Presentación de libro de poesía hecha por libertarios
Libro La lira rebelde libertaria. Editorial Anarcrítica (2015). Prólogo y selección de Márlet Ríos |
El día miércoles 2 de marzo de 2016 se llevó a cabo la presentación de La lira rebelde libertaria, breve muestra de poesía hecha por libertarios de la región peruana. El evento contó con la participación de los destacados investigadores sociales y escritores: Jaime Llosa Larrabure, Franz García, Rodolfo Ybarra y Michael Zavaleta. Se dejó constancia de que la poesía no es solo una labor desarrollada por señoritos y adláteres de la inefable y racista burguesía peruana, sino también por gente del pueblo (taxistas, mecánicos, vendedores ambulantes, etc.). Lo de menos es la corrección y el respeto por la norma y la Academia. Hay que ensuciarse las manos y meterse de lleno en la lucha social. Hay que apostar por la humanidad de esta parte del planeta, la gente concreta de carne y hueso (los que muchas veces aguantan los palazos y bombas lacrimógenas de los cancerberos del Estado peruano). En las primeras décadas del siglo XX los trabajadores anarquistas dejaron varios testimonios de su indesmayable labor cultural. Muchos de ellos eran poetas y músicos, asimismo desplegaron sus aptitudes artísticas en el campo del teatro proletario. Y apenas llegaron a terminar la primaria. Se trata de rescatar su legado y establecer una línea de continuidad.
Se contó con la participación de la compañía de teatro "Sin auditorio", que presentó Opio en las nubes. Los asistentes fueron impactados por imágenes transgresoras y por actuaciones electrizantes. Las gracias a Pedro Salas.
Comentaristas de La lira rebelde libertaria (de izq. a derecha): Michael Zavaleta, Márlet Ríos, Jaime Llosa, Franz García y Rodolfo Ybarra. |
Foto del FB de M. Zavaleta |
Diseño: Franz García |
Palabras de uno de los editores, Márlet Ríos |
Intervención del c. Franz García sobre la poesía anarquista de comienzos del s. XX |
El grupo de teatro "Sin auditorio" presentó la obra Opio en las nubes, del autor colombiano Rafael Chaparro. El grupo está dirigido por Pablo Salas.
Grupo de teatro "Sin auditorio". Foto: P. Salas. |
Escena de la obra "Opio en las nubes" |
****
La barca encallada de Márlet Ríos
"Como barca encallada en la arena" (2014). Foto de carátula: Isabel Ramos Pueden solicitar un ejemplar al 98436-4587 o al mail: marletrios77@hotmail.com |
Decía el poeta Javier Sologuren que si un hombre cumple los 25 años y
sigue escribiendo poesía, ya es un poeta. Marlet Ríos, según la contratapa de
este su segundo poemario Como barca
encallada en la arena, ha pasado ya esa barrera de años y los catorce
poemas, más los dos relatos breves que aparecen al final de esta publicación lo
confirman en nuestra literatura. El poeta Alberto Benavides decía que: “(…) no
hemos progresado en muchas cosas, pero poesía (de la buena, -agregaría yo)
nunca nos ha faltado”. Y ya sabemos que las presentaciones poéticas no son algo
que reúnan multitudes, sobre todo la poesía de vates en ciernes. Escribir
poesía implica haber vivido algo y haber leído más que los otros. La poesía
escoge sin más, sin que el poeta tenga ningún derecho que alegar. En Marlet
Ríos (poeta de origen talareño) sucede esto y sucede también que el ejercicio
poético no ha de precipitarlo ni al mal ni a la desgracia. Digo esto porque,
él, sin sobresaltos, se traslada por las fuentes mínimas y máximas del lenguaje, hacia el interior de
su ego y hacia el exterior de su álter ego, para entregarnos, en esta
oportunidad, excelentes textos.
Desde su primer poemario Balada de
Crates, y otros poemas publicados en diversas revistas, se percibe ya la
indagación y búsqueda de un lenguaje que se acomodara a su voz. Y con estos
poemas que no son ni herméticos ni de lenguaje impersonal, se puede afirmar que
son creaciones con lenguaje directo y sencillo, y con ciertos rasgos irónicos, es
decir, que con ellos el poeta ya se ha forjado un estilo definido, empleando frases
cortas e imágenes que evocan la influencia libre de sentimientos, rehusando de
la retórica altisonante y directa. Sin embargo, como toda gran poesía, está
inmersa en su época y bebe de su historia tanto social como individual.
Pero vayamos por algunos de ellos.
Con el poema “Halley” (y siguiendo el orden, es el segundo que aparece
en este poemario) nos ofrece una lectura personal del paso de dicho cometa,
hecho que se vivió en el año 1986 no solo en el Perú sino en otras partes del
planeta. Dice el poema: “La lluvia de estrellas / que deja a su paso el cometa
/ irrumpe con fuerza por la madrugada. / Los fuegos artificiales danzan sobre /
nuestras cabezas”. Para los especialistas el cometa Halley es el único de
periodo corto (puede oscilar entre 74 y 79 años) que es visible a simple vista
desde la Tierra, y también el único que quizás aparece dos veces en una vida
humana (de hecho, el nacimiento y la muerte del escritor Mark Twain ocurrieron
muy próximos a apariciones consecutivas, en 1835 y 1910. Con “Halley”, el poeta
transmuta los hechos, poco cotidianos, en poesía, pero no de un modo
confesional que atosigue al lector, sino con una carga sentimental no exenta de
ternura, evocando también al ser amado, el cual le da realidad y vuelve más
cierto a ese hecho cósmico que gracias a su contacto llega la iluminación, pero,
como dije, es recién con la presencia del ser amado que todo cobra sentido para
el poeta: “(…) la cola del cometa de cientos / y cientos de km. meneada / con
cierto garbo y sensualidad, pero / mucho menos llamativa que la tuya, / pasa
rozando la ventana de / la habitación dejando en el aire / un universo de
partículas distantes”. Lo cierto también es que para el poeta, no es lo común,
sino lo extraordinario y apocalíptico que ocurre cuando pasa un cometa. “Terribles visiones proféticas ponen / de
relieve lo fatal que resulta / atravesarse de golpe en su trayecto / la temida
colisión con los fragmentos / del núcleo aviva ancestrales temores”. Puede
interpretarse también que con el poema “Halley”, como en algunos poemas del
libro Las inmensas preguntas celestes
de Antonio Cisneros, se aborde los cuestionamientos vitales de un hombre que
está en el medio del camino.
La poesía de Marlet Ríos asume la vida como materia poética. Por
ejemplo, en el poema “Nikos”, muestra con imágenes sencillas la inocencia de su
hijo, quien, como todos los niños está lleno de preguntas infantiles, preguntas
que lanza a la abuela, la mujer sabia, voz de la experiencia y de respeto en toda
familia. Dice el poema: “Mi hijo sonríe y canta como un niño feliz / Le
pregunta a la abuela sobre los bailes de moda / Ella no se incomoda ni se
sonroja. / Los bailes indecentes y pornográficos de los adolescentes”. Aquí lo cotidiano abarca
una considerable importancia. El poema también es una vuelta a la infancia que
solo es posible a través de dos instancias: la de Nikos (el hijo) y la de la
abuela, ordenadora y llena de sabiduría que pertenece a un mundo orientado
hacia la exterioridad frente a un mundo carente de sentido. Al final del poema
aparece la imagen del padre como interpelado por lo que hace su hijo. Dice el
poema: “Y si bailara más gozosamente más endiabladamente / con todos los otros
niños felices sociables y nada serios del mundo / tan diferente a su padre”.
Este poema también, de alguna manera, enfrenta al lector con el niño solitario
que, en mayor o menor medida, todos llevamos dentro, sin que nos angustie el
pasado y el futuro.
En la lectura de estos textos también encontramos un afán antirretórico,
es decir, se deja de lado las frases melodiosas, pero sin perder el tono lírico
como sucede en su “Cementerio marino” que no son más que versos escritos a
manera de haikus. “Moscas danzan sobre / la arena que cubre / restos de un
pelícano”. Este poema se puede considerar como una crítica a los versos de largo
aliento con cierta carga épica. En la brevedad, belleza, parece decirnos el
poeta. Si los poemas en verso largo sugieren un ritmo pensado y meditativo,
estos haikus son propios de una lectura centrada en las imágenes. Por otra
parte, el poema “Música barroca”, también de versos cortos, vemos que está
ejecutado en pausas musicales, tan afín a una sensibilidad onírica. En él
encontramos la presencia del fuego, que es lo que destruye y hace danzar a los
personajes en una iglesia, lugar donde se encuentran los hombres y su
divinidad, para vivir y morir. “Una iglesia ardiendo con / llamaradas de furia
/ enormes como una catedral gótica (…) / Las turbas danzan / al calor de ídolos
y símbolos / vacíos / abrasados / por lenguas ígneas (…) / una muchacha de
rostro lánguido / recoge flores negras / en medio de un altar / que se reduce a
polvo”. Se ve también como contradictorio el título, pues la música tiene poder
vital, esa música barroca que purifica a las personas, que les devuelve la
inocencia original y los identifica como seres humanos, y en ese fuego no solo
se ve la destrucción sino que también se puede ver una expresión de los tormentos
de unos asociados con la idea de la maldad de otros.
En general, estos catorce poemas que aparecen en esta barca encallada no
son ni de desencanto ni de total ironía, son poemas que rompen con la dicotomía
poesía pura y poesía social que caracteriza a otros poetas de la generación
posterrorismo. Su lenguaje se aleja de lo académico y se acerca a lo vital, en
razón también de la común influencia de la poesía simbolista francesa más que
de la poesía anglosajona. Desde el título se puede percibir el ánimo de esta
publicación, pues, una barca en la arena es no estar activa, es querer estarse
quieto para interrogarse sobre las cosas de la vida cuando se ha llegado a una
edad madura. Es como querer parar lo indetenible, lo que está o debe estar en
constante movimiento, y es querer hacer del tiempo una rémora. En general,
estos poemas han sido escritos en diferentes épocas con claves de lectura que
llevan a la vida del poeta en una épica de lo cotidiano, producto de una
notable maduración en el oficio literario.
En la segunda parte del libro subtitulada “La soportable brevedad del
ser”, aparecen dos textos: “Las ruinas de la cuarta dimensión” y “La
constelación”. En estos dos breves y ágiles relatos, asoma –como en toda obra-
no solo una ética y una estética sino también una cosmovisión que nos traslada
a la época preinca con sus dioses inmisericordes y sus construcciones de barro.
En uno de los párrafos de “Las ruinas de la cuarta dimensión” dice: “La huaca
era un importante centro ceremonial donde los antiguos hacían sacrificios para
sus dioses y vaticinaban el futuro”. Y en el texto “La constelación”, dice: “la
pirámide trunca, bajo el amparo de la deidad luminiscente, se podía divisar a
la legua. Los prisioneros permanecen en la habitación frente al altar de los
grandes sacrificios. Murales de pulpos con cabeza de serpiente y cangrejos
terroríficos hacían más siniestro el cautiverio”.
En los textos se respira también la
presencia importante del mar, por no decir que es uno de los significantes
recurrentes. (“Cuando escapaba, me vinieron a la memoria los largos paseos por
la playa, cuya arena mojada acariciaba mis pies descalzos”.). El mar, ese
universo solitario con que el narrador va a confrontar su mundo interior. Ese
mar que prefigura el mundo y la vida como ese espacio de la inmensidad y la
ensoñación. En general, son textos escritos con una mirada no la del escrutador
que descubre y disocia sino la de un tenaz viajante que quiere reencontrarse
con algo que ha vivido en un tiempo pasado. Los personajes que aparecen son símbolo
de una vida libre y renovada, pero se ven como envueltos en creencias
supersticiosas o del más allá, ajenos a todo lo que se vive en las ciudades
modernas y decadentes. Desde otra óptica, hay como un encuentro de los mundos
(el de la niñez y la adultez) donde se desprende claridad y vitalidad de las
imágenes. El lenguaje es fluido y directo. Quizá una de las apuestas más
destacables de los dos textos es la economía de las palabras.
Para terminar, afirmo que Marlet Ríos hace de lo cotidiano lo universal,
lo eterno. Él pertenece a una generación de poetas, entendidos no como quienes
se dedican a escribir versos sino como quienes se ocupan de materias eternas y
universales alejadas de toda ideología y/o metafísica. Con imágenes sencillas
muestra un aislamiento que es más bien una postura literaria, y seguro una
constante en sus siguientes obras.
Miguel Hernández Sandoval (Miraflores,
4 de diciembre de 2014)
“As a poet, I hold the most archaic values on earth. They go back to the late Paleolithic: the fertility of the soil, the magic of animals, the power-vision in solitude, the terrifying initiation and rebirth; the love and ecstasy of the dance, the common work of the tribe. I try to hold both history and wilderness in mind, that my poems may approach the true measure of things and stand against the unbalance and ignorance of our times.”
Gary Snyder
Comparto con ustedes unas traducciones hechas por mí de poesía norteamericana:
Cómo llega a mí la poesía
How Poetry Comes to Me
Llega tropezando de
Noche con las peñas, permanece
Asustada lejos del
Alcance de mi fogata
Voy a darle el encuentro
Al borde de la iluminación.
Gary Snyder
Trad. M. Ríos
Una noche primaveral en Shokoku-ji
Hace unos ocho años este mayo
Que caminábamos bajo las flores
del cerezo
De noche por un jardín de Oregón.
Todo lo que deseaba entonces
Lo he olvidado, salvo a ti.
Aquí en la noche
En un jardín de la vieja capital
Siento el espíritu tembloroso de
Yugao.
Recuerdo tu cuerpo frío
Desnudo bajo tu vestido de
algodón de verano.
Gary Snyder
Trad. M. Ríos
Gary Snyder (EEUU,
1930): Poeta
y antropólogo norteamericano. Tenaz activista defensor de la naturaleza.
Miembro de la beat generation. Estuvo
presente en la ya legendaria lectura de poesía de la Six Galery (un antiguo
garaje convertido en galería de arte) el viernes 7 de octubre de 1955, en la
cual Allen Ginsberg dio a conocer su famoso poema Howl (Aullido). El
prestigioso poeta Kenneth Rexroth (1905-1982) fue el organizador y maestro de
ceremonias de aquel recital poético.
Gary Snyder y Allen Ginsberg en manifestación antibélica a fines de los 60. |
Fugitiva
Hay
destellos de lluvia en el cabello
que
brilla sobre tu frente;
Tus
ojos están húmedos y tus labios
Mojados
y fríos, tu mejilla rígida por el frío.
¿Por
qué has permanecido
Afuera
tanto tiempo, por qué únicamente
Vienes
a mí tarde en la noche
Después
de caminar por horas en el viento y la lluvia?
Sácate
el vestido y las medias;
Siéntate
en el mueble delante del fuego.
Calentaré
tus pies con mis manos;
Calentaré
tus senos y muslos con besos.
Desearía
construir un fuego
En
ti que nunca se apagara.
Desearía
poder estar seguro de que en el fondo de ti
Hubiera
un imán que siempre te atrajera a casa
Kenneth Rexroth
Trad. M. Ríos
Poema de Kenneth Rexroth |
I am the People, the Mob
by Carl Sandburg
I am the people—the mob—the crowd—the mass.
Do you know that all the great work of the world is
done through me?
I am the workingman, the inventor, the maker of the
world's food and
clothes.
I am the audience that witnesses history. The
Napoleons come from me
and the
Lincolns. They die. And then I send forth more Napoleons
and
Lincolns.
I am the seed ground. I am a prairie that will stand
for much plowing.
Terrible
storms pass over me. I forget. The best of me is sucked out
and wasted.
I forget. Everything but Death comes to me and makes
me work and
give up what I have. And I forget.
Sometimes I growl, shake myself and spatter a few red
drops for history
to
remember. Then—I forget.
When I, the People, learn to remember, when I, the
People, use the
lessons of
yesterday and no longer forget who robbed me last year,
who played me for a fool—then there will be
no speaker in all the
world say
the name: "The People," with any fleck of a sneer in his
voice or
any far-off smile of derision.
The mob—the crowd—the mass—will arrive then.
El pueblo, la muchedumbre
Soy el pueblo, la muchedumbre, la multitud, la masa.
¿Sabes acaso que hago todo el grandioso trabajo en el
mundo?
Soy el trabajador, el inventor, el que hace el alimento y
la ropa
del mundo.
Soy la audiencia que presencia la historia. Los
Napoleones vienen de mí
y los
Lincolns. Ellos mueren. Y entonces envío más Napoleones
y Lincolns.
Soy la tierra para sembrar. Soy la pradera que soportará
más arado.
Tormentas terribles
pasan por encima de mí. Lo olvido. Lo mejor de mí es extraído
y gastado. Lo olvido. Todo salvo la Muerte se
acerca a mí y me hace
trabajar y yo abandono
lo que tengo. Y lo olvido.
A veces lanzo un gruñido, me agito y salpico unas cuantas gotas rojas para
que la historia me recuerde.
Luego, lo olvido.
Cuando yo, el Pueblo, aprenda a recordar, cuando, yo, el Pueblo, utilice
las lecciones del pasado
y ya no olvide quién me robó el año pasado,
quién se aprovechó de
mí, entonces ya no habrá orador en todo
el mundo que diga el
nombre de “El Pueblo”, con una pizca de desprecio
en su voz o una lejana sonrisa de burla.
La muchedumbre, la multitud, la masa entonces llegarán.
Trad. Márlet Ríos
Breve muestra de poesía de Márlet Ríos
Un gato tuerto
Un gato tuerto me mira con
su único ojo sano
Desde el alféizar, en lo
alto de aquella ventana.
Como si se tratara de un
oráculo posmoderno y gatuno,
Contemplo la escena
Antes de partir rumbo al
trabajo diario.
Los días pasan como electrones furibundos.
Los días pasan como electrones furibundos.
El tráfago de la vida
actual,
Con sus tarjetas de crédito
y los salarios congelados,
No da tiempo para pensar en
Nada más.
Todo parece reducirse
A un ir y venir absurdo en
medio de franquicias y Mega Plazas
Y discursos vacíos de
funcionarios engolados.
El gato tuerto evita a los
vecinos que pasan raudos a tomar
el bus.
En medio de la indiferencia
y las rejas de paranoia,
Su presencia interpela
nuestra rabiosa ansiedad.
Márlet Ríos
(De La balada de Crates y otros poemas)
Nikos
Escapa del colegio. Huye de
las matemáticas.
No permitas que te pongan
uniforme.
Luis
La Hoz
Mi
hijo sonríe y canta como un niño feliz
Le
pregunta a su abuela sobre los bailes
de moda
Ella
no se incomoda ni se sonroja
Los
bailes indecentes y pornográficos de los
adolescentes
Mi
hijo les pregunta a los extraños
Y
satisface su curiosidad libremente
Se
ríe y vocifera como un loco
Me
llama por mi nombre de pila
Mi
nombre tan común y soterrado
10 000 veces
Y
reemplazado por otro más musical.
“Vivir
significa luchar” dijeron los estoicos
Mientras
tanto mi hijo disfruta
de sus juegos
Y
odia cumplir con sus tareas escolares
-como
la gran mayoría de los niños.
El
también odia alimentar a las palomas
Lo
hace sólo para darme gusto:
Las
dejaría morir de hambre si quisiera.
El
me hace jugar como un niño de 30
Y
pierdo de súbito la rigidez y la solemnidad
Y
empiezo a recobrar lo que nunca debí perder.
Mi
hijo canta como un niño feliz
No
recuerda ni un solo verso que le enseñé
Mas
recuerda nuestra canción de cuna.
Si
dependiera de él, jugaría todo el
santo día
Y
si se olvidara por un momento del Cable
Y
de los vídeo-juegos
Y
si bailara más gozosamente más
endiabladamente
Con
todos los otros niños felices sociables y nada serios del
Mundo
Tan
diferentes a su padre.
Márlet Ríos
ANTANKALLO
Para ti, encanto
Luciérnagas
y deidades
Nos
dan la bienvenida
A
nuestro descenso
De
la cascada en la cima.
Por
todos lados brota
Una
música tenue
Y
misteriosa / como
El
espíritu del
Puquial
cuesta arriba.
La
oscuridad extiende
Su
dominio, pero
Mis
cinco sentidos
Reverdecen
–
Eres canto estival
Que quiero prolongar
Hasta la alborada.
Eres riachuelo
Primoroso donde
Deseo abrevar
Sin demora.
En
este lugar
Tan
lejos del tráfago
Y
del hollín agitado,
Tú
y yo danzaremos
Hasta
que el dios tutelar
De
la montaña
Nos
señale el camino
De
regreso a casa.
Márlet Ríos
Catarata a las afueras de Lima, en San Jerónimo de Surco. |
Frente al castillo sin fantasmas
(versión definitiva)
A Delia
El mar
se crispa como un recién nacido.
La
dueña del castillo que ya no está
hacía
versos en sus ratos de ocio
--que eran los más.
Algunos
dicen que se escuchan voces,
tal vez
de los antiguos habitantes
del
valle de Lima, ofrendados
a los
dioses después de una tranca con chicha
de jora,
o quizá
de las pobres bestias sacrificadas
y
convertidas en trofeos
para el
deleite de la masa.
Ahora
puedo ver en tus ojos
una
imagen de los antiguos ritos
de Venus
--hipóstasis
cantada por bardos
y boleristas en rocolas
de otras
épocas.
Frente
al castillo el mar de Chancay
guarda
memoria de añosas ceremonias
mientras
miles de promesas
son
urdidas al caer la tarde.
En el
viejo castillo sin fantasmas
escanciamos
de nuestros vasos
plastificados,
esperando
que la Noche nos dedique
sin más
una de sus mejores sonatas.
Márlet Ríos
Cascashoko
Una antigua ciudad
De piedra misteriosa
Será nuestro refugio
Para los días lóbregos,
Una verde campiña
Velará nuestros sueños
Muy lejos de autopistas
Y nubes hollinientas.
Sumac sipas, la piedra
Secular añorada
Hablará de cernícalos
Y mitos estelares,
De hermandades de bronce
Que persisten aun hoy,
Mientras nos envolvemos
En caricias y ritos
Infernales, de ensueño.
Márlet
Ríos