Evento sobre organización en la FOPEP, este 30/01 |
Romería a la tumba de los compañeros anarquistas, luchadores por las 8 horas
El logro de la jornada de las 8 horas en la región peruana (en 1913 en el Callao) y en 1919 en todo el país, fue obra de los panaderos de la Federación de panaderos "Estrella del Perú", de los textiles de Vitarte, de los carpinteros, zapateros, etc. es decir de las sociedades de resistencia que se organizaron en Lima y provincias teniendo en cuenta principios de apoyo mutuo y de solidaridad de clase. Hicieron suyo el lema de la I Internacional: "La liberación de los trabajadores será hecha por ellos mismos". Ni los partidos políticos pretendidamente "revolucionarios" como el Partido Aprista (o el Partido Socialista) ni caudillos "carismáticos" como su jefe tuvieron papel preponderante. Intelectuales como González Prada y otros apoyaron el accionar de los trabajadores. Célebre es el discurso de este: "El intelectual y el obrero". Los herederos de los gestores de esas heroicas jornadas estuvieron en una romería este 01-05-15 rindiendo homenaje a la memoria de Manuel C. Lévano, Delfín Lévano y Manuel González Prada, sepultados en el cementerio Presbítero Maestro.
Panaderos de la "Estrella del Perú", sindicato que tuvo primordial participación en el logro de las 8 horas en 1919. |
Foto tomada por Milena Justo |
Son los feroces capitalistas
que un dólar llevan por corazón
Despiadados en sus conquistas
son los feroces capitalistas,
siempre teniendo quijadas listas
para pegarnos el mordiscón,
van los feroces capitalistas
que un dólar llevan en el corazón.
Son los hipócritas, son los felinos
que hacen a bombo la caridad
Muy obsequiosos y muy ladinos
son los hipócritas, son los felinos.
Si no se lanzan a los caminos,
es porque operan en la ciudad
esos hipócritas, esos felinos
que hacen a bombo la caridad.
Garras de tigre, dientes de lobo,
se dan por los labios que arrojan miel
¡Cuánto celebran lo honesto y probo,
garras de tigre, dientes de lobo!
No ven delito mayor que el robo
de los que viven gozando de él
garras de tigre, dientes de lobo,
se dan por labios que arrojan miel.
Son los verdugos del proletario
los que le exprime sangre y sudor.
Siempre celosos del monetario
Son los verdugos del proletario.
Lucen por fuera lo humanitario,
mas dentro guardan odio y rencor.
Esos verdugos del proletario,
los que le exprimen sangre y sudor.
Dueños de casas, dueños de tierras,
dueños se harían de aire y de Sol.
Son, de los mares hasta las sierras,
dueños de casas, dueños de tierras.
Siembran rencores, atizan guerras
y a un hombre matan por una col.
Dueños de casas, dueños de tierras,
dueños se harían de aire y de Sol.
Son unos pocos, más atrevidos,
al mundo entero dictan la ley.
Esos tiranos, nunca vencidos,
son unos pocos, más atrevidos.
Van acatados, van aplaudidos,
viendo a sus plantas obispo y rey,
pues, aunque pocos, son atrevidos
y al mundo entero dictan la ley.
¡Fuera esos duros capitalistas
que un dólar llevan por corazón!
¡Surjan las almas nobles y altruistas!
¡Fuera esos duros capitalistas!
¡Campo a las justas grandes conquistas!
¡Campo a la santa revolución!
Contra esos duros capitalistas
que un dólar llevan por corazón.
Abril de 1907.
M. González Prada
Foto tomada por Milena Justo |
Foto tomada por Milena Justo |
Foto tomada por Milena Justo |
Frente a las centrales sindicales oficiales que han transado con la patronal por unas migajas y se han puesto de hinojos ante el gobierno de turno (cada vez más propatronal), los trabajadores solo pueden confiar en sus propias fuerzas: autoorganización y solidaridad de clase, como antaño. Recordemos las palabras del compañero Teobaldo Cayetano: “Cuando se trata de agrupar filas para la
lucha por nuestra reivindicación hay que dar un soplo a la ceniza que cubre la
viva brasa de nuestra emoción social,
despojándonos de todo mal entendimiento, de todo egoísmo y mezquindad.
Compañeros: La tierra prometida está a muy
poca distancia del pueblo proletario y si hubiera concordia entre los que
sufren se arribaría a ella en un abrir y cerrar de ojos; ¿POR QUÉ NO LLEVAR A
CABO ESTA UNIÓN? ¿POR QUÉ NO PROCURAR LA CONCORDIA ENTRE
LOS TRABAJADORES? ¿NO ES EL IDEAL DEL QUE SUFRE DAR FIN A SUS TORMENTOS Y SI
ÉSTE ES EL IDEAL COMÚN, POR QUÉ ESTAMOS DIVIDIDOS EN GRUPOS?
(…)
Compañeros: Nuestro deber es cuidar la tarea
principal haciendo del sindicalismo el único derrotero de todas nuestras
aspiraciones, porque en la época moderna en que vivimos el Sindicalismo es el
arma más poderosa con que cuentan los trabajadores”(Teobaldo
Cayetano, secretario regional de Lima de la Federación de obreros panaderos “Estrella del
Perú”, 16 de julio de 1963).
Delegación del periódico anarquista "Acción Directa", de la región peruana ante la tumba de M. González Prada |
Emotivo discurso de panadero ante la tumba de Manuel C. Lévano (foto tomada por Milena Justo). |
Los
trabajadores TIENEN QUE REORGANIZARSE EN PODEROSOS SINDICATOS PARA LOGRAR SUS
REIVINDICACIONES A UNA VIDA CON JUSTICIA Y LIBERTAD, y si en algún instante de
la lucha hay que negociar con los patrones, pues no hay que transar sobre lo
esencial: que nuestra finalidad es el logro de otra sociedad sin explotadores
ni explotados, y que el sindicalismo revolucionario triunfará debido a su
fuerza y a su determinación. No podemos renunciar, como lo han hecho las
centrales burocráticas, traidoras y corrompidas, a uno de nuestros medios
principales: LA HUELGA GENERAL, desplazada desde los años 30 por paritos de
unas horas que solo han logrado debilitarnos hasta perder la conquista obrera
de la jornada de 8 horas, que costó sacrificio y martirologio de nuestros
ancestros sindicalistas anarquistas. Así como saludamos la memoria de
dirigentes consecuentes como González Prada, Lévano, Barba, Gutarra y Fonkén,
prometámonos en este 1 de mayo evolucionar hasta alcanzarlos en el mismo IDEAL
de paz entre los pueblos y combate entre las clases hasta enterrar al
capitalismo en la Historia de la Humanidad (Miguel Tauro).
El acoso laboral y las prácticas totalitarias no tienen frontera. Solidaridad de clase es la salida!!! |
Propuestas para la organización sindical de clase (FORA-AIT) |
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Humala
y el populismo autoritario nuestro de cada día
Introducción
El presidente Ollanta Humala venció a los
Fujimori con más del 51 %, luego de recibir el apoyo tácito de las izquierdas,
que nuevamente se dejaron ilusionar cándidamente. En plena campaña electoral
del 2011, la hija de Fujimori dijo que el gobierno de este había sido el mejor
de la historia del Perú. La victoria de Humala fue virtualmente contundente en
los departamentos de la Sierra Sur (Ayacucho, Huancavelica, Apurímac, Cusco,
Puno). Según la Comisión de la Verdad y Reconciliación, creada durante el
gobierno de transición de Valentín Paniagua, un gran porcentaje de las víctimas
de la violencia política (sobre todo de los agentes del Estado) proviene de
estos departamentos, donde la exclusión social y la pobreza estructural son
endémicas[1].
La gran transformación
En su Plan de Gobierno 2011-2016[2],
el equipo técnico de Humala denunciaba un statu quo injusto, el cual debía
cambiar mediante una “gran transformación”. De este modo: “Las políticas
neoliberales han permitido a las empresas extranjeras usufructuar de la
explotación de nuestros recursos naturales, pues se dedicaron a la exportación
de la materia prima, con escasos beneficios para el país, gracias a contratos lesivos a los intereses y a la
soberanía nacional, permitidos por la Constitución del año 1993”.
Asimismo, los nacionalistas recusaban la
maximización de ganancias a toda costa de los “grupos de poder”. Así: “Los
grupos de poder económico obtienen rápidas ganancias, a costa de afectar el
crecimiento sostenible del país”.
No obstante, pronto descubriríamos que las
grandes empresas mineras no estaban consideradas –por Humala y los
nacionalistas– grupos de poder económico. No hubo que esperar demasiado para
que el discurso “progresista” (el cual encandiló a los izquierdistas y demás
ilusos) y populista de Humala quedara en lo meramente declarativo.
El sesgo abiertamente autoritario que tomó
el gobierno de Ollanta Humala se perfiló a raíz de los acontecimientos en el
Cuzco y Cajamarca, a mediados del 2012. La empresa minera Xstrata fue el grupo
de interés y aliada estratégica principal del gobierno nacionalista. Aquella
vez la provincia de Espinar (Cuzco), donde se concentran las labores de la
empresa, fue declarada en estado de emergencia y se suspendieron las garantías
constitucionales. Los uniformados tuvieron carta libre para cometer las
consabidas tropelías y bravatas de siempre. Pertinente es la crítica certera
hecha por González Prada en su artículo “La policía”: “El agente de policía, el
funcionario conocido en Lima con el apodo de cachaco, representa el último
eslabón de la ominosa cadena formada por Ministros de Gobierno, el prefecto, el
subprefecto, el comisario, el inspector. Sin embargo, nadie más abusivo, más
altanero ni más inexorable que el cachaco (…) ¡Con qué regocijo descarga su
rifle contra el pecho de un huelguista inerme! (…)”[3].
Como fue denunciado en su momento por
organizaciones internacionales, las instalaciones de la minera fueron usadas como
centro de detención de dirigentes sociales y pobladores disconformes. Las
muestras claras de intimidación y coerción que se ejercieron en contra de todo
un pueblo autoorganizado fueron dignas de un Estado policial (o fascista). Muertos,
heridos y detenidos por protestar fueron el triste corolario de estos eventos. Vemos
claramente que esta arbitrariedad y desprecio por los derechos humanos
fundamentales sigue una lógica heterónoma y
conocida: la del poder. Y el gobierno humalista no es la excepción. El alcalde de Espinar, quien lideró un paro en la
zona, fue detenido y acusado de instigar a la violencia. Finalmente, en marzo de 2014, el Primer Juzgado de Investigación de Ica resolvió
declarar nula la acusación contra el alcalde de Espinar, dirigente de la
organización política Tierra y Libertad (de izquierda ecologista).
Otra aliada estratégica de este gobierno es
la empresa minera Chinalco, subsidiaria de la Corporación de Aluminio de China.
Esta empresa opera en el distrito de Morococha (Junín), donde ha implantado el
Proyecto Toromocho para extraer plata, cobre, etc. Para emprender este
millonario proyecto, se ha edificado la “Nueva Ciudad de Morococha”, en
Carhuacoto, a siete kilómetros de la ciudad primigenia. Carhuacoto se ubica en
un terreno de bofedales y se encuentra sobre una base muy insegura, debido a
lagunas de relaves. Ante la negativa de la población de trasladarse a esta
novísima ciudad, el Poder Ejecutivo ha decretado tres Estados de Emergencia (el
primero en agosto de 2013) para mandar a sus cancerberos y “pacificar la zona” con
el propósito que sus socios mineros puedan usufructuar mejor los recursos en la
zona. Los pobladores organizados emprendieron viaje a la capital para
manifestar su voz de reclamo frente a la prepotencia capitalista-estatal. No
obstante, esta alianza “natural” no debe extrañarnos para nada.
El gobierno de la “gran transformación”,
mediante Ley Nº 30081, declaró finalmente a Carhuacoto (Nueva Morococha) como
la nueva capital del distrito de Morococha.
Conclusión
Es decir, el régimen de Humala se ha
decantado por llevar adelante un gobierno prepotente, antipopular,
antidemocrático y pro patronal, en consonancia con sus antecesores (con resabio
del militarismo acendrado). La gran reacción se impuso a la gran
transformación. Y no hablemos mejor del tristemente célebre Decreto Legislativo
Nº 1146 que modifica la Ley N º 29248, Ley del Servicio Militar. Esta nefasta
ley discriminatoria pretendía implementar los sorteos como medida para
incrementar los “voluntarios” en los cuarteles. Se les iba a imponer una multa
a los insumisos. A este régimen liberticida no lo salvan ni siquiera sus
programas asistenciales en beneficio de grupos sociales excluidos como Pensión
65 (para ancianos vulnerables sin ningún seguro o pensión) y el Fondo de
Inclusión Social Energético (FISE), que promueve el uso de las energías
renovables para cocinar. Hoy en día los escándalos por corrupción y peculado
crecen y su popularidad está en caída libre. La Confiep ha pedido nuevamente,
como en la época de su Mesías oriental, la flexibilización del mercado laboral.
Los inefables empresarios plantean que la legislación laboral peruana es muy
rígida y no los deja competir a sus anchas. “Cholo barato” es lo que piden y,
al parecer, Humala los quiere contentar a toda costa.
Márlet Ríos
[1] Véase: http://www.justiciaviva.org.pe/comision/pjycvr/actuacionpj/informe/conclusiones.pdf
[2] Véase Plan de Gobierno de Humala: http://www.presidencia.gob.pe/plan-de-gobierno-gana-peru-2011-2016.
[3] GONZÁLEZ PRADA, Manuel. Sobre el militarismo (antología). Lima, Horizonte, 1978, pp. 34/35.
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El trabajador peruano y su calvario: ¿De regreso al Estado policial?
I am the workingman, the inventor, the maker of the world's food and
clothes.
Carl Sandburg
Introducción
La normativa
abiertamente pro patronal y antisindical de la década fujimorista, no ha sido
desmantelada en absoluto (nos referimos principalmente al D.L. 728). Prima facie, los trabajadores asalariados,
principalmente los jóvenes, tienen que hacer frente actualmente a un
ordenamiento y statu quo instituidos, los cuales tienen muchos aspectos en
común con el orden de cosas de la época sombría del Estado policial. No
queremos obviar, sin embargo, los profundos cambios que se vienen dando en la
presente época, en la cual el trabajo ha dejado de ser el eje central de la
vida social. Tal como lo indica Tomás Ibáñez: “La modernidad supuso la puesta
al trabajo de las poblaciones, la postmodernidad tiende a que el trabajo deje
de desempeñar un papel vertebrador de la vida social y deje de constituir un
valor central para las poblaciones…”[1].
El baile de los que
sobran
El
Estado social y democrático de Derecho es una entelequia. Los asalariados, en
general, y los sindicalizados, en particular, están a merced de los instintos
voraces de la clase empresarial de esta parte de América del Sur (v.g. Confiep).
Como diría Manuel Atanasio Fuentes, en este país existe solo una ley: la ley
del embudo. Veamos algunos casos de prepotencia del poder y asimetría profunda
en la que se encuentra el trabajador por estos lares.
El 24 de julio
de 2012, el sindicato de trabajadores de Avinka S.A. (Chancay) interpone una
demanda de hábeas corpus en contra de un jerarca de apellido Chiarella, a fin
de que cese y se deje sin efecto la vigilancia permanente al interior del
recinto que vienen efectuando veinte uniformados (entre policías y personal de
seguridad), debidamente armados, en represalia por la huelga de ocho días que
llevó adelante el sindicato. La intimidación y la intranquilidad sufridas por
los trabajadores, en especial los 80 sindicalizados, no era una nimiedad. El
mensaje dado por los patrones estaba implícito: no más acciones directas
reivindicativas, no más alboroto.
El Tribunal
Constitucional posteriormente declaró improcedente la demanda de los
sindicalistas. El Supremo Intérprete de la Constitución adujo que el objetivo
del empleador era dotar de seguridad al centro de labores, por lo tanto, la
medida –vigilar en todo momento e intimidar a los obreros- es regular. Es
decir, la libertad individual y otros derechos fundamentales de los trabajadores
están subordinados al hecho de salvaguardar a toda costa la propiedad privada
y, por ende, los intereses económicos de los dueños de Avinka. El trabajador,
en este sentido, es avasallado por un sistema económico-normativo arbitrario y
prepotente. El desbalance de poder es impresionante.
Un segundo caso
de prepotencia patronal y desbalance desmedido de poder, es el referido a un
despido arbitrario de más de 70 trabajadores de Topi Top, en setiembre del
2012, incluidos secretarios y afiliados del sindicato de dicha transnacional.
Como parte de una sistemática y -por momentos- delincuencial política
antisindical, la empresa Topi Top viene realizando burdas tácticas para quebrar
el sindicato, prácticamente desde los inicios de este (2007). La solidaridad de
otras organizaciones de trabajadores y la visibilización de este acoso patronal
en los medios (incluyendo las redes digitales), ha sido un factor
imprescindible para que la empresa, propiedad del Grupo Flores, no se haya
salido con la suya. Sin embargo, el acoso y la prepotencia continúan. Los
trabajadores del sector textil, como los de Topi Top, vienen exigiendo la
derogación del D.L. 22342 (Régimen
Laboral de Exportación No Tradicional), el cual está vigente desde la dictadura
de Morales Bermúdez. Este régimen permite una sobreexplotación y el abuso
interminable de miles de obreros en todo el país.
Un tercer caso
corresponde a las empresas de atención al cliente vía telefónica o call centers, las cuales vienen operando
en el país desde hace ya varios años. Su proliferación se debe principalmente
al proceso de outsourcing, tan
alabado por los exitosos emprendedores locales. Atento, Digitex, MDY, etc. vienen
tratando a sus trabajadores, principalmente jóvenes, como mano de obra
superbarata y descartable. Como viene
siendo denunciado por sus propios colaboradores,
en estas empresas se incumple muchas veces con los bonos de nocturnidad,
productividad, pago de horas extras, liquidación, comisiones, utilidades, etc. El
trabajador joven vive en constante ansiedad.
Ocupar, resistir y
producir
¿Cómo se llegó a
esta situación de sobreexplotación y precariedad del empleo? ¿Habrá alguna
salida para el trabajador de estos lares? ¿Quiénes son los responsables de esta
crisis sistémica? Nosotros apostamos por que el objetivo último sea quebrar
definitivamente la relación entre trabajo asalariado y capital. Se trata de que
cada trabajador, verdadero productor de la riqueza social, aproveche plenamente
todas sus potencialidades y capacidades creativas. Para muchos, resulta
desconocido que miles de agricultores locales se vienen organizando, desde hace
varias décadas, en cooperativas (v.g. cafetaleras), logrando niveles
encomiables de gestión y de rentabilidad. Sin embargo, una nueva ética del
trabajo es requerida. Una que reivindique la solidaridad, el apoyo mutuo, la
creatividad y la reciprocidad.
[1] IBÁÑEZ,
Tomás, Municiones para disidentes. Barcelona: Gedisa, 2001, p. 101.
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Márlet Ríos
Un
mito órfico desmontado: Breves apuntes sobre la influencia anarquista en el
movimiento obrero de la región peruana: 1900-1963
Recusación
Es casi un lugar común afirmar que el anarquismo en Perú, sobre todo en
su vertiente sindical, terminó como
proyecto social y cultural alrededor de 1930, con el surgimiento del Partido
Comunista y del autodenominado "Partido del Pueblo". Indefectiblemente,
el anarquismo local unificado habría dado sus postreros estertores, cumpliendo
-supuestamente- con su ciclo y dejando atrás testimonios históricos
impresionantes (periódicos, folletos, bibliotecas obreras, intensa labor
artístico-cultural, centros de estudios sociales, federaciones de trabajadores,
gestación de huelgas generales y acciones directas en varios puntos del país, consecución
de la jornada de 8 horas, en 1913 y 1919, etc.). Nos resulta encomiable –y
sorprendente– que se haya desenvuelto contando solo con sus propios y limitados
recursos, en un contexto sociopolítico convulsionado de feroz represión
gubernamental (no obstante, este hecho no es particular del Perú, pues en
Argentina también se dio una violencia estatal inusitada en contra de los
ácratas).
Una línea de continuidad puede develarse, a despecho de los
historiadores oficiales, entre la labor de organización y agitación de los
anarquistas durante las tres primeras décadas del s. XX, y la labor de los
libertarios a partir de 1950. Los anarquistas siguieron teniendo una significativa
presencia, aunque ya no como en épocas pretéritas, en la Federación de Obreros
Panaderos “Estrella del Perú” (fundada en 1887 como Sociedad de Obreros
Panaderos). Un comunicado regional de este gremio, fechado el 16 de julio de
1963, consigna las siguientes palabras del entonces secretario regional de
Lima, Teobaldo Cayetano Morales: “COMPAÑEROS: Nuestro deber es cuidar la tarea
principal haciendo del sindicalismo el único derrotero de todas nuestras
aspiraciones, porque en la época moderna en que vivimos el Sindicalismo (sic)
es el arma más poderosa con que cuentan los trabajadores”[1].
El compañero Cayetano perteneció a la célula libertaria “Brazo y cerebro” de la
“Estrella del Perú”. En 1957, fue nombrado secretario de defensa de la Sociedad
de Obreros Panaderos “La Estrella”, de Huancayo.
En un escenario distinto al mundo sindical, un núcleo de libertarios muy
activos tuvo destacada actuación en el proceso social y político que se empieza
a gestar hacia 1969 (reforma agraria), con la llegada al gobierno del general
Juan Velasco Alvarado. El Instituto de Estudios e Investigación de Cooperativas
y Comunidades (INDEICOC) tenía entre sus puntos esenciales, sobre los cuales
erigir la anhelada sociedad sin amos ni explotadores, el siguiente: “El
individuo como objetivo final de la sociedad y no como medio, lo que implica
reconocer la calidad igualitaria de todos los hombres y el derecho a su plena
libertad –entendida esta como supresión de cualquier forma de dominación–
(económica-social-política-cultural), donde la ayuda y colaboración mutuas sean
principios morales rectores”[2].
Gerardo Cárdenas, Jaime Llosa, Jorge Choster, Víctor Gutiérrez, entre otros,
conformaron el INDEICOC, de clara inspiración libertaria. El golpe derechista
de agosto de 1975 echó por tierra audaces reformas y un proyecto sui géneris
(una colaboración, en todo caso, muy particular entre un grupo de socialistas
libertarios y militares reformistas).
La lira rebelde libertaria
En este punto, podemos hacer referencia directa el conocido trabajo de
Gonzalo Espino Reluce, “La lira rebelde proletaria: estudio y antología de la
poesía obrera anarquista (1900-1926)”. Hoy, como ayer, podemos reivindicar la
noción de un “proyecto alternativo” al modo oficial de hacer cultura, con sus
propios canales de difusión y recepción. De este modo: “La producción cultural
de los trabajadores de comienzos de siglo tenemos que examinarla como un fenómeno alternativo al modo oficial de
hacer cultura durante la república aristocrática (…). Los trabajadores,
buscando salir de su situación de explotación y miseria, avanzan en la
formación de una conciencia proletaria y en este proceso, como elemento
intrínseco e indispensable, realizan una intensa acción cultural...”[3].
No obstante, la situación objetiva no es la misma de comienzos del siglo XX,
pues el trabajo, sobre todo el trabajo asalariado, ha dejado de ser el eje
central de la vida social, lo cual tiene correlación con una profunda desestructuración
económica, social y cultural (cambio de los modelos de organización de la producción,
descentralización productiva, outsourcing,
pérdida de peso de los sindicatos, arremetida del consabido Estado policial,
etc.).
Sin embargo, hay un hecho que nos interesa poner de relieve. Si la
“poética” de los compañeros de las primeras décadas del s. XX tenía su canal de
difusión adecuado o “natural” en los periódicos y folletos editados por los
mismos libertarios (“La Protesta”, “Los parias”, “El obrero textil”, “El
oprimido”, etc.), actualmente los bienes culturales de los ácratas de comienzos
del s. XXI siguen encontrando su cauce apropiado en periódicos de escaso tiraje
e irregular aparición (“Humanidad”, “Desobediencia”, “Acción Directa”, entre
otros), así como en fanzines, folletos, poemarios artesanales, etc. , sin dejar
de mencionar las nuevas tecnologías de
información y comunicación (blogs, revistas electrónicas). De este modo, nos
daremos por satisfechos si esta breve recopilación de poemas de libertarios
(región peruana) despierta algún interés, sobre todo extraliterario, para diletantes,
cómplices, compañeros de viaje y sempiternos refractarios. Desde ya, a priori,
imaginamos el nada leve escozor que nos produciría el hecho de que este
opúsculo cayese en manos de algún policía de la realidad o académico
bienintencionado. O peor aún, nos llena de angustia lacerante (la de Kierkegaard)
pensar que pueda convertirse en fetiche de algún incondicional del principio de
autoridad o adlátere innombrable aspirante a ministro de economía.
Por lo demás, acracia sigue mostrándose desafiante y encantadora. Hace
100 años, en estas tierras, encontró extraordinario ascendiente en algunos intelectuales
y, sobre todo, trabajadores textiles, artesanos, jornaleros, etc. Actualmente,
la situación ha cambiado drásticamente. Los rebeldes de hoy, salvo excepciones,
ya no ven el lugar de trabajo como escenario para la reivindicación y la
agitación, con miras a una lucha definitiva contra los amos. Sin embargo, acracia
sigue despertando pasiones y una gran esperanza. Algunos libertarios la
poetizan, asimismo le dan la razón a Benjamin Tucker, cuando este afirma sobre ella
que es “la doctrina según la cual todos los asuntos humanos deberían ser
manejados por los individuos o las asociaciones voluntarias. El estado debe ser
abolido”.
Márlet Ríos
Ate, 13 de enero de 2014.
[1] Este documento nos fue cedido
gentilmente por su hijo, el profesor Américo Cayetano.
[2] KNIGHT, Peter K. Perú ¿hacia la autogestión? Buenos Aires: Proyección, 1975, p 119.
[3] ESPINO Reluce, Gonzalo. La lira rebelde proletaria. Lima: TAREA, 1984, p. 23.
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Solidaridad de clase: ¿un fantasma del pasado o un arma
eficaz para el presente?
Las tácticas y
maniobras que utilizan los empresarios y directores para dividir a los
trabajadores, deben ser contrarrestadas con un principio único: la solidaridad
de clase.
Históricamente,
la solidaridad de clase ha mostrado ser una herramienta eficaz y sólida para
los trabajadores a lo largo del planeta. Cuando la arremetida patronal se
vuelve feroz (como hoy en día), y el capital junto con el estado reafirman una
alianza que a nadie con un palmo de frente tiene que sorprender, la solidaridad
de clase debe ser enarbolada por todos los trabajadores en general (textiles,
de servicios, mineros, de telecomunicaciones, de la cultura, etc.), verdaderos
y legítimos productores de la riqueza social. Principalmente, en estos tiempos
de trabajo precario, sistemática política antisindical y antilaboral y crisis
económica global. Un ejemplo histórico concreto: la huelga de diciembre de 1907
de los trabajadores del salitre, en Chile. En aquella acción directa
participaron trabajadores chilenos, peruanos y bolivianos, quienes tomaron los
campamentos mineros, dispersos por todo Tarapacá. Estos mismos obreros, unos
350 hombres inermes, fueron masacrados vilmente por el Ejército chileno el 21
de diciembre de 1907, en la escuela Santa María de Iquique. Los peruanos y
bolivianos fueron advertidos por sus cónsules, quienes trataron inútilmente de
persuadirlos para que salieran y se pusieran a buen resguardo. “Con los
chilenos vinimos, con los chilenos morimos”, fue la respuesta de los obreros.
Un ejemplo hermoso –y trágico a la vez- de solidaridad de clase. Deberíamos
recordarlo siempre (existe una cantata de Quilapayún que habla de esta
execrable matanza).
Que a ningún
trabajador, en cualquier parte, le sorprenda que las centrales sindicales
oficiales hayan arriado las banderas de la solidaridad de clase e
internacionalismo proletario: los dirigentes y “representantes” muchas veces
establecen componendas y acuerdos tácitos con los gobiernos de turno, a costa
de los mismos trabajadores que dicen representar. ¿Alguna central oficial de
nuestro país ha hecho lo suficiente para que se logre un aumento real del
írrito salario mínimo mensual, el cual estaba congelado desde el gobierno de
Toledo? ¿Acaso estos señores han logrado que se derogue en su totalidad el
infame decreto legislativo 728 (fujimorista), que atenta contra la estabilidad
laboral y los derechos humanos de hombres y mujeres en edad de trabajar?
Muy actuales y
pertinentes son las palabras de González Prada: “La oficina parlamentaria
elabora leyes de excepción y establece gabelas que gravan más al que posee
menos; la máquina gubernamental no funciona en beneficio de las naciones, sino
en provecho de las banderas dominantes”.
La única
alternativa para nosotros, los trabajadores, es conformar una red de
coordinación y apoyo solidario –local y global- que se cimente en principios de
autogestión, solidaridad de clase e internacionalismo proletario. Si la
patronal golpe a uno de nosotros, debemos hacerle saber que nos golpea a TODOS.
Que ningún puyazo y ultraje contra el trabajador quede sin respuesta. Hoy, como
ayer, es el único camino a seguir. Como libertarios, no consideramos ninguna
frontera para nuestra lucha –como se afirma en nuestra declaración de
principios- a favor de los asalariados y explotados, verdaderos productores de
la riqueza social.
Márlet Ríos
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El espíritu de casta en el reino de la impunidad
(crónica sobre una acción directa sabatina)
El volanteo a
favor de los trabajadores textiles empezó alrededor de las 11 am. Se llevó a
cabo en la tienda Topi Top, ubicada en la cuadra 9 de la Av. La Molina. La
tienda se encuentra dentro de un centro comercial. Me ubiqué justo a la entrada
de la playa de estacionamiento para los coches. La acción directa transcurría
sin contratiempos; mientras yo entregaba el volante, lanzaba la frase: “A favor
de los trabajadores de Topi Top”. Súbitamente, sin que yo lo notara, una señora
rubicunda, de unos 50 años, se me acercó por la espalda e increpó mi acción
(luego reparé que había sido informada por un sujeto bien vestido que minutos
antes se acercó, para recibir el escrito). Ella me dijo que yo no podía estar
ahí, agraviando a los dueños de Topi Top. Se había identificado como gerente de
la tienda. Su tono de voz era altisonante. “Esta
es mi casa”, sentenció señalando la tienda, y me dio a entender que el
“espíritu de casta” está más vivo que nunca y que su autoridad era indiscutible
(por encima de la Ley y el sentido común). Yo le respondí: “Esto no es un
reino. Hay libertad de expresión, señora”. Además, agregué que conocía muy bien
mis derechos fundamentales. Ella replicó amenazando con llamar a la policía que
seguro me echaría de ahí. Al ver que yo no me intimidaba, se retiró, no sin
antes soltar el epíteto harto conocido: “Son
unos comunistas”. La seguí con la mirada, y vi que se acercaba a un policía
uniformado, que resguardaba el banco Scotiabank, también dentro del centro
comercial y a menos de 30 metros de Topi Top.
Yo seguí
repartiendo los volantes. Pero, ahora, el acto había cobrado realmente sentido.
Algunas personas leían detenidamente el comunicado. Un señor, de unos 60 años,
se acercó. Le informé que la empresa había despedido a 35 sindicalistas, e
intentaba desarticular al sindicato. Un trabajador de mantenimiento del centro
comercial también se mostró interesado. Le alcancé el escrito. “¿Tú trabajabas aquí?”, me inquirió. Le
tuve que explicar brevemente que no; que yo era del sector de
telecomunicaciones, pero me solidarizaba con los textiles. El obrero asintió y
pareció captar la idea. Al cabo de unos 15 minutos, el sujeto bien vestido, a
todas luces empleado de Topi Top, se me acercó con una cámara digital y se puso
frente a mí. Me eternizó en varias fotos, precedidas de certeros flashes.
Sonreí para la foto, mostrando la V del triunfo. Le comuniqué que la acción se
realizaba simultáneamente en otras partes del mundo. “¿Por qué haces esto?”,
me interpeló cual circunspecto policía de la realidad (para él, las cosas deben
seguir como están). Le repliqué que no tenía intención de irme; que vivíamos en
una democracia. Él siguió tomando fotos. Antes de irse, intentó justificarse,
añadiendo que sólo cumplía órdenes. “Acá
estamos en el Perú”, dijo y la
frase me sonó muy ilustrativa, precisa y denotativa para describir un estado de
cosas decadente, opresivo y sumamente alienante. La indignación y el furor en
mí se mezclaron con cierto desconsuelo…
¿Por qué grupos
poderosos como los Flores Conisllia, el grupo Ripley y otros, consideran que
viven en el reino de la impunidad y las prerrogativas particulares? ¿Por qué más
de 30 sindicalistas son echados a la calle el 1° de mayo, como si fuesen
trastos viejos, sin que ocurra nada?
En una sociedad
profundamente autoritaria y jerárquica, con visibles resabios y signos de una
sociedad tradicional, es perfectamente explicable que suceda esto. Por eso,
cuando leemos los textos de González Prada –Horas de lucha, Anarquía, Bajo el
oprobio y otros– y de Kropotkin sobre el apoyo mutuo y la moral anarquista, no
nos resultan desfasados y superados (salvo en algunas minucias). Al contrario:
son más actuales que nunca. El espíritu de casta, el lucro a toda costa, el
caporalismo, el individualismo egoísta y antihumano y otros vicios que
sostienen este sistema económico y social deletéreo, están muy vivos y son más
que patentes.
No nos hagamos ilusiones. Transformar este
orden de cosas no tomará un año, ni diez, ni acaso un siglo. La solidaridad de
clase y el internacionalismo proletario son más necesarios que nunca. Sobre las
ruinas de la vieja sociedad y el anquilosado estado, nuestros descendientes
danzarán enfervorizados. Bajo el sol negro de la anarquía y libres de toda
autoridad.
Los disturbios
He visto arder esta
ciudad dos veces
en mi vida
y la cosa más notable
fue la llegada
de los políticos
con posterioridad
denunciando las fallas
del sistema
y demandando nuevas
políticas hacia y para
los pobres.
nada fue corregido
la última vez.
nada será corregido
esta vez.
los pobres se quedarán
pobres.
los desempleados se
quedarán
así.
los que no tienen casa
permanecerán sin casa
y los políticos,
gordos sobre la tierra,
vivirán
muy bien.
Charles Bukowski
Trad. Márlet R.
Asalariado
Soy el blanco de las rijosas miradas de los faunos
que se pasean
como fieras en celo
entre los modernos coches de los altos ejecutivos
que no temen ser
sodomizados con furia
& embeleso.
Una empresa transnacional de ejecutivos gays
& lúdicos dispositivos para espiar
es el último sitio del
planeta donde pensé gastar
mi tiempo
mi esperma mientras los trabajadores-robots
son lobotomizados con
sarcasmo por brillantes
estrategias de marketing
rosa.
ORDENAR – ASIMILAR –
OBEDECER
Un hermoso sunset se
difumina en
la pantalla del computador-oráculo.
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