A
un viejo profesor anarquista
tu sombrero ingobernable
guarda en la memoria
himnos voces estentóreas
de 1930
cuando embestías sin odio
contra símbolos infames
de tiranía y opresión…
tu sombrero dinamitaba
estatuas de orgullosos generales
mientras negras banderas
entonaban altivas cantos libertarios
NI DIOS NI AMO
para tus ojos refractarios
añorando huelgas de tranvías y
productores
esquilmados
en Londres Chicago
Vitarte
violentamente reprimidas
sables cortando con fruición
desgarrando la piel
el viento
mientras es tiempo de impugnar
con rabia su odiosa autoridad
y voces desgarradas
de hombres y mujeres inermes
todos eternamente jóvenes
como tú
cantando
trazando surcos sobre la tierra
disparando
desafiando sus leyes
escribiendo contra los gobiernos
organizando
aboliendo las patrias
leyendo poesías de futuro
soñando
amándose libres
destruyendo las cadenas
y cayendo ante furiosas balas
certeras
Eternamente invictos……..
Un mito deleznable
El mito dice que, por estas latitudes, el anarquismo se extinguió
indefectiblemente en 1930. Su ciclo habría terminado cuando se fundó el Partido
Aprista y el Partido Comunista (luego de la muerte del Amauta). Luego de
conseguir la jornada de ocho horas en el Callao (1913) y en todo el país
(1919), el anarcosindicalismo habría terminado absorbido por el llamado
"Partido del pueblo". Esto no niega el hecho de que muchos
anarquistas se volvieron apristas (v. gr., Adalberto Fonkén).
Los historiadores oficiales olvidan deliberadamente que La Protesta, el principal órgano del
anarquismo de la región peruana, siguió apareciendo en la década de 1930 y en
años posteriores (en una segunda etapa hacia 1947-1948 como órgano de la
Federación Anarquista del Perú). Hubo núcleos anarquistas en Lima y fuera de la
capital. El compañero Teobaldo Cayetano Morales perteneció a una célula
anarquista llamada “Brazo y cerebro”, adscrita a la Estrella del Perú
(importante gremio de panaderos). Cayetano llegó a alcanzar la secretaría
regional (Lima) de la Estrella del Perú, en 1963. Hasta comienzos de los 60
operó la Federación Anarquista del Perú que editó el folleto “El
anarcosindicalismo en el Perú”. Wenceslao Zavala Grimaldo fue secretario general
de esta. En los 70 hubo núcleos anarquistas entre los panaderos de Chorrillos.
El Instituto de Estudios e Investigación de Cooperativas y Comunidades
(Indeicoc) fue un centro de inspiración socialista libertaria surgido a
comienzos de los 70. Uno de sus postulados centrales era el siguiente: “El
individuo como objetivo final de la sociedad y no como medio, lo que implica
reconocer la calidad igualitaria de todos los hombres y el derecho a su plena
libertad –entendida esta como supresión de cualquier forma de dominación–
(económica-social-política-cultural), donde la ayuda y colaboración mutuas sean
principios morales rectores”. En el Indeicoc se discutían temas caros al
pensamiento libertario. Jaime Llosa, Gerardo Cárdenas, Víctor Gutiérrez Saco,
entre otros, fueron sus principales animadores.
Hacia el 2010, anarquistas de Lima establecieron nexos y coordinaciones
con gremios y sindicatos, algunos surgidos a partir del 2007. Se llevó adelante
una coordinación eficaz de acciones incluso a nivel internacional. Se involucró
a compañeros sindicalistas de la CNT.
El anarquismo presenta un proyecto cultural que a comienzos del siglo XX
resultó muy eficaz para amalgamar voluntades y esfuerzos (testimonios concretos
son las sociedades de resistencia creadas, las bibliotecas obreras, centros de
estudios sociales, teatro obrero, etc.). Como ideología política, su crítica al
Estado nación todavía está vigente. Pero, además, se trata de un ethos para la vida y acción.
El mito ha sido, por lo tanto, desmontado.
Márlet
Ríos