo

Palpitas toda la noche
Como pesada catedral.

Corres en mis sueños
Con tu vestido azul.

Continúas todos los días
Amarrándome el alma.

Debes estar caminándome
En alguna neurona.

Hazte viento…
Gruta negra
Campana musical

Vuélvete mujer.

 

 

 Del poemario inédito La nostalgia de los años (1973-1975).



Solo la noche

 

Otra vez tus ojos,

pero la misma noche.

 

La tierra abre su bondad de tumba:

sepulcro tibio

como piedra de verano en el desierto.

 

Allí

no hay caminos

solo el silencio amado

de los vientos

remolinos

arenas musicales

ciego dromedario de la muerte.

 

Dónde están las campanas

de iglesias sepultureras

sin sacerdote

de rizos monocordes

con sus historias de lamento

y burla implacable.

 

La noche

es un lagarto hambriento.

 

Solo la noche.

 

 

(Publicado en Ebriedad de ser, Arteidea Editores, Lima, 2009. P. 22).



 

 

Rosa Carbonel Apolo (Pilares, Sullana, 1951)

 

Estudió Literatura en la UNMSM, durante 1972-1975. Obtuvo la maestría en el año 2000. En 1976, con el poemario Para no hacer cosas desagradables o los días son trocitos de papel logra el segundo puesto en el Concurso Literario José María Arguedas, organizado por el Centro Cultural Peruano-Japonés.

Sus poemas han sido publicados en revistas literarias como Hipócrita Lector, Auki, Ave Destino, Disturbios, La Tortuga Ecuestre, Ergo, entre otras.

Perteneció al grupo Narración, en una segunda fase, según testimonio de Miguel Gutiérrez.

En el año 2001, aparece Itinerario (Arteidea editores), que recoge textos de tres poemarios de la escritora piurana.

Sus poemas han sido incluidos en Ausente ardor de arena & algarrobos. Antología de la poesía piurana contemporánea (2017), editado por Jaime Gamarra Zapata y Miguel Hernández Sandoval.

Actualmente, es docente en la Escuela de Literatura de la UNMSM.

 

 

 

paisaje

 

bandadas de pájaros revuelan la mañana

lejos de su mundo

           nerviosos

                        altivos

                                 chillan sin cesar

fulgurantes

                amarillos

                             verdes

                                       jubilosos

como naves de cartón

crepitan

            empolvan la ciudad

            nos arrebatan con su luz

escupen

pintarrajean el aire

excretan sus pesares

           nos arrullan

sus recuerdos

                       despiertan

 

 

a propósito de los poetas

 

somos pájaros

cada cual con

su propio árbol

su único paisaje

su propio medio día

        con la honda necesidad de alzar vuelo con

viejas alas

de

papel.

 

 

 

la mosca o cómo hacer poesía

 

mide el largo de tus patas

el grosor de tus antenas

prepara las alas

                   mira a tu alrededor

y

cae.

 

 

 

II

 

           bienaventurados los que luchan

           porque de ellos será la gloria

   bienaventurados los pobres de riquezas

porque de ellos será el reino de esta tierra

bienaventurados los que no hunden la cabeza

porque ellos serán águilas o pumas

       bienaventurados los hambrientos   los desolados

los iracundos

que no conocieron infancia

ni tuvieron el sol entre sus dedos

bienaventurados los rabiosos porque alguien los ofende

llamándolos incapaces

        y las madres que sufren

        y los niños los ancianos

        bienaventurados los que

luchan por cambiar el curso

                                             de esta

                                                        historia

 

monólogo

 

quieres un poema que resista la lluvia

y no puedes hacer un solo verso

       ni siquiera

cogerte los cabellos y gritar

      que mañana

      es

      otro

      día

 

 

lluvia y poesía

 

cómo nos ruge el pecho

mientras nada podemos contra este invierno

cómo destornillamos sueños y no sueños

         y nada queda por decirnos

sino adivinar nuestros deseos

        porque la lluvia es un barco más

que avanza

y no

avanza.

 

 

 

 

Armando Arteaga (Sullana, 1952).

Escritor y periodista. Realizó estudios de Arquitectura en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Estudió en la Academia de Cine, bajo la dirección del cineasta Armando Robles Godoy. Ha sido crítico de cine en el diario Expreso. Ha publicado Callejón sin salida, Un amor en que aún, Terra Ígnea. Poemas suyos aparecen en la antología 10 aves raras de la poesía peruana (2007). Estudioso del proceso de la literatura peruana. Miembro fundador del Gremio de Escritores del Perú. Sus poemas aparecen en Ausente ardor de arena & algarrobos. Antología de la poesía piurana contemporánea y en Poetas del algarrobo (2017). Antología poética (2019). Administra el blog Terra ígnea: http://www.terraignea.blogspot.pe/

 

Sobre el tiempo

 

en esta selva

no eres

el otorongo

tienes

que

vivir:

eres

solo

el poeta,

no tienes nombre ni exilio

te toca describir

lo duro que es

vivir:

todo se hace añicos

con el tiempo

no eres

el cedro

el aljófar

el congrio

Frangir

la vida

el tiempo:

Todo se hace añicos...

menos el poema

 

Contemplación

 

El dorso

El dorso

El cuerpo femenino

La nalga

El puerto

El viento

Entre tus piernas

Tu sexo

Alado de gaviotas

Una herida

La flor negra

Tú no existes

Difícilmente

Tú no existes

Pradera inmensa

Una ciudad

Espacio

Cadencias

Hembra que duerme

Dunas

Placeres terminales

Rostro limpio

Montaña desnuda

Playa azul

La vida es así

Página tras página

Desnuda

La ciudad

El sueño

Y el otro sueño

Desnuda

Y solitaria.

 

Orgullo tallán

 

Mi abuela tiene su batán

donde muele maíz

& ají, que me gusta…

 

yo fumo tabaco

mientras miro la luna

 

& pelo cebollas

que doy a los perros…

 

La ciudad

 

Reconozco una ciudad infeliz lejos del bosque

donde pasé los días de mi desierta infancia.

Y aunque era triste, habité sus calles, algo bello.

Reconozco que no fui feliz, ni encontré

La verdad que me hiciera encontrarme. Y encontrarte.

 

 

 

 Armando Arteaga en recital poético, junio 2023, Centro de Lima.


Libertad Orozco (Paita, 1954)

 

Estudió Asistencia Social en Trujillo. Ha publicado el libro Cartas a mi hijo y Niña merluza y otros poemas. Formó parte de la agrupación Korillacta. Obtuvo mención honrosa en el Concurso Internacional de Poesía, convocado por la Academia de Letras de Brasil, en 1979. Sus poemas han sido incluidos en Poetas del algarrobo. Antología poética (2019), libro editado por Víctor López. Actualmente dirige el Taller

Matiz.

 

 

Escrito de rodillas

 

I

 

De la violencia caen víboras calcinadas.

 

II

 

Fui creciendo con mis huesos rotos

Extranjera en mi propio territorio

Mientras callé hice un arco

Los gusanos siguieron el curso de sus muertes

Y los días eran flechas debajo de mis manos.

 

III

 

Oigo tu voz en el espejo rajado

Y de pronto otra vez estoy sola.

Sola en la geométrica arena

Agujereada de estrellas

Y nubes rotas en mi espalda.

 

IV

 

Estrepitosos son los sueños

Estrepitosa nuestra vida

Geométrica como el fondo de una campana

Crepitante la ilusión de nuestro destino

Mayúscula soledad la caída de nuestros dones

y en el andar diluido de nuestros pasos

vibra como la ventolina la poesía.

 

V

 

En la impertérrita palabra

Se vislumbra la agonía

agua amarga en mis sinos

agua dulce, al alba de mi eco

sombra del amor desterrado

efluvio de los peces dormitan

en el adiós de los olvidos

La soledad calza su zapato

La palabra gladiadora asciende

Palabra de poeta ardiendo.

 

VI

 

Vive y que no te calcinen los deseos

Despierta de estas sombras que te apagan

No vegetes en esta tierra de quimeras

Lámparas aguardando en tu sendero

Por ellas y por todos ilumínate.

 

VII

 

No me he detenido en el tiempo

He recorrido morada tras morada

Empecé por el fin de los caminos

He sentido sed y la he saciado

Sin fórmulas oscuras ni espejismos

Me dio de sus cántaros la vida.

 

VIII

 

Ninguna palabra le robé a tu corazón

Solo inventé el día para soñar contigo

La noche para arrugar nuestros cuerpos.

 

X

 

La noche en Piedra del Toro

fue un farol de luciérnagas

un himno de grillos y cucambas

celebrando la fiesta del amor

las mariposas agitan sus alas

en el piano del verano cantor

Tu corazón y el mío viajaron

En el espejismo de las horas

Tu cuerpo iluminó mis sueños

Me quedé veinticinco años mirando

el fondo de tus ojos de ángel cautivo

Viajando en el universo de tu cuerpo

y te amé más que el primer día votivo.

 

 

 

 

 

Bajando la luna

 

La luna lleva atada en el corazón

la forma de una algarroba amarillita

los niños la besan con su amor mojado

de hadas y de cuentos de nácar.

Las cabras sonríen saltando y danzando

en los bosques de chontas y vichayos

el abecedario de la noche en un oasis

como el fuego de las luciérnagas

esparce besos de espuma y diamantina

El cielo tirita de estrellas fugaces

Los algarrobos danzan, dos veces danzan…

La luna es una algarroba blanca.

Con el fondo de un corazón errante.

 

 

 

Un fósforo encendido

 

En el rojo relucir del crepúsculo

Un barco gris y solitario

un fósforo encendido

dos agujas puntiagudas

escribiendo versos

una gaviota desplumada me mira

me trae peces y redes de goma

y me transcribe los papiros

que el mar delineó

en el estruendo de las olas.

 

 

 



[1] BELL, Daniel. Las contradicciones culturales del capitalismo. México, Alianza Editorial, 1994, p. 47.

[2] CAMPBELL, Joseph. El poder del mito. Barcelona, Emecé Editores, 1991, p. 99.

[3] GODOS, CURAY, Miguel. “El escenario escolar en la narrativa de Vargas Llosa”. En XVIII Coloquio de historia de Lima. Universidad Nacional San Marcos, 9 y 10 de febrero 2010, p. 6.

[5] GARVICH, Javier. “Las diversas caras de lo popular. Canon literario, cultura popular e imaginario nacional. Apuntes para un mapa de lectores peruanos”. En: El otro margen. La literatura peruana: una visión desde adentro. Lima, Arteidea editores, 2007, pp. 240/241.

[6] MAZZI, Víctor. Poesía Proletaria del Perú (1930-1976). Lima, Editorial Jurídica, 1976, p. 8.

[7] RAMA, Ángel. La ciudad letrada. Montevideo, Arca, 1998, pp. 34/35.



1) BELL, Daniel. Las contradicciones culturales del capitalismo. México, Alianza Editorial, 1994, p. 47.

2) GARCÉS, T. Romancero piurano. Lima, Editorial La Confianza, 1965.

3) GARVICH, Javier. “Las diversas caras de lo popular. Canon literario, cultura popular e imaginario nacional. Apuntes para un mapa de lectores peruanos”. En: El otro margen. La literatura peruana: una visión desde adentro. Lima, Arteidea editores, 2007.

4) MAZZI, Víctor. Poesía Proletaria del Perú (1930-1976). Lima, Editorial Jurídica, 1976.

5) RAMA, Ángel. La ciudad letrada. Montevideo, Arca, 1998.

6) ROBLES RÁZURI, Carlos. “Panorama de la literatura piurana”. En: Prosistas Piuranos. Lima, 1958.