Un rinconcito frente al mar
Pelícano rozagante en el muelle de Los Órganos (Talara) |
Playa de Negritos |
La verdad es que desde hace tiempo, teníamos pendiente esta visita a una tierra entrañable, de gente cálida y alegre. La seriedad la tuvimos que empaquetar y dejar en Lima. Regresamos por unos momentos a las playas de la infancia añorada. Tierra de eterno calor y de gente cálida, así como de los primeros juegos viendo pasar jañapes y abejorros inmensos. Visitamos nuestro antiguo barrio de Punta Arenas y los recuerdos entrañables fluyeron incoercibles. Estuvimos además en Negritos, al sur de Talara. Captamos el peculiar habla de los lugareños, que es única en el Perú.
(Callahuanca-Huarochirí)
Rumbo
a Callahuanca
Callahuanca es un distrito
que pertenece a la provincia de Huarochirí, departamento de Lima, ubicado en el
valle del río Santa Eulalia a una distancia de 46 km de la ciudad de Lima, asimismo,
se encuentra ubicado a una altitud de 1
750 metros sobre el nivel del mar. Su capital lleva el mismo nombre; entre sus
anexos destacan Barbablanca y San Pedro de Chauca (tiene mayor altitud) y como caseríos
están: Purunhuasi, Singuna, Pichuraran, Tierra Blanca, San José de Tucre, entre
otros.
Según los datos actuales de
la municipalidad del lugar, Callahuanca posee una superficie total de 57.47 km2
de una densidad poblacional de habitantes por km2 de 41.8. La población censada
al 2007, según los datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática,
es de 2405 habitantes. Además, cuenta con 735 electores, de los cuales 406 son
varones y 329 mujeres.
Este pueblo callahuanquino
cuenta con un gran potencial en el área de turismo, ya que cuenta con lugares
para conocer, por ejemplo Cascashoko, zona arqueológica donde destacan casas
edificadas de piedra. Esta zona se encuentra ubicada en uno de los anexos de Callahuanca,
exactamente en Barbablanca. Asimismo, destacan el centro ecológico de piedra
huaca, la iglesia y torre en el anexo de Chauca, Huariquian, el cual es una
construcción denominada Kullpis, que tienen un solo piso y es de material de
piedra (esto se encuentra en el anexo de Achinsune-Callahuanca).
Salida
de Chosica
A las 11 am partimos hacia
el pueblo. Cuando se sale de Chosica, se
sale también de las carreteras asfaltadas, luego de la salida y
siguiendo el camino, ya sin asfaltar, diviso el río Santa Eulalia, diviso
también la Central Hidroeléctrica de Barbablanca que tiene el mismo nombre que uno
de los anexos de Callahuanca.
Llegada
a Callahuanca
Es casi mediodía, el viaje
duró un aproximado de una hora. Llego a un hermoso y acogedor lugar, el
contraste con Lima capital es enorme. Este lugar conocido, pero en
contradicción muy poco difundido, no solo es importante por su ubicación
geográfica, sino también por sus tierras, que en sus entrañas produce ricos y
deliciosos frutos como la chirimoya.
Existen vestigios
prehistóricos en los que se comprueba que la chirimoya ya se consumía en tiempos muy remotos, vestigios como son la cerámicas, semillas, etc.:
“Los primeros españoles la llamaron ‘manjar blanco’ por su
delicioso sabor, pero se han encontrado semillas de esta planta en tumbas de
más de cuatro mil años en Ancón y Huarmey. La palabra chirimoya viene de dos palabras
quechuas: ‘chiri’ que significa ‘frío’ y ‘moya’ que se traduce como ‘semilla’.
Aunque está difundida en zonas cálidas se da muy bien en alturas hasta los dos
mil metros, de ahí su nombre” (fuente: PerúNatural.com).
Callahuanca es considerado
como el “paraíso de la Chirimoya”.
Al llegar a este pueblo me
lleno de una tranquilidad enorme; lo primero que se ve y llama la atención es
su estadio, bien conservado, cosa bien curiosa, no necesita de podadora, ya que
hay tres llamas en el campo que podan este estadio.
Para llegar al parquecito
central se tiene que caminar una cuadra y en ese transcurso se observan casas de
material noble (ladrillo y cemento), no obstante, lo que le da el aspecto de un
pueblo rústico y acogedor son sus callecitas estrechas con viviendas hechas de adobe de dos pisos y sus lindos balcones de madera,
decorados con flores de distintos colores y tipos, geranios en macetas, plantas
colgantes, etc. Este pueblo cuenta como ya lo mencioné con un estadio, además
con el centro de salud, la I.E. “Santa Rosa de Callahuanca”, corral para crianza
de cuyes, cementerio, baños públicos (gratis),
Comedor popular “Santa Rosa” (precios módicos).
Después de mi almuerzo respectivo,
ya en el parque central, hay puestos que venden helado de distintos sabores, pero
el más consumido (según la vendedora) es el de chirimoya. Al comprar mi helado,
le realizo preguntas a la señora vendedora, muy amablemente me comenta que
todos los años, desde hace ya 19 años, realizan la fiesta de la chirimoya. El
helado de chirimoya que consumí me
cuesta 2 soles con cincuenta céntimos, además me dan a degustar helados de
fruta, sabor y hechos de palta y maracuyá.
El otro fruto que cultivan
es la palta. Al caminar por las trochas, para llegar al mirador, diviso grandes
cultivos de chirimoya y de paltas, sus frutos ya están desarrollados, solo
están listos para madurar, asimismo en toda la extensión de los cultivos hay
letreros que dicen: “prohibido tocar”, “prohibido arrancar”, etc.
La
fiesta
En reconocimiento a este producto que se cultiva en este valle, los pobladores
callahuaquinos realizan una festividad
en nombre de la chirimoya; por acuerdo de la comunidad se celebra la última semana
del mes de abril, esto cada año. Renombrados artistas y grupos musicales
realizan sus presentaciones artísticas.
Productores de la zona ofreciendo chirimoya y otros frutos |
Según mi
informante, la celebración comenzó como una actividad comunal pero en ocasiones
ha sido organizada por la Municipalidad. En este festival se concursa por la
mejor chirimoya, que después será subastada:
“Previamente se
nombra un Jurado Calificador que consta de personas ligadas a la agricultura
como son los representantes de INIA, SENASA, AGRORURAL, Agencia Agraria, etc.
Luego se va recibiendo las chirimoyas a las cuales los propietarios deben
colocarles una cinta adhesiva con su nombre para identificarlas.
Finalmente,
una a una son pesadas y se va indicando el peso de cada una hasta llegar a la
última y ya conociendo los mayores pesos se va dando la lista de ganadores.
Antes,
el organizador oficia a distintas personas e instituciones para la donación de
artículos relacionados con la agricultura, como pueden ser: abonos,
herramientas, mochilas fumigadoras, etc. En
sus primeras ediciones, la elección de la chirimoya ganadora era por peso;
actualmente, se realiza por calidad y peso.
Actualmente,
ya que se considera a nuestra chirimoya como Producto de Bandera y que se está
pensando en la exportación, la nueva tendencia es la de calificar por calidad” (Informante de la municipalidad del lugar).
FESTIVAL
|
PRODUCTOR
|
PESO ( KG )
|
I
|
Sra. Angélica Bautista Olivares
|
2,50
|
II
|
Sra. Julia García Hilario
|
3,00
|
III
|
Sr. Julio Calderón Orihuela
|
3,25
|
IV
|
Desierto
|
-
|
V
|
Sra. Tomasa Calixtro Olivares
|
3,05
|
VI
|
Sra. Justina Gutiérrez Orellana
|
2,05
|
VII
|
Sr. Henry Zevallos Mariano
|
2,90
|
VIII
|
Sra. Julia García Hilario
|
3,30
|
IX
|
Sra. Yolanda Gutiérrez Orellana
|
3,20
|
X
|
Sra. Angélica Huamalies Mariano
|
3,30
|
XI
|
Sr. Julio Calderón Orihuela
|
3,60
|
XII
|
Sra. Liduvina López
|
3,20
|
XIII
|
Sr. Marcos Vicharra León
|
3,20
|
XIV
|
Sr. Juan Luis Zegarra Gutiérrez
|
4,10
|
XV
|
Sr. Santos Mariano Alarcón
|
3,80
|
XVI
|
Sr. Juan Luis Zegarra Gutiérrez
|
3,40
|
XVII
|
Sr. Julián Mendoza Quispe
|
3,00
|
XVIII
|
------------------------------------------
|
|
XIX
|
Sra. Lourdes Urbano Guerrero
|
2,97
|
Asimismo, en este
festival también hay distintos concursos, Se realiza el concurso de belleza, se
escoge a la Miss Chirimoya. Por otra parte, en este festival se realizan
distintos platos en base a la chirimoya, como el pastel de chirimoya, helado de
chirimoya , distintos productos de bisutería a base de las pepas de la
chirimoya (chaquiras , pulseras), cerámicas con diseño de la chirimoya, etc.
Hora de partir
Antes del regreso
nuevamente hacia mi querida, pero caótica Lima, mi informante me comenta que
otras personas que no son del lugar,
exactamente de la comunidad de Cumbe, vienen y compran la chirimoya al por
mayor y las hacen pasar por chirimoya de Cumbe; por esta razón, los pobladores
se están organizando para sacar la marca “chirimoya de Callahuanca”, con
logotipo incluido.
Isa Ramos
Ciudadela sin época
En un desvío de la carretera
Callahuanca -Barblanca, se encuentra
Cascashoko. Más de 5
kilómetros caminamos para llegar
a este místico lugar.
Cacashoko es una ciudad prehispánica
perdida en medio de negocios
campestres modernos, en el valle de Santa
Eulalia. Transitamos más de tres
kilómetros desde Callahuanca al desvío,
aunque también se puede llegar en carro (en realidad se puede llegar en auto hasta
el mismo Cascashoko), pero preferimos
caminar para observar las bondades que
nos ofrece este valle, y más ahora que se encuentra en todo su verdor, en época de lluvia.
Llegado al desvío, donde hay un cartel
que nos indica que estamos cerca, a solo un kilómetro, seguimos con
nuestra caminata, trocha adentro. En todo el camino hay plantaciones antiguas y también recientes de eucalipto,
más allá está una población recién formándose, casas de esteras y cartón y una
que otra casa de material noble. Seguramente, en un futuro, ellos serán los
guardianes y también los que cobren la
entrada a está ciudadela de piedra. Pero, por ahora, la entrada es gratis.
Llegamos, por fin, con casi nada de cansancio, pues todo el camino es
plano (no hay pendientes ni subidas). Al llegar, mi compañero se queda mudo
(risa), al rato me dice: “es una ciudadela
completa”. No se sabe por ahora a qué cultura o periodo
pertenece. Por ahora.
Se observan edificaciones de
piedra de uno y hasta dos niveles, hay algunas que ya están deteriorados; sin embargo, todavía quedan algunas en buen estado.
Se puede observar las proporciones de las puertas, que a diferencia de las
actuales, son muy reducidas, cualquiera diría que en esa época habitaban unos enanitos. Algunos dicen que se
construían de esa manera, pues eran edificaciones con calefacción natural. En invierno entra
menos frio, en verano menos calor y en
helada menos viento. A simple vista se puede apreciar una gran diferencia, lo
digo porque hay una muralla bien conservada
-por cierto- que posiblemente separaba la élite del pueblo. Al subir un
poco más se encuentra una casa de piedra, con sus escalinatas, bien conservada,
que posiblemente haya pertenecido a algún
sacerdote, cacique, personaje de alto nivel.
Muro divisorio de la ciudad |
Rodeados de grandísimos cerros, uno de los cuales seguramente fue
Apu de este pueblo, aún sin época
definida, nos pasamos las horas observando el paisaje. Cerca de las 5 pm el
clima se fue tornando más frío, nubes cargadas
nos avisan que hará lluvia. Este clima ideal me hizo alucinar de cómo
habría sido la desaparición de los habitantes de este lugar en esa época. Es
hora de irnos, no sin antes prometer que
volveremos para hacer un pago en honor de los antiguos habitantes.
Casa de la élite en Cascashoko |
Enero, 2014.
Trujillo primaveral. Ciudad colonial
Visitamos Trujillo y coincidimos con la
celebración católica del Domingo de ramos. En el interior de la catedral se
estaba exhibiendo, desde la víspera, la imagen del Señor Cautivo de Ayabaca
(Piura). Fuimos testigos de excepción de la extrema devoción de los fieles,
quienes formaban una larga cola, con la intención de tocarlo o frotarlo con
fruición con un paño (¡convencidos de su poder sobrenatural!). Había gente de
todos los estratos sociales. Como si se tratara del mismo Señor de Sipán, la
imagen estaba fuertemente resguardada por personal del municipio (pagado
gentilmente con los impuestos de los trujillanos). A las afueras de la iglesia,
había diversos vendedores de parafernalia religiosa (estampas, cruces,
rosarios, paños, etc.) que trataban de hacer su agosto.
Trujillo es una ciudad que tiene importantes
testimonios históricos de su pasado colonial. En el centro de la urbe, en el jirón
Francisco Pizarro (y en los alrededores) se ubican magníficas casonas y quintas
de una arquitectura digna de apreciarse (con predominancia del estilo
neoclásico). Destacan el Palacio
Iturregui, una elegante mansión del s. XIX (actualmente sede del Club
Central), la Casa de la Emancipación, la Cámara de Comercio de La Libertad, el
local del autodenominado “partido del pueblo”, etc.
Quinta centenaria en el céntrico jirón Pizarro |
Sin embargo, la ciudad también conserva
testimonios de su agitada historia de las primeras décadas del s. XX, cuando
irrumpieron en escena nuevos actores sociales
–organizados— premunidos de
reivindicaciones e interpelando a la llamada República Aristocrática. Una
muestra de ello es el mercado “Búfalo
Barreto”, en la cuadra 2 del jirón Rímac, llamado así en memoria del
sindicalista y revolucionario Manuel Barreto, de vital participación en la
revuelta de Trujillo, de julio de 1932. En este centro de comercio, pudimos
encontrar platos a un precio muy accesible (4 soles) y de una oferta culinaria
variada. Al frente de este, se encuentra el mercado “La Unión”. Lo visitamos el domingo en la tarde y observamos que
diversos vendedores de comida se habían instalado –con sus mesas y enseres—al
costado del mercado (en el pasaje Callao). Ofrecían los más heterogéneos
potajes y dulces. Algunos vegetales son traídos desde Otuzco (sierra de La
Libertad).
La playa de Huanchaco nos recibió con sus
peculiares caballitos de totora y un muelle desvencijado (producto de la
desidia de ya sabemos quién). Abundan los alojamientos para mochileros con
precios económicos.
Vista panorámica del jirón Pizarro |
Jaime Gamarra Z.
Marzo, 2013.
Punta Arenas
A Pavel, Michael y los demás
1.
El hombre rubio
y regordete,
de unos 50 años,
se pasea radiante
y majestuoso
por la terraza del
Restaurant de Cabo Blanco
una tarde soleada
de mil novecientos cincuenta
y tres.
2.
Una malagua
vidriosa y carcomida por el viento
no presenta buen aspecto,
salvo para una nube
de moscas flacas
que sobrevuelan si cesar
sobre la arena.
La arena de la playa
es última morada
para un pelícano
maltrecho y abatido
por la enfermedad.
3.
El hombre rubio
escudriña el océano,
intenta divisar
en el azul la silueta
filuda y prominente
de su presa.
4.
Las lluvias llegaron
ese año
a Talara Baja
como un insight
del Fin del Mundo:
el lodazal, los desbordes,
los mosquitos, la escasez.
El borde de la
muerte.
5.
Los niños fabrican
proyectiles
con la arena mojada,
se dividen en bandos
dispuestos a guerrear.
El violento ritual
se detiene
en la memoria.
Márlet Ríos
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