“CONOCERNOS
DESDE LA POESÍA ES CONECTARNOS CON LO MÁS PROFUNDO DEL SER HUMANO Y CON LOS
ABISMOS DE LA REALIDAD”
ENTREVISTA A
JUAN CRISTÓBAL
LOS AÑOS 60
1.
Edgardo Tello y Javier Heraud son los
paradigmas poéticos (y éticos) de su generación. ¿Qué tan cerca estuvo de
seguir esa vía?
Muy cerca,
pero creo que me faltó decisión. Hubo algo de indecisión y cobardía, eso lo
siento y lo recuerdo hasta hoy. Y lo lamento.
2.
¿Cómo logró conciliar su actividad
política de militante revolucionario y su labor poética?
Fue y sigue
siendo una experiencia inolvidable, pues me dio, para el trabajo literario, dos
caminos importantes: la disciplina, y el hecho de acercarse conscientemente a
la realidad y a la conciencia de esa realidad, incluida la de los seres
humanos, especialmente a través de las capas más explotadas y humilladas.
3.
¿Qué tanto influyeron los grandes
cambios sociales y culturales de esa época en su discurso poético? ¿Hay hilos
dialógicos con la poesía de otros miembros de su generación?
Mucho. La Revolución
cubana fue fundamental para la conciencia y la memoria de nuestra generación.
Luego la presencia del MIR, liderado por Luis de la Puente Uceda, y el ELN, por
Héctor Béjar. Eso influyó también en todo el ámbito social y cultural del país.
Lo cual no significó –en mi caso– que tuviera que hacer eso que llaman “poesía
militante o de protesta”, sino que estuve más cerca de una poesía que hurgaba
en los conflictos interiores de los problemas sociales y del ser humano, lo cual
siempre me interesó e interesa, aun cuando ahora ya no escriba.
Hilos
dialógicos los hubo no solamente con los miembros de mi generación, a pesar de
las distintas opciones poéticas que teníamos, sino también con miembros de
otras generaciones, y eso viene desde muy atrás, con Melgar, por ejemplo, o con
Caviedes.
4.
Es autor de dos de los libros más
emblemáticos de la poesía peruana del último tercio del siglo XX: El osario
de los inocentes y Los rostros ebrios de la noche. De alguna manera,
ambos reflejan el espíritu de la época (los 70 y los 90) e interpelan a nuestra
sociedad. ¿En qué medida la poesía puede lograr esto sin caer en lo
panfletario?
Respecto a
los libros que nombras, un paréntesis. Son dos libros muy queridos, no solo por
el tiempo y las diversas experiencias que me tocó afrontar y pasar para
escribirlos, que van desde la cárcel hasta el tiempo que tuve que vivir con
gente malandrina, en ámbitos delincuenciales, sino por lo que representan: el
surrealismo. El primero, desde las orillas de los sueños. El segundo, desde los
acantilados de la marginalidad. Dos de mis vertientes más queridas.
En cuanto a
la pregunta. Caer en lo panfletario es un camino muy fácil, superarlo y no caer
en su pozo es lo difícil. A mí me ayudó superar hechos difíciles en mi vida
militante. Además, un poeta chileno, Jorge Teillier, me apoyó, con su amistad y
ética literaria a reconocer que había que tomar ese camino y no el del
facilismo.
5.
Por esos años, la labor poética era
fundamentalmente de hombres, salvo los casos concretos de Rosa del Carpio,
Sarina Helfgott, Blanca Varela, entre otras. Las antologías oficiales de poesía
solían invisibilizar a las poetas peruanas. ¿A partir de qué año cree que
empieza a cambiar esto?
Intuyo que a
partir de los 90, cuando la lucha de la mujer, en todo el campo de la sociedad
y en el mundo, se hace evidente y decisiva. Un claro ejemplo es el de Blanca
Varela, poeta de los 50, que, cuando estaba casada con un pintor famoso pasaba
como oculta, invisibilizada en y por su generación. Pero cuando se produce su
separación asoma como un sol enorme y profundamente generoso, lleno de
sabidurías, y es cuando comienza su anclaje respecto a las escritoras
siguientes. Hay, sin embargo, poetas (incluso las que mencionas) que la sociedad
y la crítica oficial mantienen en el anonimato hasta el día de hoy, es el caso
de Magdalena Chocano, una excelente poeta de los 60, que ha escrito poco, pero
esencial.
6.
El poeta piurano Roger Santiváñez ha
dicho que la tragedia de la generación poética peruana de los 60 fue “su fe en
una revolución que se frustró”. Luego de la caída del Muro de Berlín y del
socialismo realmente existente, ¿qué queda para defender en esta época
posmoderna y de transición?
No comparto
lo de Santiváñez porque el camino que quisieron abrir el MIR y el ELN no fue un
proceso “frustrado”, sino solamente una “derrota” en esos años de la historia,
que es necesario –el proceso– retomarlo, comprendiendo los aspectos y los
sujetos nuevos de la realidad y qué cambios y caminos hay que producir para
hacer posible la utopía de la esperanza, es decir, el socialismo, pero no uno
dependiente ni burocratizado, que, cuando germinó, sí llevó a la derrota y frustración.
7.
¿Qué piensa de los grupos de
poesía? ¿Estuvo cerca o colaboró con alguno durante los sesenta?
Los grupos
literarios son posibles, y hasta necesarios, digamos, siempre y cuando colabore
con los cambios que aspiran las grandes mayorías, y que sepan considerar,
honestamente, sus límites: que ellos no cambiarán la sociedad, pero pueden
ayudar a desbrozar todas las raíces que ensombrecen, mutilan y corrompen
nuestra sociedad. Y siempre y cuando lo hagan clara y sensatamente.
Yo colaboré
con un grupo que formamos en la Universidad Mayor de San Marcos, en la Facultad
de Letras, cuyo nombre era Piélago, que tuvo entre sus miembros a dos notables
poetas: Juan Ojeda e Hildebrando Pérez Grande, y a un amigo de la revista, el
poeta, igualmente de importante, Julio Nelson.
LA PERSEVERANCIA
8.
El poeta norteamericano Kenneth
Rexroth dijo una vez, con cierto cinismo, que escribía poesía “para seducir
mujeres y atacar el capitalismo. En ese orden”. Luego de seis décadas de trayectoria, ¿para
qué y por qué sigue escribiendo poesía?
Para atacar
al capitalismo desde todos sus ángulos y resquicios. Y para conocer mejor la realidad en que
vivimos y qué tipo de seres humanos somos y cómo nos realizamos o podemos
realizar. Conocernos desde la poesía es conectarnos con
lo más profundo del ser humano y con los abismos de esta realidad, tan
colapsada por el tiempo.
9. No
son muchos los poetas peruanos que mantienen la perseverancia de seguir
publicando durante varias décadas y en forma regular. ¿Tiene una disciplina
inherente o un planeamiento estratégico?
Las dos cosas,
pero no de manera consciente, sino cuando la obra está en proceso de maduración
me doy cuenta de lo que estoy haciendo y en qué pozo me he metido y cómo puedo
salir de él. Porque siempre parto de cuestionarme en mis adherencias personales
para poder lograr cosas superiores en la vida (diaria) y en la literatura.
Porque la poesía es un camino diario y permanente.
10. Luego de tres décadas de la caída del Muro de
Berlín y del socialismo realmente existente, ¿cree que aún es factible un
sistema político-económico que no le ponga límites al arte, en el que se
respete lo que enarbola el Manifiesto por un Arte Revolucionario
Independiente: toda libertad en el arte?
Cuando se
habla de un Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente, de esta o de
cualquier esfera, se me espeluzna el cuerpo, me da miedo y tiemblo ante su enunciado,
porque creo que el Arte no puede ni debe transitar vía un manifiesto, ya que solo
hablar de un manifiesto es germinar, lamentablemente, el nacimiento y la
injerencia de ciertos dogmatismos y burocracias mentales, aunque no se quiera
ni pretenda. Es decir, no debe tener límites de ese orden, pero sí en lo moral
y ético. La única limitación debe partir de ello y llegar, fresca e
inocentemente, a nuestra sensibilidad para hacer posible un Hombre Nuevo, lleno
de libertades personales y responsabilidades colectivas.
LOS NUEVOS
POETAS
11. En los últimos años, en nuestro país los
poetas jóvenes están usando intensamente las nuevas tecnologías de la
información y los soportes tecnológicos de estos tiempos. Esto hace que se
redefina el rol de la poesía en nuestra sociedad. ¿Cuál es su mirada de este
proceso?
Cualquier
nueva tecnología de la información no debe redefinir el rol de la poesía, lo
único que puede y debe hacerlo es la lealtad con uno mismo y con los otros. La
lealtad y honestidad deben dignificar nuestro rol no solo como poetas, sino
como seres humanos, el penúltimo peldaño de la humanidad, al cual debemos
aspirar de manera íntegra e incólume. Porque no debe haber separación
(artificial) entre el ser humano y el poeta.
12. Me da la impresión de que lo pretencioso y lo
deleznable son los elementos principales de la poesía que se escribe hoy en día
y no solo en nuestro país. ¿Qué piensa usted? ¿Lee poesía peruana contemporánea?
Esa impresión
que tiene es cierta. Es producto de la influencia del capitalismo salvaje en
nuestros roles como ser humano, ya que nos hemos vuelto dependientes y
acríticos de nuestras responsabilidades.
El problema es cómo superarlo. Cada quien puede tener un rumbo para
hacerlo, pero eso resulta más dignificante y posible si va acompañado de una
militancia social, sea o no partidaria: desde la atalaya que se pueda y donde
nos encontremos, aunque sea lleno de escepticismos.
Por eso leo
lo que me indica cada día, cada momento, cada estación del año, cada proceso
histórico, cada experiencia o descubrimiento personal. Y no solo poesía
peruana, sino toda poesía, toda literatura. La poesía no puede tener
nacionalidad, sino ser universal como el amor que todo lo procesa, comprende y
dignifica.
13. ¿Está preparando un nuevo libro actualmente?
¿Piensa publicar otro libro de investigación como el famoso Good Bye, Mister
Haya?
Acabo de
publicar un libro de poesía, Abismos (la voz del perdón), donde trato de
enfrentarme a tantas cosas negativas que experimenté en la vida (desde la
infancia hasta la senectud) para tratar de aceptar, en este momento caótico y
desesperanzado, las responsabilidades que se me presentan al final de mi
existencia. Es decir, el libro trata de ser el puente de salvación de mis días
y de mis últimos miedos y temores. Con este libro último que publiqué y
publicaré, creo haber alcanzado suficientes sueños y umbrales diferentes para
seguir insistiendo en las mismas disquisiciones de lo mismo. Como en el fútbol,
hay que saber cuándo retirarse.
El libro que
mencionas no es una investigación, sino una recopilación de cartas hecha con
varios amigos y amigas, una de ellas, Patricia del Valle, poeta y arquitecta,
recientemente fallecida. El libro del cual se puede decir hice una
investigación es con el de ¡Disciplina, compañeros!, que es un trabajo
testimonial tomado a varios dirigentes que fueron apristas y que dejaron de
serlo (como se demuestra en las cartas de aquel otro libro) por la traición
permanente de su líder Haya de la Torre. Ese trabajo me costó cerca de 8 años
para realizarlo, pero me complace, hasta ahora, de su nacimiento, pues ha
servido, no solo para el conocimiento de los trabajadores, militantes o no, de
las diversas formas de traición de un partido que se decía histórico, sino
también para la creación de otros libros parecidos.
Entrevista
hecha por Márlet Ríos, el 6 de noviembre 2023, vía correo electrónico.
I
La lluvia huyó a las colinas
La noche no tuvo tiempo para brillar
En los cabellos desordenados de los puentes
II
Los gritos fueron inscritos
En los troncos humildes de la aldea
Los niños nos vieron caminar
Como sombras infelices de la infancia
III
Nada quedó en la memoria del abuelo
El invierno se ahogó como el alma del ciruelo
La realidad desconoció nuestros cuerpos
Y el viento nos envolvió
Con la torpe madeja del fracaso
IV
Dando vueltas en el río
Los sueños se abandonan
En nuestras solitarias tumbas familiares
V
Tiemblan los troncos podridos del verano
Ladran los perros a las almas vagabundas de la noche
Los grillos endulzan la voz a los perdidos caminantes
VI
Como solitario gesto deslumbrado
Como suave lienzo volviendo de las nubes
La felicidad se va de mi memoria
VII
La serenidad se aprende en las hogueras
Los pescadores dialogan con la memoria del abuelo
Las bodegas iluminan las charcas de la tierra
Los sueños roban el pensamiento del pasado
XIII
(Canción de los
bebedores)
“Los poetas de los lares
Son unos buenos muchachos
Pero tienen el defecto
De ser un poco borrachos”
“Si son borrachos qué importa
A nadie le deben nada
Ellos pagan lo que pueden
Al llegar la madrugada”
De El osario de los
inocentes. Lima, ediciones Quipu, 1976.
Juan Cristóbal, Pepe para sus amigos, dice lo que es. Su palabra se hace y lo hace. Creo que sin su poesía el Perú estaría incompleto. Y él mismo sería otro.
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