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Nació en Talara (Piura). Editor y gestor cultural. Estudió Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e ingeniería electrónica en una universidad privada. Ha publicado poemas en las revistas: Ónice, Bocanada, Dedo Crítico, Tajo, Bosque de latidos, Socialismo y Participación, Estudios Privados, El Bosque, Delirium Tremens, TXT, Conexos (Miami), Nomastique (México), Signos en rotación y Círculo de fuego. Traduce poesía norteamericana (Snyder, Rexroth, Sandburg). Poemas y relatos suyos aparecen en la revista digital Ping Pong, de República Dominicana, y en Vorágine y Cinosargos (Chile). Ha publicado el poemario La balada de Crates y otros poemas en el 2010, Como barca encallada en la arena (poemas y relatos), en el 2014, y Senda de la desesperanza. Hace entrevistas y es colaborador de revistas de Ciencias Sociales y Derecho (Illarik, Soluciones Laborales, Administración Pública & Control) y publicaciones alternativas. Editor de Anarkopoiesis, La lira rebelde libertaria e Insana virtud. Muestra poética reciente de la posmodernidad (2016). Sus poemas aparecen en Ausente ardor de arena & algarrobos. Antología de la poesía piurana contemporánea (2017).

domingo, 23 de febrero de 2014

Poetry / poiesis


Presentación de libro de poesía hecha por libertarios



Libro La lira rebelde libertaria. Editorial Anarcrítica (2015). Prólogo y selección de Márlet Ríos

   El día miércoles 2 de marzo de 2016 se llevó a cabo la presentación de La lira rebelde libertaria, breve muestra de poesía hecha por libertarios de la región peruana. El evento contó con la participación de los destacados investigadores sociales y escritores: Jaime Llosa Larrabure, Franz García, Rodolfo Ybarra y Michael Zavaleta. Se dejó constancia de que la poesía no es solo una labor desarrollada por señoritos y adláteres de la inefable y racista burguesía peruana, sino también por gente del pueblo (taxistas, mecánicos, vendedores ambulantes, etc.). Lo de menos es la corrección y el respeto por la norma y la Academia. Hay que ensuciarse las manos y meterse de lleno en la lucha social. Hay que apostar por la humanidad de esta parte del planeta, la gente concreta de carne y hueso (los que muchas veces aguantan los palazos y bombas lacrimógenas de los cancerberos del Estado peruano). En las primeras décadas del siglo XX los trabajadores anarquistas dejaron varios testimonios de su indesmayable labor cultural. Muchos de ellos eran poetas y músicos, asimismo desplegaron sus aptitudes artísticas en el campo del teatro proletario. Y apenas llegaron a terminar la primaria. Se trata de rescatar su legado y establecer una línea de continuidad.
Intervención del profesor de la USMP e investigador social, Michael Zavaleta A.

   Se contó con la participación de la compañía de teatro "Sin auditorio", que presentó Opio en las nubes. Los asistentes fueron impactados por imágenes transgresoras y por actuaciones electrizantes. Las gracias a Pedro Salas.

Comentaristas de La lira rebelde libertaria (de izq. a derecha): Michael Zavaleta, Márlet Ríos, Jaime Llosa, Franz García y Rodolfo Ybarra.
Foto del FB de M. Zavaleta

Diseño: Franz García

Palabras de uno de los editores, Márlet Ríos

Intervención del c. Franz García sobre la poesía anarquista de comienzos del s. XX

   El grupo de teatro "Sin auditorio" presentó la obra Opio en las nubes, del autor colombiano Rafael Chaparro. El grupo está dirigido por Pablo Salas.

Grupo de teatro "Sin auditorio". Foto: P. Salas.



Escena de la obra "Opio en las nubes"

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La barca encallada de Márlet Ríos


"Como barca encallada en la arena" (2014). Foto de carátula: Isabel Ramos
Pueden solicitar un ejemplar al 98436-4587 o al mail: marletrios77@hotmail.com


   Decía el poeta Javier Sologuren que si un hombre cumple los 25 años y sigue escribiendo poesía, ya es un poeta. Marlet Ríos, según la contratapa de este su segundo poemario Como barca encallada en la arena, ha pasado ya esa barrera de años y los catorce poemas, más los dos relatos breves que aparecen al final de esta publicación lo confirman en nuestra literatura. El poeta Alberto Benavides decía que: “(…) no hemos progresado en muchas cosas, pero poesía (de la buena, -agregaría yo) nunca nos ha faltado”. Y ya sabemos que las presentaciones poéticas no son algo que reúnan multitudes, sobre todo la poesía de vates en ciernes. Escribir poesía implica haber vivido algo y haber leído más que los otros. La poesía escoge sin más, sin que el poeta tenga ningún derecho que alegar. En Marlet Ríos (poeta de origen talareño) sucede esto y sucede también que el ejercicio poético no ha de precipitarlo ni al mal ni a la desgracia. Digo esto porque, él, sin sobresaltos, se traslada por las fuentes mínimas  y máximas del lenguaje, hacia el interior de su ego y hacia el exterior de su álter ego, para entregarnos, en esta oportunidad, excelentes textos.

   Desde su primer poemario Balada de Crates, y otros poemas publicados en diversas revistas, se percibe ya la indagación y búsqueda de un lenguaje que se acomodara a su voz. Y con estos poemas que no son ni herméticos ni de lenguaje impersonal, se puede afirmar que son creaciones con lenguaje directo y sencillo, y con ciertos rasgos irónicos, es decir, que con ellos el poeta ya se ha forjado un estilo definido, empleando frases cortas e imágenes que evocan la influencia libre de sentimientos, rehusando de la retórica altisonante y directa. Sin embargo, como toda gran poesía, está inmersa en su época y bebe de su historia tanto social como individual. Pero  vayamos por algunos de ellos.

   Con el poema “Halley” (y siguiendo el orden, es el segundo que aparece en este poemario) nos ofrece una lectura personal del paso de dicho cometa, hecho que se vivió en el año 1986 no solo en el Perú sino en otras partes del planeta. Dice el poema: “La lluvia de estrellas / que deja a su paso el cometa / irrumpe con fuerza por la madrugada. / Los fuegos artificiales danzan sobre / nuestras cabezas”. Para los especialistas el cometa Halley es el único de periodo corto (puede oscilar entre 74 y 79 años) que es visible a simple vista desde la Tierra, y también el único que quizás aparece dos veces en una vida humana (de hecho, el nacimiento y la muerte del escritor Mark Twain ocurrieron muy próximos a apariciones consecutivas, en 1835 y 1910. Con “Halley”, el poeta transmuta los hechos, poco cotidianos, en poesía, pero no de un modo confesional que atosigue al lector, sino con una carga sentimental no exenta de ternura, evocando también al ser amado, el cual le da realidad y vuelve más cierto a ese hecho cósmico que gracias a su contacto llega la iluminación, pero, como dije, es recién con la presencia del ser amado que todo cobra sentido para el poeta: “(…) la cola del cometa de cientos / y cientos de km. meneada / con cierto garbo y sensualidad, pero / mucho menos llamativa que la tuya, / pasa rozando la ventana de / la habitación dejando en el aire / un universo de partículas distantes”. Lo cierto también es que para el poeta, no es lo común, sino lo extraordinario y apocalíptico que ocurre cuando pasa un cometa.  “Terribles visiones proféticas ponen / de relieve lo fatal que resulta / atravesarse de golpe en su trayecto / la temida colisión con los fragmentos / del núcleo aviva ancestrales temores”. Puede interpretarse también que con el poema “Halley”, como en algunos poemas del libro Las inmensas preguntas celestes de Antonio Cisneros, se aborde los cuestionamientos vitales de un hombre que está en el medio del camino.

   La poesía de Marlet Ríos asume la vida como materia poética. Por ejemplo, en el poema “Nikos”, muestra con imágenes sencillas la inocencia de su hijo, quien, como todos los niños está lleno de preguntas infantiles, preguntas que lanza a la abuela, la mujer sabia, voz de la experiencia y de respeto en toda familia. Dice el poema: “Mi hijo sonríe y canta como un niño feliz / Le pregunta a la abuela sobre los bailes de moda / Ella no se incomoda ni se sonroja. / Los bailes indecentes y pornográficos de  los adolescentes”. Aquí lo cotidiano abarca una considerable importancia. El poema también es una vuelta a la infancia que solo es posible a través de dos instancias: la de Nikos (el hijo) y la de la abuela, ordenadora y llena de sabiduría que pertenece a un mundo orientado hacia la exterioridad frente a un mundo carente de sentido. Al final del poema aparece la imagen del padre como interpelado por lo que hace su hijo. Dice el poema: “Y si bailara más gozosamente más endiabladamente / con todos los otros niños felices sociables y nada serios del mundo / tan diferente a su padre”. Este poema también, de alguna manera, enfrenta al lector con el niño solitario que, en mayor o menor medida, todos llevamos dentro, sin que nos angustie el pasado y el futuro.

   En la lectura de estos textos también encontramos un afán antirretórico, es decir, se deja de lado las frases melodiosas, pero sin perder el tono lírico como sucede en su “Cementerio marino” que no son más que versos escritos a manera de haikus. “Moscas danzan sobre / la arena que cubre / restos de un pelícano”. Este poema se puede considerar como una crítica a los versos de largo aliento con cierta carga épica. En la brevedad, belleza, parece decirnos el poeta. Si los poemas en verso largo sugieren un ritmo pensado y meditativo, estos haikus son propios de una lectura centrada en las imágenes. Por otra parte, el poema “Música barroca”, también de versos cortos, vemos que está ejecutado en pausas musicales, tan afín a una sensibilidad onírica. En él encontramos la presencia del fuego, que es lo que destruye y hace danzar a los personajes en una iglesia, lugar donde se encuentran los hombres y su divinidad, para vivir y morir. “Una iglesia ardiendo con / llamaradas de furia / enormes como una catedral gótica (…) / Las turbas danzan / al calor de ídolos y símbolos / vacíos / abrasados / por lenguas ígneas (…) / una muchacha de rostro lánguido / recoge flores negras / en medio de un altar / que se reduce a polvo”. Se ve también como contradictorio el título, pues la música tiene poder vital, esa música barroca que purifica a las personas, que les devuelve la inocencia original y los identifica como seres humanos, y en ese fuego no solo se ve la destrucción sino que también se puede ver una expresión de los tormentos de unos asociados con la idea de la maldad de otros.

   En general, estos catorce poemas que aparecen en esta barca encallada no son ni de desencanto ni de total ironía, son poemas que rompen con la dicotomía poesía pura y poesía social que caracteriza a otros poetas de la generación posterrorismo. Su lenguaje se aleja de lo académico y se acerca a lo vital, en razón también de la común influencia de la poesía simbolista francesa más que de la poesía anglosajona. Desde el título se puede percibir el ánimo de esta publicación, pues, una barca en la arena es no estar activa, es querer estarse quieto para interrogarse sobre las cosas de la vida cuando se ha llegado a una edad madura. Es como querer parar lo indetenible, lo que está o debe estar en constante movimiento, y es querer hacer del tiempo una rémora. En general, estos poemas han sido escritos en diferentes épocas con claves de lectura que llevan a la vida del poeta en una épica de lo cotidiano, producto de una notable maduración en el oficio literario.

   En la segunda parte del libro subtitulada “La soportable brevedad del ser”, aparecen dos textos: “Las ruinas de la cuarta dimensión” y “La constelación”. En estos dos breves y ágiles relatos, asoma –como en toda obra- no solo una ética y una estética sino también una cosmovisión que nos traslada a la época preinca con sus dioses inmisericordes y sus construcciones de barro. En uno de los párrafos de “Las ruinas de la cuarta dimensión” dice: “La huaca era un importante centro ceremonial donde los antiguos hacían sacrificios para sus dioses y vaticinaban el futuro”. Y en el texto “La constelación”, dice: “la pirámide trunca, bajo el amparo de la deidad luminiscente, se podía divisar a la legua. Los prisioneros permanecen en la habitación frente al altar de los grandes sacrificios. Murales de pulpos con cabeza de serpiente y cangrejos terroríficos hacían más siniestro el cautiverio”.
En los textos se respira también la presencia importante del mar, por no decir que es uno de los significantes recurrentes. (“Cuando escapaba, me vinieron a la memoria los largos paseos por la playa, cuya arena mojada acariciaba mis pies descalzos”.). El mar, ese universo solitario con que el narrador va a confrontar su mundo interior. Ese mar que prefigura el mundo y la vida como ese espacio de la inmensidad y la ensoñación. En general, son textos escritos con una mirada no la del escrutador que descubre y disocia sino la de un tenaz viajante que quiere reencontrarse con algo que ha vivido en un tiempo pasado. Los personajes que aparecen son símbolo de una vida libre y renovada, pero se ven como envueltos en creencias supersticiosas o del más allá, ajenos a todo lo que se vive en las ciudades modernas y decadentes. Desde otra óptica, hay como un encuentro de los mundos (el de la niñez y la adultez) donde se desprende claridad y vitalidad de las imágenes. El lenguaje es fluido y directo. Quizá una de las apuestas más destacables de los dos textos es la economía de las palabras.  
   Para terminar, afirmo que Marlet Ríos hace de lo cotidiano lo universal, lo eterno. Él pertenece a una generación de poetas, entendidos no como quienes se dedican a escribir versos sino como quienes se ocupan de materias eternas y universales alejadas de toda ideología y/o metafísica. Con imágenes sencillas muestra un aislamiento que es más bien una postura literaria, y seguro una constante en sus siguientes obras.    

Miguel Hernández Sandoval (Miraflores, 4 de diciembre de 2014)
  

Una foto de la presentación de mi libro el 4/12/14 en Miraflores 



“As a poet, I hold the most archaic values on earth. They go back to the late Paleolithic: the fertility of the soil, the magic of animals, the power-vision in solitude, the terrifying initiation and rebirth; the love and ecstasy of the dance, the common work of the tribe. I try to hold both history and wilderness in mind, that my poems may approach the true measure of things and stand against the unbalance and ignorance of our times.”



                                                                        Gary Snyder


Comparto con ustedes unas traducciones hechas por mí de poesía norteamericana:


Cómo llega a mí la poesía 
How Poetry Comes to Me

Llega tropezando de
Noche con las peñas, permanece
Asustada lejos del
Alcance de mi fogata 
Voy a darle el encuentro    
Al borde de la iluminación.



Gary Snyder
Trad. M. Ríos



Una noche primaveral en Shokoku-ji


Hace unos ocho años este mayo
Que caminábamos bajo las flores del cerezo
De noche por un jardín de Oregón.
Todo lo que deseaba entonces
Lo he olvidado, salvo a ti.
Aquí en la noche
En un jardín de la vieja capital
Siento el espíritu tembloroso de Yugao.
Recuerdo tu cuerpo frío
Desnudo bajo tu vestido de algodón de verano.

Gary Snyder
Trad. M. Ríos



Gary Snyder (EEUU, 1930): Poeta y antropólogo norteamericano. Tenaz activista defensor de la naturaleza. Miembro de la beat generation. Estuvo presente en la ya legendaria lectura de poesía de la Six Galery (un antiguo garaje convertido en galería de arte) el viernes 7 de octubre de 1955, en la cual Allen Ginsberg dio a conocer su famoso poema Howl (Aullido). El prestigioso poeta Kenneth Rexroth (1905-1982) fue el organizador y maestro de ceremonias de aquel recital poético.


Gary Snyder y Allen Ginsberg en manifestación antibélica a fines de los 60.



Fugitiva

Hay destellos de lluvia en el cabello
que brilla sobre tu frente;
Tus ojos están húmedos y tus labios
Mojados y fríos, tu mejilla rígida por el frío.
¿Por qué has permanecido
Afuera tanto tiempo, por qué únicamente
Vienes a mí tarde en la noche
Después de caminar por horas en el viento y la lluvia?
Sácate el vestido y las medias;
Siéntate en el mueble delante del fuego.
Calentaré tus pies con mis manos;
Calentaré tus senos y muslos con besos.
Desearía construir un fuego
En ti que nunca se apagara.
Desearía poder estar seguro de que en el fondo de ti
Hubiera un imán que siempre te atrajera a casa


Kenneth Rexroth
Trad. M. Ríos

Poema de Kenneth Rexroth




I am the People, the Mob

  by Carl Sandburg    

I am the people—the mob—the crowd—the mass.
Do you know that all the great work of the world is done through me?
I am the workingman, the inventor, the maker of the world's food and
     clothes.
I am the audience that witnesses history. The Napoleons come from me
     and the Lincolns. They die. And then I send forth more Napoleons
     and Lincolns.
I am the seed ground. I am a prairie that will stand for much plowing.
     Terrible storms pass over me. I forget. The best of me is sucked out
     and wasted. I forget. Everything but Death comes to me and makes
     me work and give up what I have. And I forget.
Sometimes I growl, shake myself and spatter a few red drops for history
     to remember. Then—I forget.
When I, the People, learn to remember, when I, the People, use the
     lessons of yesterday and no longer forget who robbed me last year,
     who played me for a fool—then there will be no speaker in all the
     world say the name: "The People," with any fleck of a sneer in his
     voice or any far-off smile of derision.
The mob—the crowd—the mass—will arrive then.



El pueblo, la muchedumbre

Soy el pueblo, la muchedumbre, la multitud, la masa.
¿Sabes acaso que hago todo el grandioso trabajo en el mundo?
Soy el trabajador, el inventor, el que hace el alimento y la ropa
      del mundo.
Soy la audiencia que presencia la historia. Los Napoleones vienen de mí
      y los Lincolns. Ellos mueren. Y entonces envío más Napoleones
      y Lincolns.
Soy la tierra para sembrar. Soy la pradera que soportará más arado.
Tormentas terribles pasan por encima de mí. Lo olvido. Lo mejor de mí es extraído
 y gastado. Lo olvido. Todo salvo la Muerte se acerca a mí y me hace
trabajar y yo abandono lo que tengo. Y lo olvido.
A veces lanzo un gruñido, me agito y salpico unas cuantas gotas rojas para
    que la historia me recuerde. Luego, lo olvido.
Cuando yo, el Pueblo, aprenda a recordar, cuando, yo, el Pueblo, utilice
las lecciones del pasado y ya no olvide quién me robó el año pasado,
quién se aprovechó de mí, entonces ya no habrá orador en todo
el mundo que diga el nombre de “El Pueblo”, con una pizca de desprecio
en su voz  o una lejana sonrisa de burla.
La muchedumbre, la multitud, la masa entonces llegarán.

Trad. Márlet Ríos


 
Carl Sandburg


Breve muestra de poesía de Márlet Ríos


Un gato tuerto


Un gato tuerto me mira con su único ojo sano
Desde el alféizar, en lo alto de aquella ventana.
Como si se tratara de un oráculo posmoderno y gatuno,
Contemplo la escena
Antes de partir rumbo al trabajo diario.
Los días pasan como electrones furibundos.
El tráfago de la vida actual,
Con sus tarjetas de crédito y los salarios congelados,
No da tiempo para pensar en Nada más.
Todo parece reducirse
A un ir y venir absurdo en medio de franquicias y Mega Plazas
Y discursos vacíos de funcionarios engolados.

El gato tuerto evita a los vecinos que pasan raudos a tomar
                                                                         el bus.
En medio de la indiferencia y las rejas de paranoia,
Su presencia interpela nuestra rabiosa ansiedad.

Márlet Ríos

(De La balada de Crates y otros poemas)








Nikos


                    Escapa del colegio. Huye de las  matemáticas.
                    No permitas que te pongan uniforme.
                                                     
                                                                      Luis La Hoz
                     
                                              
Mi hijo sonríe y canta como un niño feliz
Le pregunta a su abuela sobre los bailes
                                              de moda
Ella no se incomoda ni se sonroja
Los bailes indecentes y pornográficos de los
                                               adolescentes
Mi hijo les pregunta a los extraños
Y satisface su curiosidad  libremente
Se ríe y vocifera como un loco
Me llama por mi nombre de pila
Mi nombre tan común y soterrado
                                 10 000 veces
Y reemplazado por otro más musical.

“Vivir significa luchar” dijeron los estoicos
Mientras tanto mi hijo disfruta
                       de sus juegos
Y odia cumplir con sus tareas escolares
-como la gran mayoría de los niños.
El también odia alimentar a las palomas
Lo hace sólo para darme gusto:
Las dejaría morir de hambre si quisiera.
El me hace jugar como un niño de 30
Y pierdo de súbito la rigidez y la solemnidad
Y empiezo a recobrar lo que nunca debí perder.

Mi hijo canta como un niño feliz
No recuerda ni un solo verso que le enseñé
Mas recuerda nuestra canción de cuna.
Si dependiera de él, jugaría todo el
                                santo día
Y si se olvidara por un momento del Cable
Y de los vídeo-juegos
Y si bailara más gozosamente  más endiabladamente
Con todos los otros niños felices sociables y nada serios del
                                                                             Mundo
Tan diferentes a su padre.


Márlet Ríos





ANTANKALLO
                          Para ti, encanto

Luciérnagas y deidades
Nos dan la bienvenida
A nuestro descenso
De la cascada en la cima.
Por todos lados brota
Una música tenue
Y misteriosa / como
El espíritu del
Puquial cuesta arriba.
La oscuridad extiende
Su dominio, pero
Mis cinco sentidos
Reverdecen –
Eres canto estival
Que quiero prolongar
Hasta la alborada.
Eres riachuelo
Primoroso donde
Deseo abrevar
Sin demora.

En este lugar
Tan lejos del tráfago
Y del hollín agitado,
Tú y yo danzaremos
Hasta que el dios tutelar
De la montaña
Nos señale el camino
De regreso a casa.


Márlet Ríos

Catarata a las afueras de Lima, en San Jerónimo de Surco.










Frente al castillo sin fantasmas
(versión definitiva)

A Delia

El mar se crispa como un recién nacido.
La dueña del castillo que ya no está
hacía versos en sus ratos de ocio
                        --que eran los más.
Algunos dicen que se escuchan voces,
tal vez de los antiguos habitantes
del valle de Lima, ofrendados
a los dioses después de una tranca con chicha
                                                            de jora,
o quizá de las pobres bestias sacrificadas
y convertidas en trofeos
para el deleite de la masa.

Ahora puedo ver en tus ojos
una imagen de los antiguos ritos
                                     de Venus
--hipóstasis cantada por bardos
                         y boleristas en rocolas
de otras épocas.

Frente al castillo el mar de Chancay
guarda memoria de añosas ceremonias
mientras miles de promesas
son urdidas al caer la tarde.

En el viejo castillo sin fantasmas
escanciamos de nuestros vasos
                                      plastificados,
esperando que la Noche nos dedique
sin más una de sus mejores sonatas.


Márlet Ríos



Cascashoko

Una antigua ciudad
De piedra misteriosa
Será nuestro refugio
Para los días lóbregos,
Una verde campiña
Velará nuestros sueños
Muy lejos de autopistas
Y nubes hollinientas.
Sumac sipas, la piedra
Secular añorada
Hablará de cernícalos
Y mitos estelares,
De hermandades de bronce
Que persisten aun hoy,
Mientras nos envolvemos
En caricias y ritos
Infernales, de ensueño.


Márlet Ríos

Foto de E. Altamirano
Publicado en el Nº 11 del periódico anarquista "Humanidad" (2009)



Contacto y traducciones:     marletrios77@hotmail.com



lunes, 10 de febrero de 2014

Crónicas de viaje



Un rinconcito frente al mar
   Estuvimos en Talara, tierra petrolera y con playas paradisíacas, y no todas para la VIP. Nosotros pensamos que la clase trabajadora tiene derecho al solaz. Nos vino a la memoria la letra de la polka escrita por el piurano Javier Purizaca, quien se inspiró en Talara: El sol y la brisa marina / bañan tus encantos...


Pelícano rozagante en el muelle de Los Órganos (Talara)

Playa de Negritos



   La verdad es que desde hace tiempo, teníamos pendiente esta visita a una tierra entrañable, de gente cálida y alegre. La seriedad la tuvimos que empaquetar y dejar en Lima. Regresamos por unos momentos a las playas de la infancia añorada. Tierra de eterno calor y de gente cálida, así como de los primeros juegos viendo pasar jañapes y abejorros inmensos. Visitamos nuestro antiguo barrio de Punta Arenas y los recuerdos entrañables fluyeron incoercibles. Estuvimos además en Negritos, al sur de Talara. Captamos el peculiar habla de los lugareños, que es única en el Perú. 




Playa de Punta Arenas (Talara)

 
Back to the school


La fiesta de la chirimoya
(Callahuanca-Huarochirí)

Rumbo a Callahuanca

Callahuanca es un distrito que pertenece a la provincia de Huarochirí, departamento de Lima, ubicado en el valle del río Santa Eulalia a una distancia de 46 km de la ciudad de Lima, asimismo, se encuentra ubicado a una altitud de  1 750 metros sobre el nivel del mar. Su capital lleva el mismo nombre; entre sus anexos destacan Barbablanca y San Pedro de Chauca (tiene mayor altitud) y como caseríos están: Purunhuasi, Singuna, Pichuraran, Tierra Blanca, San José de Tucre, entre otros.

Según los datos actuales de la municipalidad del lugar, Callahuanca posee una superficie total de 57.47 km2 de una densidad poblacional de habitantes por km2 de 41.8. La población censada al 2007, según los datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática, es de 2405 habitantes. Además, cuenta con 735 electores, de los cuales 406 son varones y 329 mujeres.
Este pueblo callahuanquino cuenta con un gran potencial en el área de turismo, ya que cuenta con lugares para conocer, por ejemplo Cascashoko, zona arqueológica donde destacan casas edificadas de piedra. Esta zona se encuentra ubicada en uno de los anexos de Callahuanca, exactamente en Barbablanca. Asimismo, destacan el centro ecológico de piedra huaca, la iglesia y torre en el anexo de Chauca, Huariquian, el cual es una construcción denominada Kullpis, que tienen un solo piso y es de material de piedra (esto se encuentra en el anexo de Achinsune-Callahuanca).

Salida de Chosica

A las 11 am partimos hacia el pueblo. Cuando se sale de Chosica, se  sale también de las carreteras asfaltadas, luego de la salida y siguiendo el camino, ya sin asfaltar, diviso el río Santa Eulalia, diviso también la Central Hidroeléctrica de Barbablanca que tiene el mismo nombre que uno de los anexos de Callahuanca.

Llegada a Callahuanca

Es casi mediodía, el viaje duró un aproximado de una hora. Llego a un hermoso y acogedor lugar, el contraste con Lima capital es enorme. Este lugar conocido, pero en contradicción muy poco difundido, no solo es importante por su ubicación geográfica, sino también por sus tierras, que en sus entrañas produce ricos y deliciosos frutos como la chirimoya.
Existen vestigios prehistóricos en los que se comprueba que la chirimoya ya se consumía en  tiempos muy remotos,  vestigios como son la cerámicas, semillas, etc.: “Los primeros españoles la llamaron ‘manjar blanco’ por su delicioso sabor, pero se han encontrado semillas de esta planta en tumbas de más de cuatro mil años en Ancón y Huarmey. La palabra chirimoya viene de dos palabras quechuas: ‘chiri’ que significa ‘frío’ y ‘moya’ que se traduce como ‘semilla’. Aunque está difundida en zonas cálidas se da muy bien en alturas hasta los dos mil metros, de ahí su nombre” (fuente: PerúNatural.com).

Pues bien, la chirimoya es un fruto antiquísimo y como tal además de ser excepcional, es un fruto de identidad.

Callahuanca es considerado como el “paraíso de la Chirimoya”.

Al llegar a este pueblo me lleno de una tranquilidad enorme; lo primero que se ve y llama la atención es su estadio, bien conservado, cosa bien curiosa, no necesita de podadora, ya que hay tres llamas en el campo que podan este estadio. 

Para llegar al parquecito central se tiene que caminar una cuadra y en ese transcurso se observan casas de material noble (ladrillo y cemento), no obstante, lo que le da el aspecto de un pueblo rústico y acogedor son sus callecitas estrechas con viviendas hechas de adobe  de dos pisos y sus lindos balcones de madera, decorados con flores de distintos colores y tipos, geranios en macetas, plantas colgantes, etc. Este pueblo cuenta como ya lo mencioné con un estadio, además con el centro de salud, la I.E. “Santa Rosa de Callahuanca”, corral para crianza de cuyes, cementerio,  baños públicos (gratis), Comedor popular “Santa Rosa” (precios módicos).

Después de mi almuerzo respectivo, ya en el parque central, hay puestos que venden helado de distintos sabores, pero el más consumido (según la vendedora) es el de chirimoya. Al comprar mi helado, le realizo preguntas a la señora vendedora, muy amablemente me comenta que todos los años, desde hace ya 19 años, realizan la fiesta de la chirimoya. El helado de chirimoya que consumí  me cuesta 2 soles con cincuenta céntimos, además me dan a degustar helados de fruta, sabor y hechos de palta  y maracuyá.

El otro fruto que cultivan es la palta. Al caminar por las trochas, para llegar al mirador, diviso grandes cultivos de chirimoya y de paltas, sus frutos ya están desarrollados, solo están listos para madurar, asimismo en toda la extensión de los cultivos hay letreros que dicen: “prohibido tocar”, “prohibido arrancar”, etc.

La fiesta

En reconocimiento a este producto que se cultiva en este valle, los pobladores callahuaquinos realizan una festividad  en nombre de la chirimoya; por acuerdo de la comunidad se celebra la última semana del mes de abril, esto cada año. Renombrados artistas y grupos musicales realizan sus presentaciones artísticas.



Productores de la zona ofreciendo chirimoya y otros frutos

Según mi informante, la celebración comenzó como una actividad comunal pero en ocasiones ha sido organizada por la Municipalidad. En este festival se concursa por la mejor chirimoya, que después será subastada:

Previamente se nombra un Jurado Calificador que consta de personas ligadas a la agricultura como son los representantes de INIA, SENASA, AGRORURAL, Agencia Agraria, etc. Luego se va recibiendo las chirimoyas a las cuales los propietarios deben colocarles una cinta adhesiva con su nombre para identificarlas.
Para ello el jurado indica una hora en la cual ya no se podrá ingresar ninguna otra fruta.
Finalmente, una a una son pesadas y se va indicando el peso de cada una hasta llegar a la última y ya conociendo los mayores pesos se va dando la lista de ganadores.

Antes, el organizador oficia a distintas personas e instituciones para la donación de artículos relacionados con la agricultura, como pueden ser: abonos, herramientas, mochilas fumigadoras, etc. En sus primeras ediciones, la elección de la chirimoya ganadora era por peso; actualmente, se realiza por calidad y peso.

Actualmente, ya que se considera a nuestra chirimoya como Producto de Bandera y que se está pensando en la exportación, la nueva tendencia es la de calificar por calidad” (Informante de la municipalidad del lugar).



FESTIVAL
PRODUCTOR
PESO ( KG )
I
Sra. Angélica Bautista Olivares
2,50
II
Sra. Julia García Hilario
3,00
III
Sr. Julio Calderón Orihuela
3,25
IV
Desierto
-
V
Sra. Tomasa Calixtro Olivares
3,05
VI
Sra. Justina Gutiérrez Orellana
2,05
VII
Sr. Henry Zevallos Mariano
2,90
VIII
Sra. Julia García Hilario
3,30
IX
Sra. Yolanda Gutiérrez Orellana
3,20
X
Sra. Angélica Huamalies Mariano
3,30
XI
Sr. Julio Calderón Orihuela
3,60
XII
Sra. Liduvina López
3,20
XIII
Sr. Marcos Vicharra León
3,20
XIV
Sr. Juan Luis Zegarra Gutiérrez
4,10
XV
Sr. Santos Mariano Alarcón
3,80
XVI
Sr. Juan Luis Zegarra Gutiérrez
3,40
XVII
Sr. Julián Mendoza Quispe
3,00
XVIII
 ------------------------------------------

XIX
 Sra. Lourdes Urbano Guerrero
        2,97




Asimismo, en este festival también hay distintos concursos, Se realiza el concurso de belleza, se escoge a la Miss Chirimoya. Por otra parte, en este festival se realizan distintos platos en base a la chirimoya, como el pastel de chirimoya, helado de chirimoya , distintos productos de bisutería a base de las pepas de la chirimoya (chaquiras , pulseras), cerámicas con diseño de la chirimoya, etc.

Hora de partir
Antes del regreso nuevamente hacia mi querida, pero caótica Lima, mi informante me comenta que otras personas que no son del  lugar, exactamente de la comunidad de Cumbe, vienen y compran la chirimoya al por mayor y las hacen pasar por chirimoya de Cumbe; por esta razón, los pobladores se están organizando para sacar la marca “chirimoya de Callahuanca”, con logotipo incluido.

Isa Ramos 


Ciudadela sin época

   En un desvío de la carretera  Callahuanca -Barblanca, se encuentra  Cascashoko. Más de 5  kilómetros  caminamos para llegar a este místico lugar.

   Cacashoko es una ciudad prehispánica  perdida en medio de  negocios campestres  modernos, en el valle de Santa Eulalia. Transitamos más de tres  kilómetros  desde Callahuanca al desvío, aunque también se puede llegar en carro (en realidad se puede llegar en auto hasta el mismo Cascashoko),  pero preferimos caminar para observar  las bondades que nos ofrece este valle, y más ahora que se encuentra  en todo su verdor, en época de lluvia.

   Llegado al desvío, donde hay un cartel  que nos indica que estamos cerca, a solo un kilómetro, seguimos con nuestra caminata, trocha adentro. En todo el camino  hay plantaciones  antiguas y también recientes de eucalipto, más allá está una  población recién  formándose, casas de esteras y cartón y una que otra casa de material noble. Seguramente, en un futuro, ellos serán los guardianes  y también los que cobren la entrada a está ciudadela de piedra. Pero, por ahora, la entrada es gratis.

   Llegamos, por fin, con casi nada de cansancio, pues todo el camino es plano (no hay pendientes ni subidas). Al llegar, mi compañero se queda mudo (risa), al rato me dice: “es una ciudadela  completa”. No se sabe por ahora a qué cultura  o periodo  pertenece. Por ahora.

   Se observan edificaciones  de piedra de uno y hasta dos niveles, hay algunas que ya están deteriorados;  sin embargo, todavía quedan algunas en buen estado. Se puede observar las proporciones de las puertas, que a diferencia de las actuales, son muy reducidas, cualquiera diría que en esa época  habitaban unos enanitos. Algunos dicen que se construían de esa manera, pues eran edificaciones  con calefacción natural. En invierno entra menos frio, en verano  menos calor y en helada menos viento. A simple vista se puede apreciar una gran diferencia, lo digo porque hay una muralla bien conservada  -por cierto- que posiblemente separaba la élite del pueblo. Al subir un poco más se encuentra una casa de piedra, con sus escalinatas, bien conservada, que posiblemente haya pertenecido  a algún sacerdote, cacique, personaje de alto nivel.

Muro divisorio de la ciudad
   Rodeados de grandísimos cerros, uno de los cuales seguramente fue Apu  de este pueblo, aún sin época definida, nos pasamos las horas observando el paisaje. Cerca de las 5 pm el clima se fue tornando más frío, nubes cargadas  nos avisan que hará lluvia. Este clima ideal me hizo alucinar de cómo habría sido la desaparición de los habitantes de este lugar en esa época. Es hora de irnos, no sin antes  prometer que volveremos para hacer un pago en honor de los antiguos habitantes.




Casa de la élite en Cascashoko


Isabel Ramos
Enero, 2014.






Trujillo primaveral. Ciudad colonial



   Visitamos Trujillo y coincidimos con la celebración católica del Domingo de ramos. En el interior de la catedral se estaba exhibiendo, desde la víspera, la imagen del Señor Cautivo de Ayabaca (Piura). Fuimos testigos de excepción de la extrema devoción de los fieles, quienes formaban una larga cola, con la intención de tocarlo o frotarlo con fruición con un paño (¡convencidos de su poder sobrenatural!). Había gente de todos los estratos sociales. Como si se tratara del mismo Señor de Sipán, la imagen estaba fuertemente resguardada por personal del municipio (pagado gentilmente con los impuestos de los trujillanos). A las afueras de la iglesia, había diversos vendedores de parafernalia religiosa (estampas, cruces, rosarios, paños, etc.) que trataban de hacer su agosto.

   Trujillo es una ciudad que tiene importantes testimonios históricos de su pasado colonial. En el centro de la urbe, en el jirón Francisco Pizarro (y en los alrededores) se ubican magníficas casonas y quintas de una arquitectura digna de apreciarse (con predominancia del estilo neoclásico). Destacan el Palacio Iturregui, una elegante mansión del s. XIX (actualmente sede del Club Central), la Casa de la Emancipación, la Cámara de Comercio de La Libertad, el local del autodenominado “partido del pueblo”, etc.

Quinta centenaria en el céntrico jirón Pizarro


   Sin embargo, la ciudad también conserva testimonios de su agitada historia de las primeras décadas del s. XX, cuando irrumpieron en escena nuevos actores sociales    –organizados— premunidos de reivindicaciones e interpelando a la llamada República Aristocrática. Una muestra de ello es el mercado “Búfalo Barreto”, en la cuadra 2 del jirón Rímac, llamado así en memoria del sindicalista y revolucionario Manuel Barreto, de vital participación en la revuelta de Trujillo, de julio de 1932. En este centro de comercio, pudimos encontrar platos a un precio muy accesible (4 soles) y de una oferta culinaria variada. Al frente de este, se encuentra el mercado “La Unión”. Lo visitamos el domingo en la tarde y observamos que diversos vendedores de comida se habían instalado –con sus mesas y enseres—al costado del mercado (en el pasaje Callao). Ofrecían los más heterogéneos potajes y dulces. Algunos vegetales son traídos desde Otuzco (sierra de La Libertad).

   La playa de Huanchaco nos recibió con sus peculiares caballitos de totora y un muelle desvencijado (producto de la desidia de ya sabemos quién). Abundan los alojamientos para mochileros con precios económicos.


Vista panorámica del jirón Pizarro











Señor Cautivo de Ayabaca en la Catedral de Trujillo




Jaime Gamarra Z.
Marzo, 2013.

                                                                           ****


Punta Arenas
                   A Pavel, Michael y los demás


1.

El hombre rubio
y regordete,
de unos 50 años,
se pasea radiante
y majestuoso
por la terraza del
Restaurant de Cabo Blanco
una tarde soleada
de mil novecientos cincuenta y tres.


2.

Una malagua
 vidriosa y carcomida por el viento
no presenta buen aspecto,
salvo para una nube
de moscas flacas
que sobrevuelan si cesar
sobre la arena.
La arena de la playa
es última morada
para un pelícano
maltrecho y abatido
por la enfermedad.


3.

El hombre rubio
escudriña el océano,
intenta divisar
en el azul la silueta

filuda y prominente
de su presa.


4.

Las lluvias llegaron
ese año
a Talara Baja
como un insight
del Fin del Mundo:
el lodazal, los desbordes,
los mosquitos, la escasez.
                              El borde de la muerte.


5.

Los niños fabrican
proyectiles
con la arena mojada,
se dividen en bandos
dispuestos a guerrear.

    El violento ritual
    se detiene
    en la memoria.


Márlet Ríos