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Nació en Talara (Piura). Editor y gestor cultural. Estudió Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e ingeniería electrónica en una universidad privada. Ha publicado poemas en las revistas: Ónice, Bocanada, Dedo Crítico, Tajo, Bosque de latidos, Socialismo y Participación, Estudios Privados, El Bosque, Delirium Tremens, TXT, Conexos (Miami), Nomastique (México), Signos en rotación y Círculo de fuego. Traduce poesía norteamericana (Snyder, Rexroth, Sandburg). Poemas y relatos suyos aparecen en la revista digital Ping Pong, de República Dominicana, y en Vorágine y Cinosargos (Chile). Ha publicado el poemario La balada de Crates y otros poemas en el 2010, Como barca encallada en la arena (poemas y relatos), en el 2014, y Senda de la desesperanza. Hace entrevistas y es colaborador de revistas de Ciencias Sociales y Derecho (Illarik, Soluciones Laborales, Administración Pública & Control) y publicaciones alternativas. Editor de Anarkopoiesis, La lira rebelde libertaria e Insana virtud. Muestra poética reciente de la posmodernidad (2016). Sus poemas aparecen en Ausente ardor de arena & algarrobos. Antología de la poesía piurana contemporánea (2017).

domingo, 24 de noviembre de 2019

Entrevista a Julio Carmona




“No creo que haya un poeta que se ponga a escribir de manera premeditada con la intención de hacer poesía política. El poeta escribe por necesidad de hacerlo”. Entrevista a Julio Carmona


1.      ¿Para usted existe verdadera crítica literaria en el Perú o todo queda entre amigos literatos que no se tocan ni un pelo?

La pregunta engloba a solo dos opciones en que se acostumbra encasillar a esa acción extraliteraria llamada crítica, y que, en realidad, es uno de los estudios que —junto con la teoría y la historia literarias— conforman la ciencia de la Literatura. La primera de esas opciones ahí sugerida es la que suele llamarse también “crítica oficial”, que la detentan muy pocos y se manifiesta en los diarios grandes (El Peruano, El Comercio, La República) ejercida por escritores o personas ligadas a la literatura, con cierto rigor académico, aunque con criterios personales más bien dependientes de la visión que el orden establecido tiene de la literatura, es decir, el canon occidental. Y la otra opción insinuada en la pregunta (la menos seria) es la del reparto de elogios entre ciertos escritores. Pero, en mi opinión (y al margen de la ciencia literaria), hay la crítica que ejercen (o deberían ejercer) todos los lectores, como expresión de los gustos de sus respectivas clases sociales. Y esta es una crítica que ha empezado a visibilizarse en los medios masivos de comunicación: las redes sociales. Es una crítica que no busca imponer un modo de ver a la literatura como algo absoluto, sino con una función opinante, en lugar de sentirse vinculada con posiciones preestablecidas.

2.      En España abundan los premios literarios, y en el Perú no ocurre así, apenas el Copé se ha consolidado como el más importante para poetas y narradores. ¿Qué tanto pesa un premio en la obra de un escritor?

Yo creo que sí son importantes los premios literarios, pero como estímulo para el desarrollo de la vocación literaria. Por tanto, deberían enfocarse con límite de edad, solo para jóvenes (qué sé yo: hasta los treinta años, por decir). Sin que tengan un objetivo consagratorio. Pues suele ocurrir que muchos de los que son favorecidos, pasados los años, no vuelven a persistir sobre el mérito resaltado. Esto indica que la obra de un escritor se realiza al margen de los premios y, casi siempre, a pesar de ellos.

3.      ¿Qué significó para usted quedar en segundo lugar en el concurso El Poeta Joven del Perú en 1976?

Al responder a la pregunta anterior, se me vino a la memoria ese concurso. Que, si mal no recuerdo, justamente ponía el límite de edad de treinta años. Y que además tenía el prestigio de premiados anteriores con obra sostenida. Yo siempre he mantenido un perfil bajo respecto del “título” de poeta. Nunca lo he puesto como un antocalificativo. A final de cuentas, “cada quien corta su palo y sabe cómo lo carga”, por encima de que se le reconozca o no la calidad de poeta. En esa época yo pasaba por una situación pecuniaria crítica. Pero quería hacer de la escritura mi “profesión” principal. Sin embargo, no tenía la herramienta necesaria: una máquina de escribir. Con el premio pude comprarme una, que me acompañó por muchos años. Y con ella ejercí dicha profesión no remunerada. Como hasta el día de hoy, aunque ya sin ella. Ergo, los premios deben servir para eso: estimular el trabajo literario de los jóvenes.

4.      ¿Cómo se vincula e ingresa al Grupo Intelectual Primero de Mayo en 1972?

El Grupo Intelectual Primero de Mayo fue una de las experiencias más importantes en mi formación literaria. Nunca antes había estado vinculado a algún grupo (ni siquiera de deportes). Siempre he considerado que, como ha de haberle ocurrido a muchos, la vocación literaria es algo individual, aunque no individualista (porque sus raíces brotan de la solidaridad). Pero su ejercicio es personal. Sin embargo, para que esas raíces solidarias no se marchiten, con el paso de los años es bueno enlazarlas con otras. Debo decir que, ya desde antes de ingresar al GIPM, yo practicaba esa solidaridad mediante la declamación en eventos populares, y, asimismo, había ido adquiriendo una formación política ligada al marxismo. Lo que me permitió el ingreso al GIPM fue asumir esa visión solidaria de una manera orgánica. Y con una visión de clase mucho más acendrada, gracias al magisterio ejercido por el director del Grupo, el poeta proletario Víctor Mazzi Trujillo.

5.      ¿Por qué cree que grupos literarios como Primero de Mayo y Liberación (de Talara) han sido ninguneados e invisibilizados por el establishment literario y los críticos literarios? Lo mismo pasa con determinados escritores que no son considerados por la oficialidad literaria

Bueno, ocurre por lo común, que los escritores —que casi siempre se empiezan a serlo de muy jóvenes— no tienen vinculación con la política. Y casi siempre se piensa que la poesía no tiene nada que ver con la política. Y algunos mantienen esa visión durante toda su vida. Por lo tanto, desconfían de los que piensan lo contrario: que si bien la poesía no tiene que ver con la política, esta sí tiene que ver con los poetas. Y es obvio que la poesía no se escribe sola, sino con el poeta, y este no puede fácilmente desprenderse de su ser político, y, quiera o no quiera, en sus poemas va a estar presente su visión del mundo que es la visión de su clase social, y cuyos intereses políticos expresa, digo, quiera o no quiera. Ahora bien, el poeta que se empeña en no querer que aparezca en sus versos su concepción política, él tiene todo el derecho de creerlo así; pero también el otro tiene el mismo derecho de que, mejor, queriéndolo debe dejar que afloren en sus versos sus convicciones humanas, sociales, políticas y todo cuanto pueda ser identificado por quienes lean sus poemas. En conclusión, el sistema socio-político y sus críticos oficiales alimentan el ego de quienes creen que su poesía (y la de sus grupos) no tiene nada que ver con la política, y eso hace que tanto esos poetas como esos críticos les nieguen valor poético a los otros que creen en —y hacen— lo contrario. Y a aquellos habría que repetirles el verso de César Vallejo: “allá ellos, allá ellos, allá ellos”.

6.      ¿Para usted sigue existiendo una literatura de clase o comprometida en nuestro país? ¿El Gremio de Escritores del Perú defiende una literatura comprometida con las causas populares? ¿Qué otro colectivo de escritores conoce?

Esta pregunta se complementa con la anterior. Que exista una poesía que refleje la visión política del poeta no depende de este. Son los lectores los que decidirán si encuentran o no la filiación de clase o el compromiso del poeta. No creo que haya un poeta que se ponga a escribir de manera premeditada con la intención de hacer poesía política. El poeta escribe por necesidad de hacerlo. Y al hacerlo puede ser que “le salga espuma” (como dice César Vallejo). Y él decidirá si sigue escribiendo sobre esa espuma o se dispone a “decir muchísimo” (aunque se atolle). Entiendo que el Gremio de Escritores no es un gremio sindical, tiene, sí, las características de un Frente Cultural, y, como tal, no puede exigir a sus agremiados que “defiendan una literatura comprometida”. Lo único que cada uno de sus miembros aporta es su trabajo literario, el mismo que la institución o gremio, en su conjunto, defiende siempre y cuando no responda a una filiación antipopular. Es obvio, que en él no se encuentran poetas aristocráticos ni de extracción burguesa. Y aun cuando estos se acercasen serían bienvenidos siempre y cuando respeten la cultura y la poesía que se acerca al pueblo. Por lo que respecta a la última pregunta, debo ser enfático no conozco ningún grupo que tenga esa impronta de reunir colectivamente a personas que se consideren trabajadores de la literatura (salvo alguna que otra agrupación de jóvenes en Piura, como Tertulia Cero, que, ojalá, siga alimentando ese espíritu de grupo).
 
7 .  Hace unos años, el poeta Armando Arteaga (presidente del GEP) me contaba que conocía escritores que tenían que vender sus libros para poder comer. ¿Considera que es apremiante promover una ley del escritor peruano? ¿En qué sentido un gremio de escritores puede ayudar eficazmente a mejorar la situación precaria, por decir lo menos, de muchos escritores peruanos?

Lo referido por Armando Arteaga lo hice yo en mis años mozos allá por las décadas del 70 y 80 del siglo pasado. Y en ese trajín (junto a otros compañeros poetas que hacían lo mismo) llegué a la convicción de que “la poesía no se vende, pero el poemario, sí”. El que se promueva una Ley que ampare los derechos de los escritores es algo que no le hace daño a nadie. Pero pedirle eso al Estado es como pedirle peras al olmo. En todo caso, el Gremio de escritores permite a sus agremiados poder ofrecer sus obras en los diferentes eventos que promueve. Creo que si esos eventos se realizan con más frecuencia pueden contribuir a que los escritores tengan un apoyo mínimo.

8 . En Piura y otras regiones últimamente se realizan ferias de libro, como nunca antes se había visto, ¿pero realmente la gente lee, porque si lo hiciera no cree que elegiría mejores autoridades?

El hecho de que se realicen ferias de libro no creo que sea una solución a la falta de gusto por la lectura. Esto tiene que ver más con políticas de Estado relacionadas con la educación. Seguramente, dichas ferias constituyan un estímulo que, de otra manera, se seguiría ahondando el desinterés lector. Pero tampoco creo que este desinterés tenga mucho que ver con el problema de elegir mejores autoridades. En este caso intervienen factores crematísticos que manipulan conciencias, y bien sabemos que la miseria tiende a hacer que la gente sea manipulable. Y otra vez se cae en el círculo vicioso de ausencia de políticas de Estado que poco o nada quieren hacer por elevar el nivel de la educación, y que en lugar de superar ese nivel lo deterioran más.

9. ¿Cómo ve al Perú de estas últimas décadas? ¿Ha progresado o “progresa a patadas” como una vez dijo un historiador?

También otro historiador dijo que el Perú era un burdel. Pero todas son frases efectistas o tremendistas que, describiendo el problema, no lo explican y, menos, lo solucionan. El Perú es un país explotado por el imperio norteamericano y sus satélites europeos. Mientras no cambie esa relación de dependencia, podemos seguir preguntando hasta el infinito lo que es o no es el Perú. Y, como dijo Marx, los filósofos se han preocupado por explicar el mundo, y lo que importa no es explicarlo, sino transformarlo. Viejos a la tumba, jóvenes a la acción. La juventud chilena (y la nuestra también en los últimos años, sin la contundencia de la del país vecino) ha dado la clarinada. O nosotros exterminamos a este sistema o este sistema nos exterminará a nosotros.  

*Preguntas elaboradas por los poetas Miguel Ángel Hernández y Márlet Ríos.
30 de octubre de 2019


http://escritoresperuanos.blogspot.com/2008/05/julio-carmona.html




EL MUNDO AL REVÉS

¿Y si todo fuera al revés:
Que la Tierra es el satélite de la Luna
Que los pobres son los ricos de la Tierra
Que las mujeres son el sexo fuerte
Que los curas enferman
Que las dudas afirman
Que la muerte es la verdadera vida
Que el viento es una piedra y
Que la piedra vuela a hurtadillas
Que Dios no está en el cielo sino en el infierno
Que los ángeles no tienen alas pero sí sexo
Que la poesía es puro cuento
Que los locos son los cuerdos y
Que los libres somos los presos?

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