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Nació en Talara (Piura). Editor y gestor cultural. Estudió Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e ingeniería electrónica en una universidad privada. Ha publicado poemas en las revistas: Ónice, Bocanada, Dedo Crítico, Tajo, Bosque de latidos, Socialismo y Participación, Estudios Privados, El Bosque, Delirium Tremens, TXT, Conexos (Miami), Nomastique (México), Signos en rotación y Círculo de fuego. Traduce poesía norteamericana (Snyder, Rexroth, Sandburg). Poemas y relatos suyos aparecen en la revista digital Ping Pong, de República Dominicana, y en Vorágine y Cinosargos (Chile). Ha publicado el poemario La balada de Crates y otros poemas en el 2010, Como barca encallada en la arena (poemas y relatos), en el 2014, y Senda de la desesperanza. Hace entrevistas y es colaborador de revistas de Ciencias Sociales y Derecho (Illarik, Soluciones Laborales, Administración Pública & Control) y publicaciones alternativas. Editor de Anarkopoiesis, La lira rebelde libertaria e Insana virtud. Muestra poética reciente de la posmodernidad (2016). Sus poemas aparecen en Ausente ardor de arena & algarrobos. Antología de la poesía piurana contemporánea (2017).

jueves, 31 de diciembre de 2015

Policías y ladrones



Policías y ladrones o cómo engañar a la opinión pública peruana


  

El honor no es tu divisa,
tu divisa es la corrupción
abusas de tu autoridad,
                   porque en la otra mano llevas la pistola

                                                                Narcosis


Intro



   El periodo de violencia política extrema vivido en el Perú ha dejado profundas huellas sociales y heridas lacerantes en mucha gente. Aun hoy es sorprendente e indignante pensar cómo aquellos que tuvieron la misión de salvaguardar la vida e integridad de los ciudadanos, claudicaron de una forma tan vil y siniestra. En determinado contexto social y cultural, la vida no valió nada. Ahora podemos desentrañar las razones. El derecho penal del enemigo es un instrumento que ha sido usado por aquellos que, en la práctica, rechazan uno de los principales legados de Occidente para la posteridad: el respeto irrestricto por la persona humana como ente sujeto de derechos inalienables. La teoría de la dignidad igualitaria tiene su epítome en la emblemática Declaración Universal de los Derechos Humanos, del 10 de diciembre de 1948. Sin embargo, para los enemigos de la libertad, esto debería ser confinado al museo de las antiguallas, junto con costumbres y mitos arcaicos. El enemigo, por ende, no puede ser considerado una persona ni ente de derechos inalienables. Por consiguiente, los agentes del Estado tienen carta blanca para desplegar todo su poder contra quienes son considerados "enemigos". De esta manera, "un individuo que no admite ser obligado a entrar en un estado de ciudadanía no puede participar de los beneficios del concepto de persona..."[1]



Polis haciendo su trabajo.


¿A la policía se la respeta?



   La infamia que rodea a esta institución tutelar tiene larga data. A comienzos del siglo XX, González Prada señalaba lo siguiente de la policía: “No merecen, pues, amor ni simpatía los miembros de semejante corporación, digna de llamarse maffia (sic) o camorra…”[2]. A quienes esbozan una sonrisa maliciosa debido a la filiación anarquista de González Prada y por su evidente “sesgo ideológico”, podemos recordarles que a comienzos del siglo XX las huelgas, movilizaciones y acciones directas de los trabajadores organizados eran reprimidas salvajemente por los cuerpos de seguridad del Estado. El saldo era desfavorable para los proletarios. Ni siquiera los niños y las mujeres eran respetados[3]. 





   Los victimarios y déspotas de siempre –que no dudan ni un segundo en descargar su ira contra los inermes manifestantes, refractarios del statu quo o algún desventurado sospechoso– hoy en día se han convertido en las víctimas patéticas, encumbradas mediáticamente gracias a los exabruptos de unos cuantos infelices llenos de prejuicios






   Todas las fechorías, crímenes abyectos y prepotencias de tan “benemérita” corporación –muchos de ellos registrados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación, como por ejemplo la matanza de 32 campesinos del distrito de Socos (Ayacucho), en 1983[4]– han sido borrados ipso facto como producto del predominio de la imagen y del homo videns, de Giovanni Sartori. No podemos dejar de mencionar que varios policías tuvieron que ver con la desaparición y posterior asesinato del estudiante Ernesto Castillo Páez, el 10 de octubre de 1990. El coronel de la PNP, Juan Carlos Mejía León, y una feroz jauría son los directos responsables. Hay una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, del 3 de noviembre de 1997, la cual señala la responsabilidad del Estado peruano en este abominable acto de terrorismo de Estado. En el 2015, en el valle de Tambo, en Arequipa, la Policía mostró su verdadero rostro infame y sanguinario. En el marco de las protestas contra la minera Southern Perú, los pobladores fueron víctimas de la prepotencia y del terror indiscriminado de estos cancerberos armados. En algunos casos, hubo un despliegue de bestialidad e insania innombrable[5].







   Es innegable que un problema acuciante en la actualidad es la terrible inseguridad urbana y la creciente delincuencia (y no solo en Lima). En una encuesta nacional del 2013[6], el 66 % del total de entrevistados en Lima declaraba que la falta de seguridad y la delincuencia creciente constituían el principal problema del país, mientras que el 59 % del interior del país aseveraba lo mismo (el total de entrevistados fue 1202). En la misma encuesta, la Policía Nacional fue designada como la segunda institución más corrupta del país por el 53 % de los entrevistados (la primera fue el Congreso). Es decir, el hecho de que una institución tutelar es percibida como corrupta por una gran parte del imaginario no se condice con la búsqueda de una solución racional para poner coto a la desbordada inseguridad urbana y a los delincuentes. 



Estudiante de Sociología asesinado por policías peruanos al inicio del régimen liberticida de A. Fujimori. http://ernestocastillopaezpresente.blogspot.pe/


   Qué rápido olvidó la voluble opinión pública que hace poco han sido desarticuladas bandas de hampones, entre cuyos integrantes había policías en actividad. ¡Y esto no ha sido un caso aislado o extraordinario como lo quieren hacer creer! Quien suscribe este texto, desde que tiene uso de razón ha contemplado que muchos policías han sido tentados por el “lado oscuro” y han sucumbido por la irrefrenable tentación de fortuna y derroche[7]. En muchos sentidos, los cuerpos de seguridad estatales no tienen en sus manos la solución a tan agobiante problema social. Son parte del problema. 



Abuso policial en el 2015. Extraído de: https://redaccion.lamula.pe/2015/04/25/el-testimonio-del-poblador-al-que-la-policia-sembro-prueba-en-tia-maria-me-patearon-como-basura/acastro/


Márlet Ríos






[1]Véase: JAKOBS, Gunther y CANCIO MELIÁ, Manuel. Derecho penal del enemigo. Madrid, Civitas ediciones, 2003, p. 26.

[2] GONZÁLEZ PRADA, M. Sobre el militarismo. Lima, Horizonte, 1978, p. 34.


[3] Veáse nuestro artículo sobre el mártir Alejandro Taboada, asesinado cruelmente por los agentes del Estado en Talara, en 1931. http://www.cerosoccer.blogspot.pe/2014/05/homenaje-alejandro-taboada.html

[4] Perpetrada por los tristemente célebres “sinchis”, policías especializados en la lucha antisubversiva, de la 48 ª Comandancia de la ex Guardia Civil.

[5] LA REPÚBLICA. "Tía María: manifestante detalló excesos de la policía tras detención y sembrado de arma. 25 de abril de 2015". Consulta: 20 de julio de 2016 <http://archivo.larepublica.pe/25-04-2015/tia-maria-manifestante-detallo-excesos-de-policia-tras-detencion-y-sembrado-de-arma>
ras-detencion-y-sembrado-de-arma>

[6] Véase: VIII Encuesta Nacional sobre percepciones de la corrupción en el Perú 2013. Recuperado de: http://www.proetica.org.pe/viii-encuesta-nacional-sobre-percepciones-de-la-corrupcion-en-el-peru-2013/